Por Valentín Varillas
Tal y como lo hizo durante el morenovallismo, bajo el amparo del entonces Secretario de Educación Pública estatal, Luis Maldonado Venegas, Jaime Figueroa Velázquez quiere retomar el control de la Dirección General de Educación Física de la SEP.
Esta vez, sin embargo, lo pretende lograr a través de un tercero: Josué Sandi Méndez, su ahijado político.
El padrinazgo pesa, pero para mal.
Figueroa Velázquez es guerrerense y perteneció a una de las familias más poderosas de ese estado.
Es sobrino del ex gobernador Rubén Figueroa, con todo lo que ello implica.
Maltratado en Guerrero por asuntos espinosos, en Puebla encontró cobijo y un espacio para crecer dentro del morenovallismo.
Bajo el manto protector de Luis Maldonado, llegó a la dirección general de Educación Física de la SEP.
Sin embargo, en su estado natal, vivió una realidad completamente diferente.
La prensa, ahí, no tuvo empacho en publicarle algunas de sus inconfesables relaciones.
Según el Diario 21, cuando se desempeñaba como director de la Policía Judicial de ese estado, tenía vínculos con bandas de la delincuencia organizada dedicadas al secuestro.
Como fuente, el periódico cita la denuncia ante la Comisión de Defensa de los Derechos Humanos del ex agente de la Policía Judicial, Francisco Cortés Pastenes, quien señaló a Figueroa Velázquez y a otros 11 agentes, jefes de grupo y comandantes de tener este tipo de ligas.
Antes, la revista Proceso también lo exhibió como uno de los principales responsables de la alta incidencia de secuestros en aquella entidad en el año 2002 .
El reportaje sugiere que desde la policía judicial estatal, se “cuidaba” a ciertos grupos que eran los responsables de la comisión de varios delitos de alto impacto social:
“El jefe policiaco fue señalado de proteger a por lo menos siete comandantes dedicados a cometer secuestros y otros delitos. El denunciante fue Francisco Cortés Pastenes, miembro de la Policía Judicial del estado, cuyos testimonios dieron origen a una averiguación previa; hay dos comandantes más que enfrentan procesos por su presunta vinculación con los secuestros exprés”.
El reportaje asegura que la presión social a su alrededor fue tal, que tuvo que ser destituido por el entonces gobernador, René Juárez Cisneros.
Hoy, por azares del destino y gracias a la “purificación” que la 4T le dio a Luis Maldonado, en la recta final de su vida, algunos de sus oscuros alfiles pueden tener todavía influencia en la vida política de Puebla.
Lejos de sumarle a Sandi Méndez, las ligas con Figueroa Velázquez pueden ser letales para su intención de iniciar carrera en el servicio público poblano.