08-05-2024 07:28:14 PM

Garrotazos de miedo

A juzgar por los movimientos poco sutiles que realiza en la entidad, es evidente que el gobernador poblano Mario Marín envía los mensajes suficientes y necesarios para “advertir” que se apresta a reprimir… OTRA VEZ.

Y el objetivo y pretexto es, NUEVAMENTE, la organización con la que por la mañana celebraba festejos de camaradería pura y fraternal cachondería, para en la tarde confrontarla con arranques gubernamentales de ira semejantes a amante despechada y despojada del gasto.

Prepararle, como se vislumbra, una represión gigantesca al Movimiento Antorchista, que cumplió siete y medio meses en plantón frente a la Casa de Gobierno, con el razonable propósito de hacerle cumplir los compromisos de apoyo social a que se comprometió para las zonas marginadas, resultará, en verdad, uno de los yerros más escandalosos del gobernador de Puebla, de los muchos que se le atribuyen y que golpean la reputación y el honor.

Si, como advierte, empleará el gas lacrimógeno y los toletes en contra de los 50 mil antorchistas que marcharán este próximo día 15, con destino a la capital poblana, precisamente durante la lectura de su quinto informe de gobierno, para exigirle el mínimo de congruencia entre el decir y el hacer, Mario Marín Torres estará traicionando… OTRA VEZ, a la clase que dice pertenecer.

Pero suponiendo que el polémico gobernante se encuentre ingenuamente en medio del fuego cruzado que se prodigan los precandidatos priístas a sucederlo en el poder estatal, con el sano fin de destrozarse mutuamente para que el menos dañado se erija como candidato, es política y administrativamente responsable, y surge la interrogante: ¿qué tiene que ver en este ambiente la parte más débil de la sociedad poblana, llámense los grupos que defiende Antorcha u otras agrupaciones que pugnan porque los poblanos marginados alcancen mejores condiciones de vida?

Se antojan otras: ¿estos grupos segregados seguirán siendo rehenes de camarillas políticas sexenales, tanto locales como de las que trascienden las fronteras poblanas? ¿Son los méritos que deben hacer para recibir como migajas lo que la Federación les otorga para paliar su pobreza? ¿Quién asumirá el costo de lo que puede resultar de una represión fundada en la ambición y la imprudencia?

La conducta lacayuna de algunos colaboradores del gobernante, sin embargo, van más allá del cumplimiento de su obligación como funcionarios que, se supone, deben servir al pueblo. Pretenden, en firme y sin miramientos, allanarse el camino hacia la gubernatura sobre una alfombra aunque sea  manchada de sangre.

De hecho, la represión para minimizar de manera anticipada el efecto de la enorme movilización de poblanos pobres, ya comenzó. Pero es de una manera tan burda y falta de tacto, que conmueve, y que sólo se le puede atribuir a una pandilla política cuyo arribismo y acelere no le permite ver más allá de sus narices… ni vislumbrar siquiera que la liebre se le escapa.

Veamos: los dueños de los espacios que la organización antorchista contrató en sendos espectaculares para anunciar la megamarcha anti-marinista, fueron reprimidos; a los publicistas sólo faltó que el gobierno de Marín los expulsara del estado (no es difícil suponerlo, a juzgar por los alcances limitados del oficialismo poblano que refleja una torpeza infinita, porque lo que pensaron en hacer pasar desapercibido lo están exaltando), mientras los mensajes fueron fulminados por invisibles manos.

Y casualmente, 10 días antes de la realización de la marcha, en Amozoc surgió ya una “fuente acusadora” que le atribuye al antorchismo despojo de tierras. No sé a ciencia cierta si Antorcha Campesina, cuyo origen se sitúa precisamente en Puebla, en Tecomatlán con más precisión, se pueda prestar a  colocarse a sí misma la soga al cuello, o si realmente exista la Unión Nacional de Ejidos Forestales y Agropecuarios “Lic. Francisco Salas Hernández”,  la que se adjudica la “denuncia”. Porque, aún así, no deja de emitir un tufo de inducción pagada para el descrédito y, peor, con fines gubernamentales de advertencia y para justificar lo que “pueda pasar”.

Tan ocupados están en preparar la reprimenda en lugar de cumplir un mínimo del pliego petitorio, a lo que sostiene el antorchismo que redujo sus demandas, que los secretarios de Gobernación, Mario Montero; de Desarrollo Social, Javier López Zavala (el más entusiasta y desbocado de los precandidatos del PRI), y Valentín Meneses, de Comunicaciones y Transportes, dejan enormes huecos políticos por los que se les “escapa” una pieza priísta que la clase política manejada desde e Palacio de Gobierno ha desdeñado pero que emerge con posibilidades como candidata ante el desorden que se traen sus fraternos partidistas: la alcaldesa de la capital poblana, Blanca Alcalá.
Es de también suponerse que los más enconados arribistas políticos vean en Antorcha los “moros con tranchete” que no quieren ver en sí mismos, y que de ello resulta el maltrato que le dispensan… y el que están por dispensarle a base de garrotazos. Garrotazos de miedo.

Alguien desde el actual gobierno poblano debe asumir y convencerse que Puebla no es un estado rústico como para darle un trato que solamente trogloditas y el autoritarismo pueden patrocinar, y razonar que la negociación sigue siendo llave para el entendimiento.

Traducir en represión la cultura y alcances políticos “modernos” en Puebla, solamente alimentarían para el futuro poblano a generaciones políticas inmorales y justificarían la versión de que en su actual gobierno pululan hordas salvajes y sin remedio.
No hay necesidad.

About The Author

Related posts