Porque no obstante que existen órganos supuestamente ciudadanos para vigilar el cumplimiento de las normas electorales y códigos que ordenan la aplicación de las mismas, la verdad es que los políticos y partidos –como los delincuentes- siempre van adelante en sus triquiñuelas para no respetarlas, aunque en el papel sí lo hagan.
Y es que no hay otra explicación para lo que está sucediendo en Puebla desde hace meses. Todos, pero absolutamente todos sabemos que los funcionarios y personajes que aparecen en espectaculares, bardas, parabuses, portadas de revistas, microperforados en los medallones de automóviles, autobuses de transporte público, volantes, trípticos y me dicen que ya hasta dentro de microbuses en asientos con leyendas inequívocas de alguno que quiere ser Presidente Municipal… están realizando actos anticipados de campaña.
Todos quieren darse a conocer para que cuando “vengan las encuestas”, ellos alcancen el mentado “posicionamiento” para ser considerados como posibles abanderados de sus respectivos partidos.
El problema es que así no funciona la cosa.
De entrada, en Puebla el Instituto Electoral del Estado es indolente y está compuesto por empleados del gobierno estatal que, explícitamente en voz de su “Presidente”, ya han llegado a la conclusión de que ninguna de estas acciones propagandísticas viola ley alguna.
Y claro pues, ante la complacencia de una autoridad abúlica, llegan los excesos: Hay Municipios en el Estado donde creo que ya hay más publicidad disfrazada de aspirantes, que en una campaña constitucional verdadera. Y es lógico, en una constitucional solo hay un candidato por partido, mientras que en este insufrible período hay decenas de cada partido (en serio, en algún municipio hay 18 y hasta 20 aspirantes a
Pero regresando a lo dicho: ¿En serio creen que en un mes y medio van a “posicionarse” si no hay quién los conozca o ubique previamente?
Señores aspirantes: Una carrera política se construye durante años. El conocimiento se logra por ya haber transitado por cargos públicos, liderazgos sociales, campañas electorales, carreras académicas o culturales. Repito: Durante años. Y aún así, no conozco a nadie que alcance niveles de conocimiento social de 90%.
No tiren su dinero ni hagan caso de “consultores” vivales. No lograrán ser conocidos en un par de meses. Ni tapizando todas las calles con su cara y nombre.
En las mediciones serias –neta- hay personajes que aún teniendo una carrera pública evidente, apenas logran ser ubicados por poco más de 10% de la población. No sé de dónde sacan cifras de que ya los conoce “más de 50%” de la población. Esas mediciones son una vacilada.
Claro, también los hay que alcanzan conocimiento social de más de 60 o 70%. Esos son los que verdaderamente pueden aspirar a una candidatura. Pero esas cifras las tienen por años y años de carrera pública, no por puntadas de dos meses. Los demás –reitero- solo están desperdiciando su tiempo, dinero y esfuerzo.
Pero parece que hay una epidemia de lo más contagiosa: Basta que uno de los desesperados empiece con espectaculares o bardas, para que se desaten decenas con la misma “estrategia” y terminen por hartar a una ciudadanía de por sí cansada de los políticos y sus ambiciones disfrazadas de “querer servir a mi pueblo”. Eso ya no lo cree nadie, por el contrario, creo que tiene efecto contraproducente.
Pero como no hay ley ni Institución que regule los excesos, preparémonos: las próximas semanas veremos a los aspirantes hasta en el papel de baño.
Y eso no asegura –créanme, tenemos 14 años midiendo inquietos- que vayan a ganar la verdadera elección en julio.
Pero a mí qué, ¿verdad?
twitter: @rodolforiverap