Debe destacarse que el gobierno mexicano ha capturado a los capos más buscados justo en el marco de encuentros importantes del presidente Peña. Me refiero a la visita de Barack Obama y la captura del Chapo Guzmán, así como a la reciente aprehensión de La Tuta en los días previos a la visita de Peña Nieto a Reino Unido. Como en política no hay casualidades, solo la prensa cercana al presidente no cuestiona “el momento” de las aprehensiones. Los periodistas cercanos a Los Pinos creen que los astros se alinean cada vez que el presidente tiene una reunión importante. ¿Pecan de inocentes o solo lo aparentan?
Más allá de estas “coincidencias”, no es mala noticia que los capos sean aprendidos, aunque ello debiera supone un primer paso para desmantelar sus grupos criminales. No obstante, el gobierno mexicano considera la aprehensión como punto final de una historia que, para su desgracia y la nuestra, mañana tendrá un nuevo personaje.
Dos cosas llaman la atención a raíz de la aprehensión Servando Gómez, La Tuta. La primera de ellas es que La Tuta no fue consignado ante un juez federal por el delito de homicidio, sino solo por el de Delincuencia Organizada. La cuestión no es intrascendente si se toma en cuenta que el grupo que lideraba La Tuta fue uno de los principales culpables de matanzas en Michoacán. Las pregunta son obvias: Si no fue La Tuta, ¿quién ordenó los homicidios? ¿Quién es el responsable de tantas muertes?
Es cierto que los capos como El Chapo o La Tuta están tras las rejas por haber traficado drogas, pero no puede pasarse por alto que no lo están por los homicidios de miles de ciudadanos mexicanos. La cifra de muertos en lo que va del sexenio del Presidente Peña Nieto asciende a los 29 mil (calculada a julio de 2014, según el Sistema Nacional de Seguridad Pública, aunque el diario Zeta considera que son 37 mil). Al presidente y a la ahora procuradora habría que preguntarles si La Tuta es culpable de algunas de esas muertes. Si no lo es, alguien más sigue libre y el gobierno no ha cumplido su labor. Pero, si Servando Gómez y su grupo fueron responsables, entonces ¿por qué solo consignarlo por delincuencia organizada? No vale como respuesta que aún se está investigando, pues la PGR debiera tener listo un expediente en contra del capo y no esperar a su captura para que –cándidamente– “confiese” sus delitos (lo que en todo caso no hará).
El segundo aspecto que llama la atención es el silencio respecto a los videos de La Tuta con políticos y empresarios, y su relación con diversos grupos de poder en Michoacán. ¿Hay más videos de La Tuta? En otros países, la detención de criminales traen aparejadas las de políticos, empresarios y personajes importantes porque, en la mayoría de casos, no es posible la existencia y operación de los grupos criminales sin la corrupción política y empresarial. Sin embargo, después de la aprehensión de La Tuta hay un silencio incómodo respecto a los políticos y empresarios que se reunían con él, así como en relación a los videos que –según palabras del propio capo– lo vacunaron.
La detención de un capo, por más importante que sea, es una flor en la primavera que requiere el país. Para desgracia de todos, la aprehensión de La Tuta solo ha servido para que Peña haya visitado el Reino Unido con la cara “más limpia”. Si uno de los criminales más buscados no es responsable de alguna de las 29 ó 37 mil muertes, no es buena noticia en términos de Estado de derecho y combate a la corrupción. En relación a esos muertos, una pregunta flota en el ambiente sin encontrar respuesta: ¿A cuál de ellos mató Servando Gómez, La Tuta?