Las medidas anunciadas por el gobierno morenovallista en estos primeros 27 días -de impacto mediático- son eminentemente pragmáticas.
El argumento esgrimido desde campaña hasta la fecha es: sacar a Puebla del atraso en el que se encuentra, apuntalar el crecimiento, atraer inversiones, ser competitivos.
Aunado a que el gobierno tendrá considerables ahorros, evitará desviaciones del presupuesto y destinará el gasto a aspectos productivos.
Sin embargo, no hace clara referencia a los serios problemas que ya enfrenta el Estado por el pago de pensiones y el peso que constituye la deuda pública.
No hay mayores explicaciones. Las decisiones se toman y las medidas se anuncian. No hay más.
Con un Congreso del Estado a modo no habrá obstáculos para que las reformas marchen. Todo tendrá cabida, quizás hasta la privatización de servicios públicos.
Las acciones se respaldarán en lo que establece la Constitución de México, no más no menos, reformada sustancialmente en la época salinista, la puerta del neoliberalismo, más las reformas que se impulsen a la Constitución del Estado de Puebla.
El gobierno morenovalista inició con la reorganización administrativa gubernamental, siguió con la aprobación de la Ley de Proyectos para la Prestación de Servicios (PPS) que permite la participación del sector privado en obras de infraestructura y servicios.
Se fortalece el “liberalismo social” con la participación de capital privado en reventa o arriendo de tierras para producción, además de impulsar las cosechas por contrato.
Para compensar bajos salarios en el estado y la eliminación de la intervención proteccionista se impulsan programas de apoyo social, en su mayoría federales, como el seguro popular, la “mecanización” del campo con los cuestionados motocultores, vivienda subvencionada, becas para estudios, entre otros más.
También se impulsará la inversión industrial cuya producción será de exportación, no sólo del sector automotriz sino de otros sectores que signifiquen desarrollo tecnológico y, en consecuencia, valor agregado a los productos.
Además se enfatiza en el medio ambiente. Se busca combatir la contaminación atmosférica, con el programa Hoy no Circula; frenar la degradación de áreas naturales y urbanas con el saneamiento del Río Atoyac crear un área turística y declarar área protegida la zona del Tenzo (que abarca 15 municipios desde Puebla hasta la Mixteca).
Todo lo anterior son las primeras medidas del gobierno morenovallista, y parece será la tónica en los siguientes años.
Falta ver qué otras medidas más se aplican vinculadas con los PPS y que quizás den pauta a la privatización de servicios públicos estatales y/o municipales.
El neoliberalismo en Puebla.
Es casi la misma ruta que siguió México cuando incursionó el neoliberalismo entre 1988-1994.
Es desear que al final del camino que se piensa recorrer en Puebla no lleve a que los únicos beneficiarios sean los tenedores del dinero privado invertido y no la población,
Ojalá las bases de ese crecimiento no sean huecas y realmente se genere riqueza estructural.
