Publican Eduardo Bohórquez (@ebohorquez) y Rafael García Aceves (@rafagaceves) que Transparencia Mexicana midió cuánto pueden llegar a sumar en un año las “mordidas” para algunos de los trámites o servicios públicos más frecuentes y se identificaron al menos 200 millones de actos de corrupción, de los cuales, en conjunto, las mordidas superaron 32 mil millones de pesos.
Más que un brasileño o un nigeriano? ¿Menos que un español o un iraní? Realmente la corrupción no está en la genética del mexicano, ni está condicionada exclusivamente por los valores o por la cultura. La corrupción está presente por la forma en que nos organizamos e interactuamos como sociedad. Por las decisiones, conscientes o no, que tomamos. Y esas decisiones tienen costos. Costos que todos pagamos.
Tal vez el comportamiento corrupto más común en México es la “mordida”, el soborno que comúnmente pagamos para evitar una sanción o para acceder o facilitar un trámite o un servicio. Transparencia Mexicana midió cuánto pueden llegar a sumar en un año las “mordidas” para algunos de los trámites o servicios públicos más frecuentes, como inscribir a un niño en la escuela, la recolección de la basura, ser atendido en un hospital o evitar ser infraccionado por un agente de tránsito.
En este ejercicio se identificaron, tan sólo en un año, al menos 200 millones de actos de corrupción. En conjunto, las mordidas superaron 32 mil millones de pesos. Demasiados ceros. Treinta y dos mil millones de pesos es equivalente al monto aginado a la Secretaría de Seguridad Pública para el ejercicio de sus funciones en el mismo año. Como sociedad, decidimos gastar en mordidas lo mismo que en seguridad ciudadana.
Esta cifra podrá parecer asunto de gobierno, a menos que hagamos el siguiente ejercicio. El mismo estudio permitió estimar cuánto le costó esta forma de corrupción a cada hogar mexicano. Un hogar mexicano promedio destina el 14% de su ingreso en pagos sobornos. Si un hogar mexicano promedio ingresó aproximadamente $140,000 en 2010, quiere decir que gastó alrededor de $19,600 pesos en sobornos. Dinero tirado a la basura. ¿Qué podría haber cambiado en la vida de esa familia con 20 mil pesos ese año?
Si los mexicanos pagamos ya un precio muy alto por la corrupción, sumemos a ello el costo que tiene sobre nosotros el estigma de ser considerados como una nación corrupta.
* Eduardo Bohórquez (@ebohorquez) es el Director de Transparencia Mexicana, capítulo en México de Transparencia Internacional, un organismo de la sociedad civil que promueve políticas públicas y actitudes privadas en contra de la corrupción y a favor de la cultura de integridad, promoción de la legalidad y rendición de cuentas. Para obtener más información sobre este tema puedes seguir la cuenta de Twitter del organismo en México (@IntegridadMx)