La mayoría de esas encuestas han sido para evaluar gobiernos y también para medir precandidaturas de distintos partidos. Pero también hemos venido preguntando a la gente sobre sus preferencias partidistas con miras a la elección presidencial del año entrante.
Claro, también hemos medido a aspirantes a Diputaciones en no pocos Distritos y desde luego a los aspirantes al Senado. Muchos de esos trabajos son de carácter privado y por razones obvias no pueden publicarse (mejor, pues esos precandidatos usan el estudio como una verdadera herramienta para mejorar sus estrategias de posicionamiento y no solo para dar “golpes mediáticos” que al final no sirven para nada…).
Pero algunos otros datos y trabajos sí son nuestros. Y como siempre, en nuestra alianza estratégica con otra de nuestras empresas en las que formamos parte como socios, el Grupo Editorial Status, podremos ir dando a conocer algunos de ellos.
Y es que hay cosas interesantísimas, previas al proceso electoral que en teoría ya inició desde el mes de octubre pasado.
De entrada, les puedo decir –con conocimiento de causa, no por puntada- que en Puebla, el PRI sí aventaja en la carrera presidencial en todo el Estado. Como partido supera al PAN por varios puntos porcentuales, lo cual me llama mucho la atención, pues el blanquiazul ganó la última elección local.
Sin embargo, los electores han aprendido a diferenciar un escenario electoral de otro: Efectivamente, el PAN ganó las elecciones de 2010… aunque en alianza con otros tres partidos (PRD, Nueva Alianza y Convergencia).
Ahora, los ciudadanos observan que el PAN va solo. Que hay una buena dosis de desilusión por las gestiones federales panistas. Que la crisis económica existe en el bolsillo de cada persona, aunque haya un excelente manejo de las variables macroeconómicas… que el ciudadano de a pie ni entiende ni le interesan. Que hay una guerra sangrienta en el país y que la inseguridad ha aumentado en forma completamente alarmante. Y la inseguridad de la que nos hablan las personas no es la del crimen organizado o el narcotráfico. No, la gente se queja de los robos a negocios, de los asaltos, de los robos a casas, de los robos de autos y autopartes.
Por todo lo anterior, lo que sí podemos ver en las encuestas BEAP es que habrá un fuerte voto de castigo al PAN. No tanto a la gestión de Rafael Moreno Valle, que el ciudadano entiende que es local y que la verdad no está mal calificado (no tan bien como él desearía, pero no tan mal como sus críticos quisieran). No, el voto de castigo es a las administraciones federales del PAN: Los ciudadanos observan perfectamente que no han hecho un buen papel. O al menos que no han resuelto todos los problemas que prometieron resolver.
Así, la gente responde en su mayoría que votaría por el PRI para la Presidencia de la República.
Pero la ventaja se dispara cuando preguntamos por los candidatos con nombre y apellido: Enrique Peña Nieto sube otras decenas de puntos al PRI, muy por encima de Andrés Manuel López Obrador, que es quien realmente hoy está en segundo lugar (no ha sido falso lo que dice….) y de cualquiera de los aún precandidatos panistas. La mejor de estos últimos es Josefina Vázquez Mota y el peor es Ernesto Cordero.
En otras palabras, sí hay un “efecto Peña Nieto” que “jala” tendencias a su favor, aún de aquellos que en la pregunta de partido no habían respondido que votarían por el PRI. ¿Me explico?
Vaya, habrá personas que aún simpatizando con el PAN o PRD, cuando voten por el candidatos a la Presidencia, lo harán por Peña Nieto. Lo tenemos perfectamente claro en el BEAP… y hasta los puntos porcentuales que atrae la candidatura de Peña a votantes que se dicen panistas o perredistas… o independientes.
Desde luego, esto es lo que sucede faltando aún muchos meses para la elección (bueno, en realidad solo siete meses ya). Las cosas pueden cambiar, es cierto.
Pero si llegara a cerrarse la contienda, hoy es más probable que ocurra entre el candidato priísta y el perredista, que efectivamente ha crecido en muchos sitios (en Veracruz su crecimiento es más que considerable, por ejemplo). El o la panista que sea candidato (a), tendrá que remontar demasiados puntos porcentuales en las actuales tendencias. Quién sabe si lo logre.
Por supuesto, no pocos panistas –en esas típicas argumentaciones que a mi me causan mucha risa siempre- me aseguran que todo cambiará. Que habrá escándalos monumentales de Peña Nieto que lo bajarán en las preferencias, que Calderón encarcelará a Elba Esther Gordillo a media campaña, que López Obrador al final será apoyado por Calderón con tal de que no gane el PRI (ésta es de las que más me dan risa)… En fin, toda una maraña de especulaciones para no reconocer que sus candidatos no levantan y que no entusiasman ni a sus familias. Y Cordero mucho menos que todos.
En fin. Pronto presentaré algunos de estos trabajos estatales. Están muy buenos.
Y en cuanto a la lucha por el Senado… el PRI también encabeza las preferencias estatales. Y cualquiera de sus fórmulas también. En el PAN necesitarán un auténtico milagro para que ganara una de sus probables fórmulas. Lo cual tampoco es imposible… dicen esos mismos panistas que el Gobernador Moreno Valle apoyará con miles de millones a sus candidatos (panistas). Que si antes que no tenía el poder pudo arrasar en el Estado en 2010, cuanto más ahora que tiene todo el presupuesto a su disposición.
Pues sí. Pero ahora el PRI va a la cabeza, va con el PANAL… y los panistas, ya no le creen todo a Moreno Valle.
¿O sí?
Y más:
¿Usted cree que Javier Lozano Alarcón, bravucón como es, se aventará por contender en una fórmula al Senado en la segunda posición?
Ja.
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