28-03-2024 10:29:44 AM

Con la música a otra parte

elmapache

En ambos sentidos, la respuesta es clara. ¡Nunca!

 ¿Entonces por qué la SEP permite que un individuo que apenas obtuviera su título como músico en las condiciones más sospechosas (en sábado a las 7 de la noche y sin sinodales de peso); sin contar con experiencia previa y que se hace rodear de un grupúsculo de incondicionales, dirija los destinos del Conservatorio de Música?

mapache19Un grupo de docentes y alumnos inconformes de dicha institución se dicen molestos por la falta de profesionalismo y capacidad que tiene el pianista Cuauhtémoc Mario Cruz Abud, quien con lujo de prepotencia y presumiendo sus “palancas al más alto nivel en la dependencia educativa”, hace y deshace a su antojo en detrimento de verdaderos artistas con probada capacidad.

Para empezar, denunciaron que tanto Cruz Abud como su directora académica, Martha Aguirre, y el Ingeniero Técnico de Audio, Miguel Barrera, tienen cooptada la matrícula de docentes, imponiendo profesores de su agrado, relegando a maestros que se han ganado a pulso su nominación, limitándolos a impartir “horas honoríficas” sin que se les pague un solo peso y bloqueándolos para que puedan incrementar la matrícula de los alumnos que tienen en las escasas hora-clase que les asignan.

Y aún hay más, es de todos bien sabido la complicidad de estos individuos para “desaparecer” y retrasar los procesos de titulación de algunos alumnos quienes, después de cursar los 11 años obligatorios de su licenciatura (3 años de iniciación, 3 años de preparatorios y 5 años de licenciatura) ven minados sus deseos de trascender más allá de las aulas, simplemente porque estos sujetos, sin lana de por medio, no mueven ni un dedo.

Insisten los quejosos que, si de lana ($$$) hablamos, estos tipos son expertos en la uña de gato (no las tripas de gato con que se hacen las cuerdas del violín) pues a cambio de módicas “cuotas” son capaces de hacerle al mago y cambiar las calificaciones de los alumnos más burros (de esos que no rebuznan porque no se saben la tonada), o asignar horas de participación en la orquesta del colegio, requisito indispensable para todos los alumnos.

Además, salieron mejores que Chabelo para eso de las catafixias, porque entre esos tres sujetos de marras, controlan toda una mafia en la asignación de músicos ejecutantes para las diferentes orquestas y bandas sinfónicas que hay en el estado.

Si quieres tocar en la Sinfónica de Puebla te cuesta tanto; si quieres ir a la banda de música del ayuntamiento, te cuesta tanto, si quieres tocar en el cuarteto de cieguitos del zócalo, la cuota es tal, y así.

Y como no tienen llenadera, pues dobletean entre el Conservatorio y la escuela de música de una Benemérita Universidad Autónoma, de ahí que sólo se presenten de dos a tres horas todos los días en el inmueble del Paseo Bravo.. ah, claro… y los días de quincena.

¡Ah!… pero aún hay más: estos “angelitos” también regentean a sus docentes, pues mediante un acuerdo con el Instituto García Senderos de Cholula, les envían maestros para que cubran las horas de educación musical, cobrando jugosas “cuotas” que se quedan en sus arcas personales y de las cuales los profes no ven ni 50 centavos.

De acuerdo con los quejosos, entre otras tantas tropelías del “Cuauh” y sus compinches, destaca el hecho de que le otorgaron una plaza de maestro a Marcos Aguilar Jiménez quien no toca ningún instrumento pero tiene la gracia de ser el ¡chofer de Don Crescencio, patriarca de los Marín Torres! (¿Ya capta de dónde viene el halo de intocable?)

Una de las últimas fechorías de esta caterva de músicos malanota es haber corrido, mediante argucias legaloides, a la anterior presidenta de la Asociación de Padres de Familia debido a que no se quiso “poner la del Puebla” con las cuotas de recuperación que pagan los estudiantes y que son administradas por dicha asociación.

Las quejas son muchas y lamentablemente, los denunciantes no ven para cuando les cantarán las golondrinas a estos musiquillos “rascacuerdas”…

¿Alguien de la SEP que les dé una respuesta… una esperanza… algo?

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