Primero, mi tema favorito: Las encuestas.
Varias semanas antes externé mi comentarios: Las encuestas que estaba publicando Gabinete de Comunicación Estratégica en el diario Milenio tenían un importante sesgo. Fueron telefónicas. Y para medir preferencias pre-electorales, las encuestas telefónicas sufren de una falla considerable. En México (y cualquier Estado, incluido Michoacán) ya hay una notable ausencia de líneas residenciales: Existen más o menos 12 millones de ellas… pero hay más de 80 millones de celulares.
Vamos, ya casi cualquier persona posee un celular para comunicarse, mientras que cada vez menos hogares cuentan con línea telefónica, por la misma obvia razón.
Por lo anterior, medir preferencias partidistas vía telefónica, cuando la muestra debe ser obligatoriamente representativa de toda la sociedad, suele provocar sesgos importantes. Y siempre a favor del PAN, porque la mayoría de los que sí tienen teléfono en su hogar son clasemedieros, que es donde ese partido tiene sus mayores clientelas de votantes.
Entonces, no es que estuvieran mal hechas las encuestas de GCE, sino que no servían del todo por la sencilla razón de que eran realizadas vía telefónica. El problema de esa empresa es que se empeña en publicar esas encuestas sabiendo que poseen el inocultable sesgo. Y si lo hicieron por favorecer a cierta candidata, pues peor, porque entonces abusaron (mal-usaron) de la utilidad verdadera de las encuestas, convirtiéndolas en vehículos de propaganda. Allá ellos. Y a ver cómo queda su credibilidad para las siguientes elecciones.
De las otras encuestadoras que hasta ayer cantaban que ganaba Luisa María Calderón del PAN, no hay mucho qué decir. Gisela Rubach, de Espacio Muestral, quien coordina Diplomados de Marketing Político en el ITAM –y que se caracteriza por su pésima ortografía en twitter- cantó una y otra vez desde semanas antes que “Cocoa” Calderón ganaría, en una clara actitud proselitista. El problema es que se dice encuestadora. Bueno, no ha vuelto a decir esta boca es mía.
Y de ARCOP ni qué explicar: Desde hace más de diez años es la encuestadora del PAN, propiedad de Rafael Giménez, hoy empleado de la propia Presidencia de la República. Pero se ha equivocado en no pocos procesos. Puebla incluido, de lo cual yo soy testigo. Qué decir de la “encuestadora de casa”: Jamás publicará algo que perjudique a su partido.
Desde luego sí hubo encuestas serias que siempre manejaron un empate técnico y hasta una ligera ventaja del candidato del PRI. De las que dieron a conocer resultados destaca la de Ulises Beltrán (BCG), excelente encuestador. Y por supuesto Consulta Mitofsky o el periódico Reforma, aunque ellos no dieron a conocer públicamente encuestas de salida.
Pero volviendo al tema original.
Como el PAN fue en alianza con el Partido Nueva Alianza, todo mundo pensó que la ya famosa “operación” de profesores del SNTE funcionaría como en otros Estados y harían ganar a su candidata: Con representantes de casilla especialistas en mapacherías (que eso son los profes del SNTE) o bien con la implementación del “voto golondrino” del que ya hemos dado cuenta en este espacio.
Pues al parecer ni lo uno ni lo otro. Y por una sencilla razón que yo también platicaba desde hace semanas: En Michoacán el SNTE no es quien controla al magisterio, sino la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación. Vaya, la organización archienemiga del SNTE y de Elba Esther Gordillo, quien les dio una sopa de su propio chocolate.
Fácil: El PRI buscó de aliados a quienes podían neutralizar las mapacherías del Panal, con otros más avezados en la misma habilidad. O sea: Mapaches contra mejores mapaches. O en otras palabras: “A cabrón… cabrón y medio”. Y ahora sí el PRI pudo obtener mejores resultados que en Puebla, Oaxaca o Sinaloa.
De la franca operación del gobierno federal a favor de la hermana del Presidente también todo México se enteró. En el PAN ahora practican con excelente habilidad lo que durante décadas criticaron y abominaron del PRI: Manejo de programas federales con fines partidistas, desvío de recursos para favorecer a sus candidatos, envío de dinero de Gobernadores panistas a la candidata en Michoacán, coacción a familias para que votaran por el PAN a cambio de apoyos federales y un largo etcétera.
Y aún con todo lo narrado… que le va ganando el candidato del PRI a panistas y hermana del Presidente Calderón. Jamás lo imaginaron. Se sentían ya triunfadores desde hace semanas. Se creyeron ellos mismos los datos erróneos de sus encuestas.
Sólo hacía falta un partido que fuera más experto en operación y marrullerías. Digo, enfrentarse a amateurs pasa, pero a un profesional como el PRI…
Ahora los panistas se quejan amargamente del resultado. Que hubo fraude. Que no aceptan el resultado. Que el crimen organizado obligó a votar por el PRI. Que les robaron la elección. Que fue una “elección de Estado” (¿?… pero si el Gobierno federal es panista y el estatal es perredista).
Pero lo que causa risa –verdaderamente- es que la candidata del PAN, Luisa María Calderón, la noche del domingo gritaba a los cuatro vientos que había ganado “según sus encuestas”, que felicitaba a los michoacanos, que había sido una elección ejemplar, que era tiempo de aceptar resultados, que en Michoacán había ganado la democracia… Todo esto hasta las 9:00 o 10:00 dela noche, cuando empezó a fluir la información del PREP y nunca estuvo arriba la mentada Cocoa del abanderado tricolor. Nunca.
Entonces, ¿por fin? ¿No que había sido una elección ejemplar de los michoacanos? Y veinte horas después hasta los narcos salieron a relucir en el asqueroso fraude organizado por los priístas. ¿Alguien entiende?
En otras palabras: Hasta que festejaban su supuesto triunfo todo había marchado de maravilla para los panistas. Pero cuando se enteran de su fracaso, todo es una asquerosidad… por citar al clásico.
Además, en 2006, los blanquiazules se quejaron con enojo de la antidemocrática actitud de Andrés Manuel López Obrador de no aceptar que había perdido… “aunque fuera por un voto”. Que esas eran las reglas del juego. Que debía ser responsable y reconocer el triunfo de Calderón. Que éste ocurrió “haiga sido como haiga sido”.
Ahora en Michoacán exigen un nuevo conteo “voto por voto y casilla por casilla”.
¿A poco no es para reír de buena gana?
CONCLUSIONES.
Sin palabras.
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