La civilización, y con ella la transmisión metódica del conocimiento, inicia en Mesopotamia con Asiria y Caldea, que desarrollaron ciudades como Babilonia, Nínive, Assur, Harrán, Calakh, Dur, Sharrukin, Alepo, Petra, Apamea, Damasco (la ciudad que ha sido continuamente habitada por más tiempo) y la célebre Ur de Caldea, de donde fue originario Abraham, Padre reconocido de las tres grandes religiones monoteístas o religiones abrahámicas: Judaísmo, Cristianismo e Islam…
Se forma el Imperio Babilónico que en sus diversos periodos se desarrolla entre 1813 a.C. y 609 a.C. (ss XIX al VII a.C.). Su emperador Hammurabi promulgó su célebre código en el año 1760 a.C. y es uno de los conjuntos de leyes más antiguos que se conocen. Se basa en la aplicación de la ley del Talión y se le señala como el primer ejemplo jurídico de que las leyes son tan fundamentales que ni un rey tiene potestad para cambiarlas, concepto que sigue vigente hasta nuestros días.
Fenicia, ubicada en la costa oriental del Mar Mediterráneo, donde hoy están Líbano y parte de Siria, desde el III milenio a.C. desarrolló una cultura naval-comercial fundamental para la Civilización Occidental, pues vinculó entre sí a todas las culturas de la Cuenca del Mediterráneo desarrollando los principios comerciales, la vitivinicultura y el alfabeto.
Ocupando una franja costera de 40 km de ancho por 300 de largo entre el Monte Carmelo y Ugarit, segmentado por espolones rocosos, indujo a la navegación de cabotaje para la comunicación entre las diferentes ciudades estado, algunas de las cuales fueron: Tiro, Sidón, Biblos (hoy Djebail), Acre, Beritos (hoy Beirut), Ugarit y otras más.
Sus bosques de cedros les proporcionaron material para construir embarcaciones, cuya tecnología fueron desarrollando, así como las rutas de navegación que les permitieron fundar numerosas colonias en toda la costa mediterránea e incluso más allá de las Columnas de Hércules (hoy Gibraltar) en Gádir (hoy Cádiz).
Cabe señalar que el alfabeto fenicio fue la base para el desarrollo de los alfabetos hebreo y árabe, posteriormente del griego y del latino, que evolucionado es el que actualmente se usa en la mayoría de los países. Evidentemente la escritura es esencial para el desarrollo y trasmisión del conocimiento, para mejorar los modos de producción y de intercambio y para la gestión de La Ciudad (de la Polis)
La historia antigua de Israel se narra en la Tanaj (Antiguo Testamento de la Biblia cristiana), en el Talmud y otros documentos en los que se narran episodios que involucran a los pueblos vecinos. Los judíos fundaron ciudades como Samaria, Tirsa, Siquem, Hebrón, Geba y desde luego Jerusalén, y cohabitaron con filisteos, fenicios, moabitas, idumeos, hititas, madianitas, amorreos y amonitas.
El emplazamiento de Israel junto a Fenicia y Egipto, en las rutas comerciales entre éste y Persia, Babilonia, Yemen, Lidia (actual Turquía), en una región desértica -con limitadas capacidades agrícolas- indujeron a una peculiar civilización en torno a la ganadería nómada y a las lucrativas rutas de las caravanas comerciales que unían a las principales plazas, lo que le colocó en la encrucijada de las rutas de comercio a larga distancia que conectaban a todas las partes del mundo antiguo a través de los puertos del Mediterráneo, del Mar Rojo, del golfo de Adén y del Golfo Pérsico, que permitían el intercambios (culturales, científicos, tecnológicos y comerciales) desde puntos tan lejanos como Tartessos (hoy Huelva, en España) y la India en Asia o Eritrea y Etiopía en África. A consecuencia de esto, los israelitas fueron intermitentemente dominados por otros pueblos hasta su diáspora en el año 70 d.C.
Egipto fue unificado por el faraón Menes en el año 3,100 a.C. y ocupó el valle del Nilo, franja fértil en medio del desierto que con 19 km. de anchura promedio tiene una longitud de 1900 km. desde las cataratas de Asuán hasta su delta en el Mediterráneo. La fertilidad de sus tierras permitió soportar a una gran población que generó una de las grandes civilizaciones que habiendo sobrevivido a Alejandro Magno con el establecimiento de la dinastía Ptolemaica, feneció en el año 30 d.C. cuando fue conquistada por Roma.
El Imperio Persa (o Aqueménida) (558-331 A.C.) se extendió por lo que hoy son Irán, Irak,
Turkmenistán, Afganistán, Uzbekistán, Turquía, Chipre, Siria, Líbano, Israel y Egipto, y llegó a abarcar parte de los actuales territorios de Libia, Grecia y Bulgaria así como ciertas áreas del Cáucaso, Sudán y Asia Central. Algunas de sus principales ciudades fueron Persépolis, Susa, Pasagarda y Ecbataná. Su existencia concluyó al ser conquistado por Alejandro Magno (330 a.C.)
En la Grecia del siglo VIII a.C. (que se fue extendiendo desde Los Balcanes hacia el sur de España, Sicilia y Anatolia) aparecen figuras como Homero, cuyas obras La Iliada y La Odisea son la base de la épica grecolatina e inicio de la literatura occidental, mientras que Hesiodo escribe en ese mismo siglo La Teogonía (literalmente El Origen de los Dioses) obra poética que describe el origen del cosmos y el linaje de los dioses de la mitología griega…
En el siglo VII Tales de Mileto (630-545 a.C.) -uno de los siete sabios de Grecia- se señala como el primer filósofo griego y fundador de la Escuela Jónica a la que pertenecieron también Anaximandro y Anaxágoras, aplicados todos a desarrollar conceptos aceptables para una cultura que atribuía a dioses antropomórficos la responsabilidad de los fenómenos naturales. Propusieron una visión de La Naturaleza en temas metodológicamente observables, con lo que aportan la primera filosofía científica…
La Democracia griega, cuya base filosófica se esboza ya en Solón, quien promulgara una Constitución en 594 a.C. en Clístenes (570-507) que desarrolló la isonomía o igualdad de los ciudadanos ante la ley, siendo uno de los grandes legisladores de la antigüedad, y en Efialtes, líder del partido democrático de Atenas, que asesinado por los oligarcas fuera sucedido por Pericles, quien logró la consolidación del modelo democrático que daría celebridad a Atenas y perduraría como forma de gobierno hasta el 322 a.C.
Hipodamo de Mileto (498-408 a.C.) considerado padre del urbanismo, dio su nombre al llamado trazo hipodámico o trazo en retícula para las ciudades, que ha sido ampliamente usado hasta nuestros días. Se le atribuye el trazado de El Pireo (puerto de Atenas), de Turios en Italia y muchas otras colonias griegas, pues sostenía que una ciudad de más de 10,000 habitantes sería difícil de comprender y por tanto de gobernar, por lo que alcanzada esa cifra, debía inducir la creación de nuevas ciudades o colonias.
Después de las llamadas Guerras Médicas entre griegos y persas (medos), se da en el siglo V a.C. la consolidación de la cultura griega, que se constituiría en el pilar fundamental de la Cultura Occidental. La figura central de la llamada Edad de Oro fue Pericles (495-429 a.C.), político y orador que supo rodearse de brillantes personas en todas las áreas del conocimiento.
