22-11-2024 08:20:12 AM

La Libertad en Iberoamérica…

Al finalizar el siglo XX los países latinoamericanos habían evolucionado -cada uno en su propia forma- influidos por los acontecimientos políticos, militares, económicos y sobre todo culturales que definieron a nuestra época…

Tal vez lo que más nos afectó en la primera mitad del siglo fue la consolidación -desde el fin de la Primera Guerra Mundial-  de los Estados Unidos como superpotencia, cuando por cierto ya había invadido a Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Nicaragua y controlaba la Zona del Canal en Panamá, había incitado La Guerra de los Mil Días en Colombia y la Revolución Mexicana

El influjo de Washington sobre los gobiernos latinoamericanos ha sido determinante, mientras que la influencia política española, británica y francesa decayeron. Holanda -con bajo perfil- mantuvo sus posesiones en Las Antillas

A principio del siglo, prácticamente en todos nuestros países ya se había dado la separación Iglesia Estado, tema que como hemos venido observando, obsesionó a los radicales en todos nuestros países al igual que en España y Francia, pero no en otros como Alemania, que desde tiempos de Bismarck armonizó a católicos y protestantes sin mayor conflicto con el Estado.

La victoria de Japón sobre Rusia en 1905 le definía como otra potencia emergente al lado de Alemania, y la influencia de ambas se dejaba sentir en el México porfiriano, al que incitaban a la guerra contra Estados Unidos para detener a quien veían que en el futuro rompería los equilibrios existentes en ese momento, sin embargo fue más eficaz la acción norteamericana, que al deponer a Porfirio Díaz y desatar la revolución mexicana impidieron esta triple alianza que pudo cambiar radicalmente la historia.

Albión y Washington anticiparon la Primera Guerra Mundial para impedir que el modelo político y económico alemán predominara sobre las repúblicas jacobinas que venían impulsando en Francia, España e Iberoamérica. Culminar la destrucción del católico Imperio Español (1898) fue un paso fundamental para ello y se complementó al liquidar a los imperios alemán, austrohúngaro, ruso y otomano con su victoria en la Gran Guerra (1918).

Mientras Washington estaba aplicado a consolidar la supremacía de su modelo político y económico  -básicamente con su participación y victoria en la Segunda Guerra Mundial- desatendió a los radicales latinoamericanos -que sin su ayuda hubieron de contenerse- lo que permitió a los moderados resistir, a la vez que para preservar su propia libertad aprovechaban el discurso que fustigaba a las dictaduras y promovía los valores democráticos defendidos en los frentes de batalla…

La derrota de la República Española y el esfuerzo bélico y propagandístico ante Alemania, Italia y Japón fueron decisivos para la evolución política latinoamericana. Los radicales constataron el peligro de perder lo avanzado (como en España) cuando sus apoyos externos sumidos en el esfuerzo bélico contra las potencias del Eje no les podían ayudar, y paralelamente se contuvo el discurso marxista para impulsar el democrático, lo que inhibió la implantación de regímenes totalitarios en Iberoamérica, que no obstante padeció diversas dictaduras* que no llegaron a limitar las libertades al nivel del comunismo en Europa y Asía, obviamente con la excepción de la Cuba castrista…

*Leónidas Trujillo en República Dominicana (1930-61), Anastasio Somoza -padre e hijo- en Nicaragua (1937-72),  Fulgencio Batista en Cuba (1940-59), Alfredo Stroessner en Paraguay (1954-89), François y Jean Claude Duvalier en Haití (1957-86), Juan Velasco Alvarado y Francisco Morales Bermúdez en Perú (1968-80), Augusto Pinochet en Chile (1973-90), Manuel Noriega en Panamá (1983-89)

Además de estos conspicuos personajes hubo dictaduras que no tuvieron a un protagonista central, sino que se constituyeron oligárquicamente, como la de Guatemala 1931-44 y 1954-86; El Salvador 1931-79; Colombia 1953-57; Honduras 1963-82; Brasil 1964-85; Ecuador 1972-78; Uruguay 1973-84; Argentina 1976-83

Ninguno de estos regímenes se hubiese sostenido sin la venia de Washington, que durante el siglo XX intervino militarmente en México (1914 y 17); República Dominicana (1916 y 65); Nicaragua (1926); Guatemala (1954 y 60); Panamá (1989); Haití (1915 y 2004) e instigó numerosas asonadas y golpes de Estado contra regímenes (buenos, regulares y malos) que le resultaban incómodos.

La consolidación del comunismo en la URSS y su dominio sobre Europa Oriental, la independencia de las antiguas colonias en África y Asia al final de la Segunda Guerra Mundial, la implantación del comunismo en la China maoísta y su expansión en el Lejano Oriente y el triunfo de la revolución castrista en Cuba (todo ello englobado en la Guerra Fría), dieron el marco a la evolución iberoamericana en la segunda mitad del siglo XX, que no terminó como pudiera haberse previsto a inicios de ese siglo… o plenamente dominado por Washington, o bajo regímenes comunistas… ni siquiera dominados mediante el gambito de los Países no Alineados que se planteara en los años 50 entre los países de Iberoamérica y en los recién independizados en Asia y África…

Quienes veían a la civilización cristiana como un concepto meramente político y se aplicaron a replantear las estructuras e instituciones que esta generó a partir del año 313 (Edicto de Milán), encontraron a multitud de pueblos cuya vida cotidiana se desarrolla en torno a usos y costumbres emanados y arraigados en una religión que demostró no requerir de regímenes confesionales, mientras la cultura popular se desvinculaba de los gobiernos liberales desligados de la sociedad e incapaces de satisfacer los anhelos de paz y prosperidad de la gente.

A pesar de todos los movimientos filosóficos, políticos y militares en torno a ambas guerras mundiales, el arraigo de las naciones a sus tradiciones hace subsistir en Europa a varias monarquías ahora parlamentarias y plenamente democráticas: Reino Unido, España, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Suecia, Noruega y Mónaco, y las religiones siguen siendo un factor cultural de la mayor importancia.

El colapso del Socialismo Real, la caída del Muro de Berlín, la disolución de la URSS, se debieron en gran parte a que resultaron inoperantes en lo político y en lo económico, pero el factor cultural fue determinante… 73 años, (tres generaciones) de comunismo en las repúblicas que formaran la URSS y 45 (dos generaciones) en las de Europa Oriental, no alcanzaron a suprimir las formas de vida arraigadas durante 1700 años de civilización cristiana, y ante el surgimiento de un líder como Juan Pablo II recobraron sus más profundos anhelos de libertad cuyo ímpetu arrasó con esas tiranías.

Gracias a esos mismos fenómenos Iberoamérica ha mantenido su libertad a pesar de las dictaduras, dictablandas, revoluciones, intervenciones, guerras civiles, guerrillas, y desestabilizaciones padecidas por nuestras repúblicas.

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