En el primer tema, el concepto del cambio está presente en el imaginario poblano, al igual que en las mentes de todos los electores en el país. Lo hemos visto una y otra vez en decenas de municipios donde hacemos trabajos demoscópicos (el BEAP, pues): Un buen porcentaje de la gente quiere sacar al partido que los gobierna.
En donde gobierna el PRI la gente se queja de sus excesos y dice que lo van a castigar votando por algún partido de oposición (generalmente el PAN o su alianza en este proceso electoral). Donde gobierna el PAN la gente nos dice que quiere que regrese el PRI porque “los panistas no saben gobernar” o bien han cometido los mismos excesos que antes denunciaban. Los pocos lugares donde gobierna el PRD también recibe un buen rechazo popular.
En Puebla capital es quizás el factor principal en donde centrará su decisión de voto el elector promedio que no suele votar siempre por el mismo partido: ¿Qué siga gobernando el PAN y su alianza encabezada por Rafael Moreno Valle y todo su grupo o bien que haya un cambio y regrese el PRI?
Desde luego, los que siempre votan por el PAN esta vez lo harán también. Los que votan por el PRI esta vez también lo harán. Pero un buen número de personas cambia su voto de acuerdo a la elección. Este grupo hoy aún se encuentra indeciso: ¿El gobierno morenovallista ha hecho tan bien las cosas que debe seguir en el poder o bien es necesario un cambio para que haya equilibrios y porque no todo lo hecho por el morenovallismo ha sido tan bueno?
No lo sabemos aún. La contienda partió de una manera muy competida y al parecer así continuará hasta que termine. ¿Qué prevalecerá en la mente del poblano al decidir su voto?
Y en segundo lugar, las campañas se debaten en el dilema de lanzar propuestas o polarizar mediante la comparación y –por desgracia- los ataques personales.
Creo sinceramente que hasta el día de hoy, las propuestas de las dos coaliciones con posibilidad de ganar, son muy parecidas. En el ámbito económico, de servicios y obras públicas.
Pero en el terreno de la confrontación el candidato opositor –Enrique Agüera del PRI-Verde- destaca como es su papel, las fallas que ha tenido el gobierno actual y que el candidato de su partido no quiere hablar: Inseguridad, pobreza en zonas periféricas y que las grandes obras no benefician a esas zonas.
El candidato del gobierno no puede atacar al opositor porque no ha sido gobernante, pero sí puede achacarle fallas en su paso por la gestión universitaria. Aunque por ahí no hay mucho que hacer, pues a la mayoría de poblanos no les agrada que ataquen a su máxima casa de estudios.
Por todo lo anterior, algunos estrategas de ambos equipos están llegando a la conclusión de que los ataques personales son la mejor vía para que la sociedad se polarice. Pero una vez que destapen esa cloaca, cualquiera puede salir dañado. A cada ataque de uno, el otro revirará con alguno mejor. Creo que por eso los ataques se están quedando en el terreno de las redes sociales, que aunque a muchos nos entusiasman… aún NO llegan al grueso del electorado en Puebla.
Como vemos, en casi todos los rubros de campaña hay hoy una situación pareja.
Entonces…¿Por qué votará el poblano? ¿Cuándo decidirá su voto?
Probablemente el o los debates muevan unos dos o tres puntos las preferencias. Que quizás sean definitivos. O quizás un error grave de alguno de los candidatos.
Porque en cuanto a aciertos, la gente no se entusiasma aún.
Finalmente, vuelvo a comentar con tristeza y preocupación: Ojalá que el resultado final de la elección fuera una combinación de todo lo que he descrito anteriormente, o sea, la campaña, los discursos, la idea del cambio o permanencia, la polarización y hasta los ataques inteligentes. Pero sería un resultado natural producto de la campaña… en la que ganaría el mejor y perdería el que no supo hacer las cosas.
Lo que no se vale (y no tendría madre) es que el resultado final sea producto de la mentada “operación” los días previos y el día mismo de la elección, con la grosera y cochina compra de votantes, acarreo y “movilización” artificial de electores, votantes golondrinos y todas las sucias estrategias que ya conocemos.
Insisto: Así NO hay encuesta que valga. Vaya…¿para qué nos cansamos haciéndolas y analizando al votante, si al final unos bribones decidirán todo?
Twitter: rodolforiverap
