Por Valentín Varillas
No, ni de chiste, la sumisa posición mostrada por el Comité Ejecutivo Nacional del PRI en torno al aumento de precios de los combustibles, es compartida por toda la militancia tricolor.
La manifestaciones públicas de apoyo al gobierno federal, operadas directamente por los alfiles incondicionales del presidente Peña al interior de ese partido (Ochoa Reza, Gamboa Patrón, Ramírez Marín) indignaron hasta el hartazgo a otros liderazgos importantes del tricolor.
En la cuenta del PRI en Twitter, de manera por demás rápida y obsesiva, se garantizó el espaldarazo total y sin adjetivos a la alza de las gasolinas y la consecuente escalada inflacionaria que esto ocasionará en la economía nacional.
El mensaje fue contundente:
“Respaldamos a @EPN por esta medida responsable, que preserva la estabilidad de la economía de nuestro país (sic). #SomosPRI.”
Sin embargo, al mismo tiempo que se hizo público lo anterior, al escritorio de Enrique Ochoa Reza llegó una carta demoledora que destrozaba sin piedad la posición oficial del partido.
La misiva la firma el senador por Chihuahua y ex gobernador de aquel estado, Patricio Martínez García.
En ella, sin falsas cortesías y prescindiendo del siempre hipócrita “cuidado de las formas”, el legislador explota contra el órgano de dirección priista y expone parte de las mentiras oficiales que el gobierno de la República ha esgrimido para engañar a la sociedad sobre las causas y consecuencias reales del “gasolinazo”.
En el documento, cuya copia posee quien esto escribe, hay párrafos dignos de enmarcar y guardar para la posteridad.
Debido a su valía, lo publico completo.
Como puede darse cuenta, Martínez echa por tierra, con datos duros, la explicación de la medida por parte de Peña y su gabinete.
Además de tacharlos de mentirosos, expone crudamente cómo el PRI se ha olvidado de las causas populares y ha sido tomado como rehén por un grupo que únicamente vela por sus beneficios particulares, lo cual ha tenido y tendrá consecuencias demoledoras en lo político para ellos.
Después de analizar las línea escritas por el senador, es evidente que no puede haber marcha atrás.
La rebelión en el PRI, contra el presidente Peña y su grupo ha comenzado y sin duda arreciará a medida que se acerque el proceso electoral de 2018.
La situación de ese partido no puede ser más desastrosa:
El gobierno federal emanado de sus filas, es el peor evaluado de la historia política mexicana y la caída seguirá, imparable, hasta el término del sexenio.
Ha perdido estados claves en la renovación de la presidencia y ahora enfrenta una fractura irremediable que puede traer como consecuencia a corto plazo una desbandada histórica y su probable desaparición del sistema de partidos nacional.
