Acá en Puebla, no son pocos los que claman porque las baterías se enfoquen en contra de lidercillos charros, como René Sánchez Juárez, Leobardo Soto, Héctor Posadas Manzano, así como el lenguaraz dirigente sindical del ayuntamiento de Puebla, Israel Pacheco.
Otro ganapán trapero, vividor de la política aldeana que aprovechó el impulso (además del dinero y las sucias manobras) que realizó el entonces presidente municipal capitalino, Mario Marín Torres, para colocarlo como dirigente a modo.
Cómo olvidar cuándo “Pachueco” no era más que un simple burócrata de medio pelo encargado de la oficina de oficialía de partes de la entonces Dirección General de Obras y Servicios Públicos, que cumplía a cabalidad sus 8 horas de trabajo y era el primero en formarse en la fila del checador de la salida.
Apenas llegó al cargo y no sólo olvidó su condición de burócrata sino que empezó a montar su imperio de corruptelas, tan documentadas ya en diversos medios, exaltando su condición de jerga para los zapatos de los ediles priistas y gañán marullero para boicotear a los ediles panistas.
Muchas son las voces que claman por su salida, que daría respiro a la oprimida clase trabajadora municipal que sólo sirve de instrumento de presión. Pena da ver a las barrenderas o a los de palacio haciendo paros labores, sonrientes, enarbolando pancartas donde exigen cosas que ni entienden, obligados por su mafioso líder que los hostiga y amenaza con retirarles prestaciones.
¿Se imaginan si alguien diera un golpe de autoridad y se decidiera a poner orden en el SUETHAP y acabar con la caterva de malandros que lo manejan?.
Pobre Enrique Doger, se quedaría sin su único cotito de poder que le aplaude y le llena escenarios, como la semana pasada en el Country, en donde aseguraron haber metido hasta 20 mil personas, muchas de las cuales eran empleados municipales que fueron obligados a ir, por su líder “Pachueco”.
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