Por: Rodolfo Rivera Pacheco
Desde que el morenovallismo ganó la elección de 2010, en el BEAP hemos venido midiendo varios procesos electorales que se verificaron en Puebla. Hubo comicios en 2012, en 2013, en 2015 y habrá en junio de este año. Y aprendimos varias cosas.
En primera, que el operador por excelencia que es el propio Gobernador, actúa con mayor énfasis en procesos locales que en federales. En 2010 y 2013, la operación (de todo tipo, legal y no tan legal) de Moreno Valle fue determinante para que su grupo ganara las votaciones en forma contundente. En 2012 y 2015 solo se “movió” en algunas zonas o Distritos que más le interesaban; en el resto prácticamente no intervino y de ahí los resultados favorables al PRI en dichos procesos.
También hemos visto que –en los procesos locales que sí le interesan- siempre que en nuestras mediciones traemos “empates” (Municipales, Distritales), al final el candidato del morenovallismo “gana” por una diferencia de varios puntos porcentuales (entre 5 y 7).
¿Qué ocurre? ¿Nos equivocamos los encuestadores? Para nada. Lo que pasa es que la “estrategia” morenovallista siempre se “luce” el día de la elección y con varias triquiñuelas nos “mete” a los encuestadores varios puntos porcentuales en las tendencias que nosotros no traíamos en las mediciones “naturales”: Votos golondrinos (que ya he explicado hasta el cansancio cómo opera), compra de votos directos, compra de representantes y de los propios movilizadores del PRI, amenazas a líderes de colonias o Municipios, y un largo etcétera.
Así nos ha pasado una y otra vez en procesos locales en Puebla desde que Rafael Moreno Valle obtuvo el poder.
Por todo lo anterior, ahora que todas las mediciones demoscópicas (serias, que ni siquiera se han publicado, de uno y otro bando) apuntan a un cerrado empate en el inicio de la campaña por la minigubernatura entre Blanca Alcalá y Antonio Gali, eso indicaría que Moreno Valle y su estrategia bien podrían repetir lo que hemos visto (los encuestadores) y al final ganar la elección de junio próximo.
Sí, pero…
Hay varias situaciones que esta vez pueden marcar la diferencia y provocar que el PRI y su abanderada ganen la elección.
En primer lugar importantísimo: Ahora los del PRI ya saben (eso creo, pues) lo que acabo de narrar.
Saben que sus operadores y movilizadores son comprados una y otra vez por el dinero del Gobernador antes, durante y el mismo día de la elección. Ya saben lo de los votantes golondrinos y ya pueden detenerlos (si llegan acarreados de otros Estados, simplemente implementar un operativo carretero con policía federal que detenga autobuses sospechosos, por ejemplo). Ya saben que habrá compra de votos. Ya saben que los liderazgos están amenazados o maiceados. Ya saben que hay y habrá traidores que se vendan por unas monedas. Ya saben que grupos como Antorcha Campesina o el SNTE siempre juegan doble juego. Vamos, esta vez los priístas no pueden alegar ignorancia.
En segundo lugar, esta ocasión los priístas cuentan con el Gobierno Federal de su lado. Y aunque eso ya ocurrió supuestamente en 2013 (pero dejó solos a muchos candidatos a Alcaldes incluido el pobre de Agüera), ahora en teoría el PRI nacional sí quiere ganar porque es la antesala para que en 2018 haya suficientes gobiernos tricolores que posibiliten una cada vez más complicada victoria en la elección presidencial. Eso dicen todos los líderes nacionales: Secretarios de Estado, el líder del CEN, funcionarios y Delegados, todos pues.
Manlio Fabio Beltrones les dijo una y otra vez en el famoso “Conclave” en el CEN de los diez aspirantes a la candidatura a la minigubernatura, que sabe perfectamente de los planes e intenciones de Moreno Valle, que sabe que quiere ser candidato presidencial, que sabe de su manejo discrecional del presupuesto para operar electoralmente, en fin, que no iban permitir que esta vez se salga con la suya. Que lo van a apretar desde muchos frentes y que él (RMV) se va a dar cuenta y tarde o temprano sacará la banderita blanca de rendición de la plaza.
En tercer lugar, Blanca Alcalá y su equipo saben que tienen que poner atención a todo lo anterior y también a la actuación de los organismos electorales en Puebla en manos de mayorías morenovallistas.
Cuarto. Blanca Alcalá y sus estrategas saben que debe hacer –sea su estilo o no- una campaña electoral de contrastes, usando todo lo que la gente dice en contra del Gobernador y su grupo. Es sencillo: La gente se queja puntualmente de varios temas en todo el Estado. Pues eso es lo que hay que destacar en la campaña y decirle a la gente que Moreno Valle y su candidato han venido mintiendo una y otra vez y que ahí están las consecuencias en cada región del Estado.
Y quinto. Blanca Alcalá debe aprovechar la coyuntura negativa que ha venido sucediendo desde hace varias semanas para los planes del Gobernador. Se le cayó la alianza con el PRD. Seguramente también Nueva Alianza peleará del lado del PRI por operación nacional de Los Pinos y de Manlio Fabio Beltrones. Y los golpes en la prensa nacional sobre malos manejos del presupuesto y los mentados “PPS” han sido de antología.
Finalmente, la salida de Antonio Gali de la Presidencia Municipal de Puebla deja un mal sabor a la ciudadanía que votó por él. Panistas verdaderos resentidos, burócratas despedidos, ciudadanos enojados por las políticas autoritarias del morenovallismo, perseguidos políticos y opositores de todos los estratos (ambulantes, empresarios, etc.), todos, todos se dan cuenta que Gali no cumplió con su período en el cargo de Alcalde y que es simplemente un instrumento del Gobernador para cumplir sus objetivos. Lo usa pues.
Entonces, si juntamos todos los puntos… Blanca Alcalá sí que puede ganar. Ayer logró juntar a miles de priístas y líderes de todo el Estado simplemente porque ellos ven que esta vez sí se puede ganar. Hay optimismo y se les nota.
Y eso lo saben del otro lado también. Si no, para qué tanto ataque en redes sociales a Alcalá, tratando de identificarla a toda costa con Mario Marín. Eso ya lo hicieron en 2015 con los candidatos a Diputados y la gente ya ni los peló (a la estrategia morenovallista, pues). Se les nota preocupados. Por eso también avientan a un peleonero parlanchín como Javier Lozano a encabezar la “estrategia” de comunicación de la campaña, aunque creo que con poco éxito: Lozano es bastante odiado en redes sociales como para que ahora caiga simpático a la gente. Creo que se equivocan una vez más.
Sinceramente creo que Moreno Valle sí quiere ganar la elección de 2016 (es de vital importancia para sus proyectos nacionales). Y hará todo lo que esté a su alcance para lograrlo, pero… como ya también apunté aquí mismo hace algún tiempo y que fue lo que me dijo un conocedor en profundidad del grupo morenovallista: Esperará a ver cómo van las cosas y si no marchan bien, faltando un mes o algo así para la elección, pactará con el Presidente Peña Nieto para salir lo mejor librado, deteniendo por el momento o simplemente posponiendo planes presidenciales.
Repito: Blanca Alcalá sí puede ganar. Es un hecho.