¿Cuál es el papel real que está jugando María de las Heras en el proceso interno del PRI para elegir al candidato que, en teoría, sucederá a Mario Marín?
¿Se ha comportado hasta el momento como un actor imparcial, dedicado sólo a proveer el priismo de la información necesaria para la toma de decisiones de tipo político, o hay algo más?
¿Cómo es, por cierto, su relación con quienes tienen posibilidades reales de amarrar la nominación?
¿Qué tal su cercanía con Blanca Alcalá y el papel que está jugando todavía en esta sucesión?
Y es que, todo indica que, la posición de la supuesta “indecisión” de la alcaldesa y la muy estudiada ambigüedad por la que ha optado en su discurso, en términos de su participación o no en el proceso, tiene que ver con una estrategia diseñada y operada por la propia María de las Heras a través de Sostén, la empresa de asesoría consentida de la hoy alcaldesa, a la que utiliza desde que era candidata del tricolor a la presidencia municipal de la capital.
Las cabezas visibles de Sostén son, además de la especialista en estudios de opinión, la publicista Margarita Jiménez Urraca (que armó la campaña de Enrique Peña Nieto y los demás candidatos del PRI en el Estado de México en 2007) y Rosario Robles, ex jefa de gobierno de la Ciudad de México.
Con este auténtico Dream Team, Alcalá basa, además de su estrategia de imagen y promoción de las obras de su gobierno, las acciones que debe de tomar como una obligada protagonista de una sucesión en donde resulta por demás incómoda para el grupo gobernante.
Fue Víctor Manuel Giorgana, quien desde la campaña se puso en contacto con Jiménez Urraca, para que de inmediato empezaran a trabajar en la imagen, el discurso y la estrategia de posicionamiento de quien, sin grandes acciones concretas como presidenta municipal, sigue ocupando niveles de popularidad y aceptación que resultan no sólo inalcanzables para algunos de los demás aspirantes priistas, sino que se han convertido en el pretexto perfecto para reactivar la guerra en contra de su gobierno.
Más allá de esto, la cercanía de Alcalá con Sostén y la ambigüedad de María de las Heras, a ratos como asesora personal de la presidenta y a ratos como la “imparcial” dueña de la única encuestadora que el PRI tomará realmente en cuenta para la selección de su candidato a la gubernatura, llama poderosamente la atención.
¿Será por esto que Blanca Alcalá fue la primera priista en conocer los resultados de la primera encuesta realizada por Demotecnia, inclusive antes que Alejandro Armenta o el propio Mario Marín?
¿Sabrán en el PRI de la relación entre De las Heras y su aspirante incómoda?
¿Lo sabrá el gobernador, en el contexto de que Blanca, si al final así lo decide, puede ser el principal obstáculo a la imposición de su candidato?
¿Qué opinarán los demás?
¿Serán creíbles los números que arroje la segunda encuesta de Demotecnia si, como todo parece indicar, deciden medir también a la alcaldesa?
Según la propia María de Las Heras, quien quiera contratar los servicios de Sostén debe cumplir de entrada con algunos requisitos: “ser mujer y que quiera, por voluntad propia, obtener o acrecentar su poder. Algo esencial es que tenga un compromiso
con la equidad y una perspectiva de género moderna, que permita a Sostén infiltrar su filosofía”.
No cabe duda que con Blanca Alcalá lo está haciendo, aunque esté en duda la imparcialidad de la herramienta que utilizarán para la decisión final.
Sostén lo logró con Ivonne Ortega, a quien llevó paso a paso hasta convertirla en gobernadora de Yucatán.
Llevarlo a cabo en Puebla, parece prácticamente imposible.
Con o sin sostén.
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