Por Jesús Manuel Hernández
El pasado viernes los legisladores poblanos vivieron momentos de tensión y hasta de comportamientos ridículos. En el orden del día estaba el asunto de la votación sobre el dictamen de la Comisión Inspectora sobre la cuenta pública de la administración de Eduardo Rivera en el año 2013.
Los diputados recibieron las señales correspondientes para orientar su voto. Ya se ha contado sobre la llamada de Enrique Ochoa Reza para pedir el cambio de voto de los priístas a favor de inhabilitar a rivera por así convenir a los intereses del PRI en el Estado de México, aunque Estefan Chidiac haya reconocido que rivera es un perseguido político.
Pero qué sucedió entre los legisladores panistas, sobre todo entre quienes por décadas han caminado al lado del grupo de Rivera Pérez e hicieron su carrera con las mismas bases ideológica que el hoy condenado y multado.
Cuentan que uno de los principales legisladores, cercano a Jorge Aguilar Chedraui recibió la orden de llamar telefónicamente a uno de los más cercanos colaboradores de Rivera para enviar un último mensaje.
La llamada entró y se escuchó del otro lado “dile a Lalo que hable, que llegue a un acuerdo… Aún se puede negociar”. El escucha le sugirió al diputado que le llamara directamente a Rivera, pues él, no estaba en condiciones de ser el puente elegido.
Del otro lado de la línea, se escuchó al diputado decir: “Aún podemos parar esto, ya tenemos redactadas las tarjetas informativas para los DOS GOBERNADORES…”.
Finalmente, el hecho se consumó, pero vuelve a dejar en evidencia un asunto, los diputados tienen “dos gobernadores”, el que se fue y el que se quedó, el que los llevó a la curul y el que les está pagando… ¡Vaya indiscreción!
O por lo menos, así me lo parece.