Por Jesús Manuel Hernández
La noticia le dio la vuelta al mundo, sobre todo en Europa donde el presidente de México arribaba al aeropuerto de París para participar en los festejos de la independencia.
En febrero del año pasado Joaquín Guzmán apodado “El Chapo” había sido recapturado luego de fugarse de otra de las cárceles de “alta seguridad” en territorio mexicano. El entonces procurador Murillo Karam descartó la extradición a Estados Unidos, precisamente por que El Chapo, dijo, no podría fugarse de la más moderna y segura prisión del país.
No duró más de año y medio en su nuevo domicilio del Altiplano.
El hecho de la fuga constituye todo un reto a las autoridades, presenta un escenario donde el crimen organizado, o al menos El Chapo, tienen más poder y más organización para efectuar sus operativos.
La realidad nos acerca a responder a la pregunta que hizo ayer mismo The New York Times ¿Quién manda en México?
A juzgar por los hechos: ¿quién tuvo más manejo de inteligencia e información, quién pudo controlar los quehaceres del penal desde dentro, quién tuvo más capacidad de planeación sobre cómo vulnerar la seguridad del penal más bien vigilado del país donde está una buena parte de los delincuentes más importantes incluido el asesino juzgado por el asesinato de Luis Donaldo Colosio?
El mensaje dejado por El Chapo a los mexicanos y al mundo entero es bastante claro, el narco, o por lo menos el cártel que él dirige tiene más capacidad de operación que el propio gobierno.
La fuga de Guzmán Loera por segunda vez, la primera fue en 2001 de la prisión de Puente Grande, deja muy mal parado al Presidente Peña Nieto, peor a su sistema judicial y arrastra a figuras como Miguel Ángel Osorio Chong, Secretario de Gobernación y demás funcionarios de seguridad federal e investigación.
Peña Nieto desde París envió un mensaje luego de anunciar los avances comerciales de México y Francia y dijo “es un hecho lamentable, indigna y es una afrenta para el Estado Mexicano”.
En una parte de su mensaje pronunció: “Me tiene profundamente consternado”.
Y bueno si al presidente la fuga de El Chapo lo tiene consternado, al pueblo de México, éste y otros hechos le tienen no sólo consternado, preocupado, alarmado y cansado.
Urge la respuesta a la pregunta ¿Quién manda?
