Por supuesto, tienen que convencer a la mayoría de mexicanos que sus gobiernos han sido más eficientes y menos corruptos que los emanados del PRI, a los que criticaron puntualmente durante décadas.
El reto es formidable. Aunque Vicente Fox terminó con niveles de popularidad aceptables, la verdad es que muchos mexicanos hoy lo recuerdan como un Presidente lleno de ocurrencias… pero poco eficaz como funcionario. No hay nada concreto por lo que se recuerde la gestión foxista, a no ser por los excesos de su esposa Marta Sahagún y sus vástagos, por la no construcción de un nuevo aeropuerto en la ciudad de México y… nada más.
Sí, ciertamente los indicadores macroeconómicos se mantuvieron bajo control (inflación, disciplina fiscal, reservas de divisas, tipo de cambio y deuda externa), pero esto más por la eficiencia de los funcionarios de la Secretaría de Hacienda que del propio Presidente. Que por cierto, los más destacados, sin excepción, provenían de los regímenes del PRI y habían sido funcionarios en gestiones de ese partido.
Pero nada más. Reitero: Nada que hoy mencione la gente espontáneamente como un logro indiscutible de Fox.
Y de la administración de Felipe Calderón el balance es más ingrato aún: Por lo que más será recordado el actual Presidente es por lo de su lucha contra el narcotráfico, pero más en el sentido de que ha fallado que de que haya sido eficaz. Y también porque no supo cumplir su promesa de ser el Presidente del empleo: Hoy hay millones de desempleados en todo el país.
Calderón también ha mantenido la estabilidad macroeconómica gracias a funcionarios de origen… zedillista, por cierto.
Y ya. Lo de Oportunidades y las carreteras (cuestiones en las que Calderón insiste diariamente en cientos de spots en radio y televisión en una flagrante violación a las leyes electorales) la gente lo ve como una obligación, no como un logro espectacular.
Entonces, reitero, el primer reto es enorme, pues: ¿Cómo convencer que estos doce años de gobiernos panistas fueron mejores o diferentes a los del PRI?
Porque también en el ámbito de la corrupción, los panistas no salen muy bien librados: En el imaginario colectivo impera la idea de que los funcionarios y gobernantes blanquiazules son iguales y hasta peores que los priístas a los que criticaron por décadas.
¿Cómo convencerá, quien sea que sea el candidato (a) panista a la Presidencia, que él sí será diferente a los priístas, que sí resolverá el tema del empleo y la brutal inseguridad y que sí defenderá los ideales anti-corrupción que tanto defendió su partido por décadas?
Pero creo que ese no es el principal problema para el PAN y los panistas. Convencer al electorado indeciso siempre es difícil y generalmente hay un voto de castigo para el partido que gobierna, sea el que sea.
No. La bronca para los candidatos del PAN y sus dirigentes es cómo convencer a los propios panistas de que ahora sí son la opción que verdaderamente llevará a la práctica los principios del PAN y sus fundadores.
Doy muchas conferencias en Puebla y muchos Estados del país. Y mis auditorios están compuestos –en muchas ocasiones, aunque también hay de estudiantes, políticos y académicos- por empresarios provenientes de sectores identificados con el PAN.
Y después de hacerles un análisis de los que está ocurriendo en el país, la mayoría de ellos coinciden: El PAN no ha sabido demostrar que es distinto al PRI, ha desilusionado en la mayoría de ocasiones y lo peor, cuando han ganado Gubernaturas o Alcaldías, han hecho cosas iguales y hasta peores que las que hacía el PRI.
Y si llegamos al tema de las alianzas que ha hecho el PAN con el PRD y otros partidos en Puebla y otros Estados del país, la visión es más crítica aún: Muchos empresarios y simpatizantes de la derecha más conservadora, se quejan de que se equivocaron.
Al menos en Puebla, no pocos simpatizantes del PAN, entre empresarios, académicos, estudiantes y hasta amas de casa coinciden: Fue un error la alianza que llevó al poder a Rafael Moreno Valle Rosas a la Gubernatura y hoy se dan cuenta que éste sigue siendo priísta en el fondo de su corazón y que jamás va a llevar a la práctica los principios del blanquiazul en su estilo de ejercer el poder.
Vaya, en otras palabras y abreviando: Los panistas (poblanos) ya no consideran a Rafael Moreno Valle como uno de ellos y expresan que sólo utilizó las siglas del partido para ganar la Gubernatura, cuando en realidad los desprecia. Y más aún, que no permitirán que siga usando al PAN para satisfacer sus proyectos personales.
Así que, recapitulando: Si a nivel nacional le costará trabajo al PAN y sus candidatos convencer a los electores independientes para que sufraguen por ellos, en los niveles locales todavía hay más desilusión, pues los propios panistas no están tan convencidos de votar por candidatos a Diputados o Senadores que provengan del proyecto personal del gobernador supuestamente panista.
Dicho de otra manera: En el PAN no solo tendrán que convencer a los no panistas, sino que en Puebla y otros Estados, primero tendrán que convencer a unos panistas muy desilusionados porque a todas luces fueron usados para que ganaran… priístas disfrazados.
¿Verdad que los retos que enfrenta el PAN son más que complicados?
Ya veremos si los saben resolver.
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