Por Valentín Varillas
Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del presidente electo, Andrés Manuel López Obrador, se ha convertido en una de las principales defensoras del caso Puebla.
Más allá del cariño que debe sentir por el estado, en su óptica, la famosa 4ª transformación nacional no pude iniciar con bases sólidas, si un “monumental fraude” como el que se ensayó en la pasada elección a gobernador queda impune.
Por eso, al margen del bajo perfil público que ha prometido practicar, la mujer que decidió renunciar al cargo de Primera Dama, revisa y analiza información sobre el tema y acuerda con sus más cercanos operar en consecuencia.
Un par de ellos ya pusieron la muestra.
De entrada, Mario Delgado, coordinador de la mayoritaria bancada de Morena en la Cámara de Diputados, quien en plena sesión inaugural de la LXIV legislatura federal, le dedicó la parte final de su discurso a exigir justicia y que se respete la voluntad de los poblanos expresada en las urnas.
De frente a Rafael Moreno Valle, vicepresidente de la mesa Directiva del Senado, uno de los personajes de mayor cercanía con López Obrador dejó en claro la importancia que para ellos tiene el obtener una sentencia favorable por parte del Tribunal Electoral federal.
Por su parte, Tatiana Clouthier, también diputada federal, en su columna publicada por El Financiero, hizo referencia al tema de la elección poblana y la alquimia numérica que se ensayó aquí en el conteo de votos:
“Por ejemplo, en Puebla, Morena ganó 19 de 22 diputaciones locales y 8 de 12 federales. También ganó las dos senadurías y muchas alcaldías, y ni se diga el arrastre que tuvo Andrés Manuel López Obrador”.
“Por todo lo anterior, es casi imposible pensar que la gente haya votado por la candidata del PAN a la gubernatura. De hecho, desde el inicio, el proceso estuvo afectado por violencia y denuncias”.
“Hoy en Puebla se busca violentar la decisión de la ciudadanía; es decir, imponer un gobernante a modo, en lugar de respetar el deseo de las mayorías expresado en las urnas”.
Las referencias anteriores nos enseñan que existe una intención clara de que el caso Puebla no se condene al olvido y se mantenga presente en términos de opinión pública y publicada.
Imposible saber qué tanto pueda influir todo esto en el ánimo de los magistrados que deberán decidir qué futuro político viene para Puebla.
Mientras, los más cercanos al próximo presidente ya están haciendo su chamba.
