El gobierno inició con la promulgación de la Ley de Víctimas, siguió con el envió de las iniciativas al Congreso y su posterior discusión, modificación y aprobación, tales como la de Telecomunicaciones, Educación, Hacendaria, Financiera; además del anuncio de programas como la Cruzada contra el hambre y el nuevo Plan Nacional de Vivienda.
Esta semana está por aprobarse la reforma electoral y en breve iniciará la discusión y, en su caso, aprobación de la reforma energética.
Aun cuando ya fueron aprobadas, falta la elaboración o modificación de leyes secundarias, y como algunas incluyen reformas Constitucionales resta que pasen por los Congresos Estatales para que puedan promulgarse y se proceda a su aplicación. Lo cual ocurrirá a lo largo de 2014, posiblemente.
Es la aplicación lo que llevará tiempo y más para que empiecen a registrarse los anhelados resultados.
Ya en agosto pasado en este mismo espacio señalé que Peña Nieto no disfrutará del todo de los beneficios que generarán las reformas, precisamente por todo el proceso que conlleva la aprobación y puesta en marcha de la nueva legislación.
Mientras eso ocurre la economía mexicana se mantiene prácticamente estancada, aunque el gobierno tiene puesta la mira en la incipiente recuperación que empieza a mostrar el vecino del norte: Estados Unidos.
En la medida en que mejore la producción industrial y el consumo interno en EU, en la misma medida se elevará la demanda de productos y materias primas procedentes de México. Sin embargo, ello no es suficiente ni seguro para el crecimiento de la economía mexicana.
Se dice que el gobierno federal ejercerá lo más pronto posible el presupuesto de 2014, principalmente en infraestructura y con ello se reactivará la industria en general.
Si bien lo anterior es positivo, no es suficiente para enfrentar el desempleo, la baja calidad de empleo y eñ castigado poder adquisitivo de la población.
En innumerables ocasiones se ha señalado la falta de una política industrial, que defina qué tipo de industria se requiere para el país y las diversas acciones que deben llevarse a cabo para que se productiva y competitiva tanto a nivel interno como externo.
En la medida que se avance en ello se podrá mejorar el empleo y, por consiguiente, las condiciones socioeconómicas de millones de mexicanos.
Por supuesto que no es fácil llevarlo a cabo, pero mientras más se pospongan tales acciones y la esperanza esté centrada en la recuperación del vecino del norte, el desarrollo será muy lento en México en la administración peñista.
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