Por Rocío García Olmedo
El 1 de agosto el estado de Puebla entra a una nueva etapa de vida política. Inicia el gobierno de Luis Miguel Barbosa que concluirá el del 2018 al 2024.
De todas/os es sabido que Puebla ha estado inmersa en los últimos años, en un período de alta complejidad política y social. Período al que se sumó la incertidumbre por el trágico accidente en el que pierde la vida a diez días de su mandato la Gobernadora Martha Erika Alonso. Luego vino un gobierno interino. Una nueva elección. Y ahora una nueva toma de posesión con un nuevo gobernador cuya ruta marcada desde su campaña política es la de la Reconciliación.
Escuchamos con atención las propuestas de gobierno, les daremos seguimiento. Incluso el Congreso del Estado ha dado trámite a la primera de las Iniciativas del Gobernador del Estado, una nueva Ley de la Administración Pública Estatal, ya aprobada y para este momento seguramente también publicada, presentada a través de un grupo de legisladores/as, que como se ha comentado será eje en el diseño de las políticas públicas que implementará este nuevo gobierno.
No podemos ocultar, que las expectativas que se tienen de la izquierda mexicana, han caído en el terreno de la decepción, pero también es cierto que una nueva administración tiene la oportunidad de recuperar la confianza perdida por los desaciertos de la Cuarta Transformación (4T), a nivel municipal y federal.
Por ello el estilo personal que ha asumido el próximo gobernador y que estamos conociendo, ha empezado a notarse, un cambio de actitud que ha incluido lo mismo, encuentros con diferentes sectores productivos diversos y con grupos legislativos de diferentes partidos políticos en el Congreso, mesas de trabajo que dicho sea de paso, esperamos sea la regla general, cuando el gobernador envíe una Iniciativa para su aprobación al Congreso del Estado; uso de redes sociales cada mañana. Sin duda esperanzador, porque permiten ver que poco a poco se ha ido clarificando, que la hostilidad política a nadie conviene.
También hemos tenido conocimiento previo, de los nombres de las mujeres y hombres que le acompañarán en su gabinete; atestiguado del cambio de algunos de ellos antes siquiera de tomar protesta, el fin de semana conocimos de uno más, la declinación del Dr. Ruiz Arguelles quien sería el titular de la Secretaría de Salud. Esperamos que todo sea por el bien de Puebla.
En su época de juventud el gobernador Miguel Barbosa fue priista, lo retomo porque al leer la opinión dominical de José Agustín Ortiz Pinchetti, escribía refiriéndose al perfil de un hombre como Porfirio Muñoz Ledo: “El PRI tiene y tenía sus defectos, pero proporcionaba a los jóvenes disciplina y temple. Los preparaba para ejercer el difícil arte del poder y la tremenda competencia que implica.” Deseo profundamente que esas enseñanzas primigenias le permitan cumplir con Puebla y con las familias poblanas.
Le permitan cumplir también y fundamentalmente con la responsabilidad de construir en Puebla un estado de derecho justamente como nos lo enseñaron en nuestras épocas de juventud cuando nos formamos “como un principio de gobernanza en el que todas las personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a leyes que se promulgan públicamente, se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia, además de ser compatibles con las normas y los principios internacionales de derechos humanos. Asimismo, con la exigencia de que se adopten medidas para garantizar el respeto de los principios de primacía de la ley, igualdad ante la ley, separación de poderes, participación en la adopción de decisiones, legalidad, no arbitrariedad, y transparencia procesal y legal” todo ello, basado en esa, su ruta marcada: la de la Reconciliación.
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