26-04-2024 07:33:00 AM

La guerra contra las perversas encuestas

Antes de empezar mi rollito, les ofrezco disculpas a los tres o cuatro que a veces se topan con esta columneja por dejar de publicarla un par de días. Como otras ocasiones (muchas, afortunadamente), la verdad es que andamos fuera de Puebla capital (Oaxaca, Veracruz y en el propio interior de este hermoso Estado nuestro) haciendo lo que sí sabemos hacer bien: encuestas (y no perpetrar colaboraciones periodísticas). Les pido comprensión también a quienes a veces me llaman a mi móvil y no contesto: En muchos sitios donde andamos no hay señal, neta.

    Y hago toda esta aclaración medio sangrona porque sí quiero dejar en claro que nosotros (el BEAP con su dirección general de pegostre, pues) sí andamos en todos los sitios en donde levantamos cuestionarios. Hemos recorrido el Estado muchísimas veces y conocemos puntos de muestreo que dudo mucho que los encuestadores “nacionales” puedan ubicar en un mapa.

Vaya, nos llueve, no podemos pasar por carreteras con deslaves, con caminos cerrados, nos corretean tipos que nos confunden con propagandistas políticos u opositores, no falta el Presidente municipal que se enoja porque no “le pedimos permiso” para andar encuestando en “su” territorio y manda a policías a encararnos, trepamos cerros infames con tal de encuestar en el punto exacto indicado en la metodología, levantamos cuestionarios a veces con temperaturas bajo cero como en la Sierra Norte del Estado o con calorones de casi cuarenta grados como en Veracruz o Oaxaca, estropeamos nuestros vehículos, manejamos con niebla que no nos permite ver a más de un metro, nos enlodamos, nos caemos y hasta nos enfermamos (gripa, garganta, estómago) … pero conocemos de viva voz la opinión de cientos –miles- de poblanos (y de otros diez Estados del país) que encuestamos por todos lados.

    Me gustaría saber si los encuestadores “nacionales” vienen a enlodarse también (y desde luego que sé la respuesta).

    Pero bueno, lo que sí he visto en los últimos días y semanas es una discusión medio bizantina sobre el uso, abuso, cuchareo o supuestas manipulaciones que pueden sufrir los ejercicios de medición de opinión pública. De las encuestas, pues.

    Varios de los mejores periodistas (todos muy buenos amigos, por cierto y sin excepción) de plano reniegan de ellas, algunos las vomitan y otros de plano proponen hasta que se prohíban por el bien de la comunidad. Vaya, solo falta quien proponga que nos metan a la cárcel o nos fusilen a todos los encuestadores por ser monstruos malvados.

    Así que, como siempre, aquí les va mi posición (sin albur). No solo como humilde encuestador, sino también como representante de una organización seria que hemos mantenido muy firme desde hace un par de años en nuestro entorno regional: La ADEI (Asociación de Empresas e Instituciones de Investigación de Mercado y Opinión Pública de Oriente, A.C.) y a la que pertenecemos varios colegas profesionales de Puebla y que llevamos fregándonos muchos años en estos menesteres demoscópicos (algunos diez, otros quince y otros hasta más de veinte).

    En primer lugar comprendo la confusión que puede existir al interpretar los datos resultantes de una Encuesta. Los periodistas no son expertos en el tema. Y entiendo que no tienen por qué serlo. Lo malo es que algunos interpretan de un modo y otros de otro… los mismos datos. Pero, como comprenderán, eso no es culpa del encuestador.

    El ansia por dar a conocer los datos de una encuesta (supongamos que verdadera) en la que un personaje (muchas veces quien la encargó) tiene resultados favorables, es la culpable de los excesos: Se ha hecho costumbre que alguien “la filtra” a uno o varios medios y cada uno de ellos le da un “cabeceo” distinto. Pero eso tampoco es culpa del encuestador.

    Lo bueno de todo esto es que el público se puede dar cuenta qué medio es más fiel a la realidad (Aristóteles dixit) y cuál le da una interpretación subjetiva a lo que publica.

    Y tampoco debemos espantarnos de que eso ocurra: Nadie puede escapar de la subjetividad natural que existe al captar e interpretar conceptos, situaciones o hechos concretos. Naturaleza humana, le llaman.

    Pero eso tampoco es culpa del encuestador. Nosotros lo único que hacemos es medir, mediante una serie de técnicas científicas basadas en la Teoría del Muestreo, lo que opina la gente sobre un hecho determinado.

Muestreamos (mejor o peor, he ahí el secreto de las buenas o malas encuestas) levantamos (aplicamos los cuestionarios), tabulamos y presentamos resultados. Punto.
Y quien la encargó tiene el derecho de usar esos resultados como mejor le convenga: Publicarlos (pero por favor, que la interpretación sea honesta), usarlos como herramienta de trabajo, analizarlos para tomar decisiones… o callarlos, guardarlos y utilizarlos para ver qué errores se están cometiendo en alguna determinada área.

    Y me refiero específicamente a las encuestas de preferencia partidista o de posicionamiento de precandidatos o bien de evaluación de ejercicio gubernamental.

    Entonces llegamos a la esencia de mi palabrería de hoy: La mayoría de las ocasiones, los que malinterpretan, abusan, pervierten o hasta inventan una encuesta son o los mismos políticos o los medios a los que se las filtran.

    Y de eso tampoco tenemos la culpa los encuestadores.

    Y conste que no niego que efectivamente pueda haber encuestas mal hechas (de esto es lo único que sí podemos ser culpables los encuestadores, pero eso se resuelve estudiando y experimentando). Que pueda haber empresas fantasma que dizque hacen encuestas. Que puede haber incluso encuestas inventadas con el absurdo objetivo de dar a conocer mentiras (que un candidato “va ganando” por ejemplo).

    En lo personal (el BEAP, pues) hemos intentado resolver todos esos naturales problemas de credibilidad en las encuestas publicadas de una manera muy simple: Las nuestras solo las publicamos nosotros, con nuestro nombre, firma y explicación adjunta.

    No me interesa la interpretación o “cabeceo” que pueda darle un medio a mi trabajo. Lo que sí hago es redactar una larga explicación metodológica y de interpretación de resultados (que a muchos les da una flojera inmensa leer). Y sostengo los datos de cualquier encuesta publicada de este modo. El día que llegue a aparecer en un medio una supuesta encuesta del BEAP que traiga resultados que nosotros no hicimos, la negaré rotundamente (como ya ha pasado algunas veces). Y el ridículo para quien la haya “filtrado” y/o publicado será mayúsculo.

He insistido muchas veces: Los primeros en hacer encuestas políticas fueron los propios medios (en Estados Unidos, desde el siglo XIX), pero hoy se ha desvirtuado ese sano binomio que solo en algunos casos existe en nuestro país (Reforma, por ejemplo). Es decir, que las encuestas publicadas no sean por encargo de los partidos o políticos, sino por iniciativa del propio medio para dar buena información a sus públicos y para ganar eso que tanto trabajo cuesta tener hoy en día: Credibilidad.
Pues nosotros sí tenemos una alianza estratégica (vaya, somos socios) entre el BEAP con Grupo Editorial Status. Lo que publicamos ahí es nuestro y lo sostenemos. Lo hacemos y patrocinamos nosotros mismos. Punto. Y eso no quiere decir que no tenga muchos clientes (muchos, afortunadamente) que nos encarguen trabajos privados.

    Además, yo mismo publico lo que hago en otros medios amigos (diarios, Televisión, Radio) y desde luego en nuestra propia página web.

    En fin. La verdad no me pongo el saco sobre la guerrita contra las encuestas.

    Ese que se lo pongan quienes tengan cola que les pisen. Quien engaña a sus clientes. Quien inventa datos y realmente no los levanta. Quien dice que hizo tantos cuestionarios y en realidad hizo menos. Quien dobletea el mismo ejercicio y lo vende para dos clientes distintos. Quien dice que fue a tales lugares y la verdad es que solo fue a muchos menos. Quien se pone de acuerdo con otra encuestadora y hacen el mismo trabajo… pero se lo venden a clientes distintos. Todas esas y más malas mañitas.

    Lo malo es que, como siempre… pagamos justos por pecadores.

    Ni modo. Nosotros seguiremos haciendo lo que sabemos hacer. Y ya que cada quien juzgue nuestros trabajos.

Y lo siento también por los que seguramente renegarán de lo que publiquemos próximamente. Ya tendré argumentos para contestarles. Eso no lo duden.

Por lo pronto me despido… me tengo que ir a seguir encuestando.

jriverp@yahoo.com
www.beap.com.mx

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