08-05-2024 12:23:29 PM

Economía y Política

La muy antigua civilización Fenicia (s XI al IV A.C.) se desarrolló en lo que hoy es Líbano y seguramente lo agreste de su territorio le obligó a volcarse sobre las actividades marítimas y a expandirse mediante colonias enclavadas por todo el litoral mediterráneo en el que desarrollaron importantes rutas comerciales mediante la navegación de cabotaje. Los fenicios plantearon los principios del comercio, de la vitivinicultura, de la moneda y el alfabeto.

En la cultura grecorromana la economía fue esclavista. En el Imperio Romano los hombres libres se dedicaban a la política, al comercio o a las armas, de modo que sus conquistas les aportaban más esclavos para poder sostener el modelo que desarrollando una vasta infraestructura de comunicaciones estimuló al comercio entre los diferentes confines del imperio -cuyas legiones daban seguridad al transporte de mercancías- propiciando economías de escala en función de esos amplios mercados…

En el siglo III el Imperio vivió una severa crisis de gobernabilidad (235-284) hasta que el emperador Dioclesiano restauró la Pax Romana que a finales del siglo IV se va deteriorando hasta la división del Imperio entre los hijos del emperador Teodosio, que en 395 hereda el Occidente a Honorio y el Oriente (que más tarde sería el Imperio Bizantino) a Arcadio.

Vulnerado el modelo económico, político y militar, el Imperio de Occidente es invadido por los bárbaros y sucumbe en el 476, mientras Bizancio perduraría hasta 1453 en que Constantinopla cae en poder del islámico Imperio Otomano…

Con el florecimiento del cristianismo, entre el siglo III y el VIII se va transitando de la economía esclavista a la feudal, diluyéndose el concepto sociológico de ciudadanía romana mientras se van definiendo los estamentos medievales. Desaparecían las estructuras centralizadas por el Imperio, fragmentándose el poder en multitud de señoríos, a la par que la cultura grecolatina clásica era absorbida y enriquecida por el cristianismo, al que se convertían los nuevos reinos.

La fragmentación del poder hizo inseguras las rutas comerciales que asediadas por asaltantes vieron disminuir el intercambio comercial. En el feudalismo la producción se daba por métodos muy rudimentarios, a pequeña escala y con escasos excedentes que se intercambiaban a cortas distancias…

Con Carlomagno surge el Sacro Imperio Romano Germánico (800) y se consolida el modelo feudal del que surgirían las monarquías cristianas y luego los Estados nacionales, en tanto se van sentando las bases del capitalismo.

Siguiendo la ruta de Las Cruzadas (s XI al XIII) a través de Italia -principalmente- se va dando el intercambio comercial a mayores distancias, lo que a su vez propicia el desarrollo de servicios financieros (letras de cambio, depósitos en una ciudad pagados en otra, crédito, etc.). Florencia fue mucho tiempo la capital bancaria de Europa

Van surgiendo notables ejemplos de actividad comercial: Las Repúblicas Marítimas de Amalfi, Génova, Pisa y Venecia (s. X y XI) que en el Mar Mediterráneo comerciaban con Asia y África compitiendo con los Imperios Bizantino y Otomano, y la Liga Hanseática que integró el comercio entre las ciudades germánicas del entorno del Mar Báltico desde el s XII al XIV, persistiendo en las independientes Ciudades Hanseáticas de Lübeck, Hamburgo y Bremen que se integran totalmente a la soberanía del Estado Alemán hasta 1934.

En el s XV ya había ferias comerciales que atraían a vendedores y compradores de toda Europa y funcionaba permanentemente la Plaza de Amberes en lo que fueran los Países Bajos Españoles o Flandes, que fue el puerto más importante del norte de Europa, y hay registro de la existencia de una Bolsa de Valores en la vecina ciudad de Brujas.

El siglo XV fue el de los grandes descubrimientos (Vasco da Gama, Colón, Elcano), del invento de la imprenta (Gutenberg), del mejoramiento de las técnicas de navegación y del Renacimiento… Constantinopla caía en manos del Islam feneciendo el Imperio Bizantino y consolidándose el Otomano…

Se consolidaban los Estados nacionales en Francia, Inglaterra y España cuando la Toscana era el corazón del Renacimiento, Inglaterra se separaba del Papado y se daba la Reforma Protestante, como marco al sistema económico que se denominaría Mercantilismo y que estaría en boga hasta el s XVIII con el advenimiento de la Revolución Industrial y el Capitalismo

El pensamiento económico en Iberoamérica fue fundamental para el desarrollo del comercio internacional y para las implicaciones de este en la Política Económica de los Estados. En el siglo XVI en razón de sus grandes descubrimientos y conquistas el Estado más preocupado por el tema fue España, por lo que en la Universidad de Salamanca se inicia el estudio de la economía internacional surguiendo El Arbitrismo que daría fundamento a lo que más adelante sería El Mercantilismo.

Planteaba que el Arbitrio es la medida fiscal que el Estado puede decretar cuidando sus intereses en ejercicio de su soberanía. En plural, Arbitrios se denominaba a los impuestos con los que se fondeaba el gasto público. Todo esto cuando Europa -principalmente España- vivían la hoy llamada Revolución de los Precios del s XVI cuando la abundancia de metales preciosos llegados de América desató la inflación, fenómeno estudiado en Salamanca por Martín de Azpilcueta (1492-1586) y en México por Tomás de Mercado, este último nacido en Sevilla (1523?) y muerto en México (1575).

Tomás de Mercado estudió y publicó a solicitud de los mercaderes de Sevilla “Tratos y contratos de mercaderes y tratantes” y posteriormente “Suma de tratos y contratos” escritos en los que define la Teoría Cuantitativa del Dinero en especial en lo tocante a la circulación internacional de divisas y explicando el efecto de la abundancia de oro y plata americanos en los precios de España y Europa, definiendo también el concepto del Precio Justo o Precio de Mercado…

Es el que corre de contado públicamente y se usa esta semana y esta hora, como dicen en la plaza, no habiendo en ello fuerza ni engaño, aunque es más variable -según la experiencia enseña- que el viento.

Reflexiona sobre el fundamento del interés definiendo los usos éticos del mismo en la economía, distinguiéndolo de la usura como medio para expoliar a los más desprotegidos (recordemos que en la doctrina cristiana se condenaba a quien cobraba interés a las viudas) y advierte que la riqueza verdadera no está en la abundancia de dinero sino en la capacidad de producción y generación de bienestar. Su pensamiento antecede a Jean-Baptiste Colbert (1619-1683) y a Adam Smith (1723-1790).

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