Los candidatos a presidentes municipales, decía, no pueden andar con sus familias de pueblo en pueblo y menos rechazar las ofertas económicas de los narcos para financiarles sus gastos.
“Llegan con nuestros candidatos y les preguntan ¿lana o bala?” dijo el norteño ante el asombro de los tricolores aldeanos.
Obvio es que quienes no están muertos aceptaron la lana y tras de ellos la recomendación de los mandos policíacos para los municipios a fin de proteger el paso de la “machaca”.
La práctica seguramente ha sido una constante en los años siguientes no sólo en Nuevo león sino en todo el país. Y por supuesto en todos los niveles de elección popular.
“Políticos pobres, pobres políticos” era la frase de batalla de Carlos Hank González para justificar su riqueza, acabó por convertirse en una premisa, en un credo de los políticos de todos los partidos.
Vicente fox preguntó ¿cuánto dinero gastará Labastida en la campaña? Al saber el cálculo, les dijo a los miembros de su comité de campaña, si juntamos el doble le entro.
El presidente Peña Nieto seguramente sabe del tema, no pudo haber cerrado los ojos cuando fue gobernador de uno de los Estados donde más dinero de presupuesto se maneja.
La relación entre el dinero y las campañas es una de las principales causas de corrupción y posterior complicidad entre los donadores y los receptores del dinero negro, luego del triunfo los negocios para quienes aportaron son privilegiados, en el mejor de los casos negocios lícitos aunque protegidos por el gobernante; pero en el peor, es la compra de protección para el manejo de la plaza.
Asombra que Peña Nieto quiera terminar con el problema de violencia producida por la narcopolítica sólo cambiando a los mandos de policías municipales, contraviniendo la autonomía, pero más asombra que siga pensando que los problemas terminarán por resolverse con su decálogo cuando la crisis económica está a la vuelta de la esquina.
Ahora marchan por justicia, por defensa de los derechos humanos, ¿qué pasará cuando lo hagan por hambre?
