En los últimos días de 2009 –comprobado según mis fuentes- tuvieron lugar al menos dos tenebrosas reuniones de militantes del Yunque, y no han sido presididas ni por José Antonio Quintana (Leonardo), ni por Agustín Aizpuru (Santorín), sino por el inefable autor de “Los Secretos del Yunque”.
¿Cómo puede ser esto si el ex Alcalde ha sido expulsado de la Organización y es señalado como el peor de los traidores?
Sucede que a pesar de que las jefaturas orgánicas trataron de hacerle vacío a la obra de Paredes, ésta ha resultado un éxito editorial (el libro de marras está agotado en no pocas librerías) y muchos de sus lectores son precisamente los militantes de la orquesta, quienes para su sorpresa, lejos de encontrar injurias, encuentran anécdotas y relatos que en mucho la encomian, así como profundas reflexiones sobre su situación actual y la ruta que ha seguido los últimos años.
También describe el ex Alcalde las actitudes de Antonio Ramírez Castellanos, Ángel Alonso Díaz Caneja, Pablo Rodríguez Regordosa y Eduardo Rivera Pérez, en el PAN, y de Agustín Aizpuru y Javier del Castillo en su calidad de jefes orgánicos.
Y resulta que lo que en general se murmura, es que Paredes no miente, y que no sólo no miente, sino que hace un diagnóstico preciso y acertado de los males que aquejan a la famosa Organización Nacional del Yunque, y que no es él quien traicionó a los ideales que les mueven, sino muchos de sus jefes ocultos y de sus dirigentes visibles.
Tal parece que cuando Enrique Cid (Luis Paredes) describe a los jefes y cómo esas personalidades han afectado negativamente al desempeño de la Organización, se da un absoluto consenso en torno a su opinión. Vaya, los interlocutores primero ríen nerviosos y luego… asienten apenados.
Es así que algunos de los más inquietos militantes orgánicos han urdido auténticas tenebras para reunirse con Paredes y comentar acerca de la situación que se vive en la Organización. Tenemos registro de al menos dos de esas reuniones y sabemos que la posición del ex Alcalde ha resultado más que favorecida por la opinión de los protagonistas.
De inicio, la expulsión de la Organización del Caimán Ramírez Castellanos, Ángel Alonso Díaz Caneja y Roberto Grajales Espina a causa de aquello que Paredes denunció mucho tiempo antes de que los jefes advirtieran que tenía razón, le otorga mucha fuerza entre los yunquistas, que por otra parte no están muy satisfechos con el desempeño de sus jefes ni con el rumbo que ha tomado la Organización secreta.
Paredes les recuerda a los asistentes a esas reuniones que la causa de su expulsión de la orquesta fue porque decía que los jefes “eran muy pendejos” (y no lo corrieron por mentiroso) y que en la Organización, más que censurarlo, se le maldice por haber abandonado a su familia y por ser un delator de sus más caros secretos.
Pero ha resultado más que Paredes ha estado atento no sólo de sus hijas e hijo (que ya son adultos) sino aún de su exmujer. Porque al parecer, jamás desatendió sus obligaciones como sí lo han hecho muchos otros famosos panistas miembros de la Organización, de escabrosa vida, a quienes no se les recriminan sus actos ni pesan al momento de repartir posiciones.
En cuanto a sus delaciones, está claramente documentado que todo lo que narra en su libro ya había sido publicado por otros autores desde mucho tiempo atrás, y que habiendo la Organización difamado al exalcalde, y dado que el que calla otorga, no le dieron otra opción que responder, lo que por otra parte ha dejado sin argumentos de defensa a los incondicionales yunquistas.
Es un hecho incuestionable que la Organización se aplicó a destruirle, pero resulta que él respondió con igual fuerza, y sin duda lo hizo con mayor inteligencia.
A partir de ahí analiza la actuación de los jefes orgánicos y su desempeño. Hace un recuento de actitudes y derrotas, y no tiene mayor dificultad para patentizar la pendejez y mala fe de los aludidos, a lo que los asistentes no pueden más que aceptar.
Pues qué caro ha salido a la Organización Nacional del Yunque haber hecho lo que hizo con Paredes. Se pensó que pondrían un escarmiento a sus militantes más inquietos y resulta que han dado fuerza a quienes cuestionan la autoridad moral y la aptitud de sus jefes, así como la existencia misma de la Organización.
La disidencia está siendo aglutinada por un polémico líder que al haber resultado inocente, ha adquirido una buena autoridad moral entre yunquistas y panistas.
Es claro que aunque las jefaturas orgánicas se apliquen a prohibir su libro y a intentar impedir que sus prosélitos asistan a escuchar al personaje, éste está logrando exactamente lo contrario.
Sabemos de dos reuniones de gente orgánica con el exalcalde en las que se han seguido los más rigurosos protocolos de seguridad, como en los mejores tiempos de la Organización.
¿Cuántas más habrá habido?
¿Cuántas más irán a haber?
¿A cuántos militantes yunquistas atraerá a su causa?
Porque es evidente que muchos –aunque siguen agazapados- ya le creen más a Luis Paredes que a los jefes orgánicos.
Todo esto, mientras se espera con expectación si el ex Presidente Municipal se registra o no como precandidato a la Gubernatura… ¿o a la Alcaldía nuevamente?
Más de uno debe estar preocupado…
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