25-04-2024 07:56:23 AM

Los Dos Imperialismos y la Guerra Fría (1945-1968)

Durante los años de postguerra el régimen mexicano que decía ser un Nacionalismo Revolucionario emanado de épicas luchas sociales resultó no ser una creación original sino uno más entre los que fueron apareciendo en el mundo al proliferar movimientos instigados bajo las mismas consignas empleadas aquí. Europa, Asia, África y desde luego América Latina vivieron fenómenos semejantes. Lo comentaremos brevemente.

Europa

Al avance de las tropas angloamericanas en occidente y soviéticas en oriente, los países iban siendo militarmente ocupados y quedando a merced de dichas potencias. Al término de la guerra las fuerzas de ocupación estaban en aptitud de definir lo que sucedería ahí en el futuro inmediato.

Las naciones del Cáucaso, Europa Oriental y Central: Armenia, Georgia, Bielorrusia, Ucrania, Moldavia, Estonia, Letonia y Lituania quedaron anexadas a la URSS, Polonia; Checoslovaquia, Hungría, Rumania y Bulgaria sometidas a la égida de Stalin. Todo esto fue resultado del despótico reparto del mundo que en Yalta hicieran Roosevelt, Churchill y Stalin.

Caso especial fue el de Yugoeslavia, federación que incluyó a varios países y etnias (Serbia, Croacia, Eslovenia, Bosnia-Herzegovina, Montenegro, Macedonia y las provincias de Kosovo, Voivodina y Metohija)   bajo la dictadura de Josip Bros Tito, quien sin alejarse un ápice de la doctrina y praxis comunista jugó el papel de disidente de Stalin y de la URSS. Como tal, Tito fue el primer presidente de los Países no Alineados, sobre los que comentaremos más adelante.

En Noruega, Dinamarca, Holanda, Bélgica y Luxemburgo se restablecieron los gobiernos monárquico parlamentarios, pero claramente dominados por quienes eran proclives al pensamiento de Washington y Londres y que a partir de entonces se ubicarían en la moderna socialdemocracia. En Francia se forzó el establecimiento de la efímera Cuarta República (1946-58), cuya inestabilidad exigió que un militar proclive a los angloamericanos asumiese el poder: Charles de Gaulle. En Italia país que fue aliado de Alemania -y en ésta misma- se implantaron regímenes republicanos apegados a lo políticamente correcto en la visión angloamericana.

Suecia y Suiza fueron neutrales durante la conflagración y así se mantuvieron durante la Guerra Fría. Austria -país germanoparlante- que se había anexado a Alemania en 1938, permaneció ocupada hasta 1955 cuando recuperó su independencia con la condición de permanecer neutral. Los austriacos mantuvieron sus libertades civiles. Finlandia, cuya ubicación geopolítica no pudo ser peor, acuñó el término “finlandización” para expresar la condición de un país que no debe incomodar a su poderoso y feroz vecino para poder mantenerse como Estado independiente y con ciudadanos libres, como finalmente lo logró.

La reconstrucción de las economías europeo occidentales no era posible sin la inclusión de Alemania, y las necesidades comunes derivaron en la creación (1951) de la Comunidad Europea del Carbón y el Acero (CECA) que incluía a Alemania, Francia, Italia, Holanda, Bélgica y Luxemburgo, países cuyas industrias habían funcionado ampliamente articuladas durante la guerra.

En 1957 se firman los Tratados de Roma, que permitieron el libre tránsito de personas, mercancías y capitales entre los seis países firmantes, cuya comunidad se fue ampliando a otros (27 hasta hoy) para constituir mediante el Tratado de Maastricht (1992), el de Lisboa (2007) y otros, lo que hoy es la Unión Europea.

Sin embargo la Guerra Fría planteaba a las naciones que otra conflagración implicaría a los territorios europeos como eje de las acciones militares y esto mantuvo niveles de tensión que llegaron a ser muy preocupantes, sobre todo cuando el Bloqueo de Berlín (1948), con la primera detonación atómica por la URSS (1949), la intervención soviética en Hungría (1958) que dejó ver al mundo la cruel persecución religiosa y la represión en el mundo comunista. El lanzamiento del Sputnik (1958, primer satélite artificial) dejó ver la capacidad soviética de lanzar ojivas nucleares a gran distancia, la construcción del Muro de Berlín (1961) que hacía prisionera a toda una ciudad y el Telón de Acero que separaba a los dos bloques desde Stettin en el Báltico hasta Trieste en el Adriático.

Asia

Con la guerra terminó la hegemonía japonesa en el Pacífico Asiático. Empezó a resurgir China, cuya miseria le hizo proclive al comunismo, que le fue impuesto tras la victoria de Mao Tse-Tung (1949). Sus afanes expansionistas actúan paralelos a la descolonización de muchos países. Indochina entonces bajo Francia (Vietnam, Laos, Camboya, Birmania, Tailandia) e Inglaterra (Malasia), así como de Indonesia (Holanda), Filipinas (USA) Corea (Japón) y otros países de la región, varios de los cuales vivieron sangrientas guerras entre los dos bloques (Vietnam y Corea, las más conocidas).

El Cáucaso, lindero de Europa con Asia Occidental, quedó bajo dominio soviético en las repúblicas de Armenia y Georgia (euro cristianas) y Azerbaiyán (islámico asiático); En Asia Central -de cultura islámica- Turkmenistán, Uzbekistán, Kirguizistán, Tayikistán y Kazajistán eran algunas de las Repúblicas Socialistas Soviéticas, es decir, formaban parte de la URSS pero de gran afinidad étnica y cultural con Afganistán (hasta 1919 protectorado británico, invadido por la URSS en 1978) y Paquistán (emancipado de Inglaterra en 1947).

La India (no musulmana y escindida por razones religiosas de Paquistán y Bangladés) se independizó de Inglaterra (1947) mediante la acción no violenta encabezada por Mahatma Gandhi cuya doctrina tuvo gran relevancia para el pensamiento político de la época. La pertenencia de éste país y de Australia y Nueva Zelanda a la British Commonwealth of Nations contrarrestó al creciente influjo comunista en Asia.

Caso aparte y de gran trascendencia es el de Medio Oriente y el Magreb, que hoy viven tensos momentos. Lo comentaremos en el próximo artículo.

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