Que no nos resulten simpáticos a los demás ciudadanos ya es otra cosa distinta. En México los políticos profesionales y los partidos de los que provienen son los personajes e instituciones más desprestigiadas y que generan más desconfianza ante la sociedad en cualquier encuesta. Por una simple razón: Ganan sueldos que ningún empleado común y corriente aspiraría a ganar jamás y además hacen un trabajo relativamente sencillo: acudir a sesiones parlamentarias, despachar en cómodas oficinas y disfrutar del pago de la mayoría de cosas que consumen (secretarias, guaruras, gasolina, comidas, viajes).
Pero de que esa es su profesión… pues no lo podemos evitar. Tendríamos que cambiar todo el entramado sistémico de las democracias occidentales actuales. Y no veo para cuándo eso llegue a ocurrir. O sea, desaparecer partidos políticos, o legislar para que los políticos profesionales no ganen sueldo mientras sirven en cargos públicos (como en las ciudades-Estado griegas) y un largo etcétera. Por supuesto eso no ocurrirá pronto… pues son los políticos emanados de los partidos los que hacen las leyes. Y jamás se darán un tiro en el pie ellos mismos. De güeyes.
Entonces, reitero, es natural que un político profesional se quiera seguir dedicando al trabajo que eligió y por supuesto quiera seguir ocupando cargos públicos.
El problema aparece cuando ese político quiera seguir escalando posiciones, pero utilizando el cargo que ostenta en un momento determinado y, lo peor, que use recursos que no son de él para buscar satisfacer sus aspiraciones futuras.
Porque cuando se trata de cargos de elección popular, lleva varias ventajas con respecto a sus posibles competidores.
De entrada tiene más exposición mediática, pues lo que haga en cuanto a obras públicas o cosas por el estilo, tendrá la cobertura natural de los medios. Pero además, cuenta con recursos públicos –que NO son de él- para aumentar esa promoción para darse a conocer, para posicionar su nombre, sus acciones y con ello mejorar su imagen.
Y eso es lo que ya no se vale. No chinguen. Si un político quiere otro cargo qué bueno. Pero que no joda y quiera utilizar recursos públicos para sus intereses personales. Ya estamos hasta la madre de ello. Lo criticamos durante décadas a los priístas. Pero ahora son supuestos panistas los que lo hacen cotidianamente.
Y ya, basta de tanto rollo. Me refiero a Rafael Moreno Valle y su grupo político en Puebla.
El flamante Instituto Nacional Electoral emitió hace un par de días una amonestación a Marcelo García Almaguer cuando en su calidad de Director de Puebla Comunicaciones, se dedicó a promover el 3er. Informe de su Jefe el Gobernador Moreno Valle, por más de un mes y en decenas de estaciones y canales, con centenas de spots en prácticamente todos los Estados de
En serio uno se pregunta… ¿A quién en Sonora, Baja California, Guanajuato o Jalisco le puede interesar un spot del 3er. Informe del Gobernador… ¡de Puebla!!!??
Vaya, todos sabemos que la estrategia es para posicionar el nombre de Rafael Moreno Valle en todos los Estados del país porque quiere ser candidato del PAN (y de los partidos que se dejen) a
Y todo está muy bien… qué bueno que tenga aspiraciones el señor. Pero… ¿por qué usando recursos públicos que provienen de nuestros impuestos? ¿A mí quién me preguntó si quería que el dinero de mis impuestos sirva para promocionar en spots el nombre de un gobernante en todo el país?
Si alguien quiere que lo conozcan en todo el país pues que pague de SU dinero el desmadrito ¿¿no??
Pues bueno. El INE le solicita a
Vamos, ya podemos esperar la “sanción” al desordenado y abusivo funcionario que malversó recursos públicos para promocionar a su Jefe: Seguro le darán una nalgada por travieso y le dejarán que escriba 10 (diez) frases de “No lo vuelvo a hacer”.
Y mientras Usted y yo, pagando fotomultas, nuevas cuotas excesivas al organismo de agua ya privatizado, y sufriendo el terrorismo fiscal cotidiano.
Increíble.
No se ni para qué me encabrono.