Las famosas y muchas veces comentadas modificaciones a las leyes electorales (estatales y federales), que en su conjunto supuestamente limitarían o al menos ordenarían los actos de precampaña de personajes interesados en alcanzar cargos de elección popular y con ello nos darían a los ciudadanos un descanso en las temporadas entrecampañas, no sólo no han logrado su cometido sino que… han provocado exactamente el efecto contrario.
Y es que tanto a nivel federal como local, lo que hemos visto desde que las leyes se hicieron más “duras”, es que los pre-pre candidatos de los dos principales partidos políticos hoy en día (PRI y PAN) se han convertido en maestros de la interpretación personal de la normatividad y en genios para evadirla… todo con tal de lograr el ansiado “posicionamiento” en la mente de los electores en sus respectivas localidades… o Estado.
Y como todo en nuestro país, nadie puede hacer absolutamente nada: La ley quedó lo suficientemente ambigua y llena de lagunas, que las autoridades electorales, por más que quisieran, efectivamente no pueden hacer nada por el momento. Estamos viviendo esa temporada en la que no se puede denunciar nada pues no hay ni precampaña ni campaña, y por ende no hay precandidatos ni candidatos a los que denunciar.
Aunque, como hemos visto aquí hace unos días, muy bien se puede documentar una inconformidad por parte de algún interesado (incluso un ciudadano común y corriente) y tumbarle la candidatura a algún chistoso que haya venido queriendo hacer propaganda anticipada y con ello esté violando los preceptos constitucionales de equidad e igualdad en los procesos electorales. Pero eso ya se verá.
Bueno. Pues todo este rollo lo comento hoy porque, como todos saben, la actividad preponderante de quien esto escribe es el levantamiento de estudios de opinión pública. Las mentadas “encuestas”, pues. Y obviamente, hemos andado levantando mediciones demoscópicas por todos lados (al momento actual estamos levantando en 4 Estados del país). Y en todo el Estado de Puebla, es cierto.
Y cada día me sorprende más el ingenio –por llamarlo de alguna manera- de los suspirantes para lograr –supuestamente- que los ciudadanos los conozcan y luego estar muy bien “posicionados” a la hora de las encuestas (oficiales y no oficiales).
Aquí en la capital ya hemos visto desde muy casuales espectaculares de camionetas que brindan seguridad y eficiencia o de inteligentes citas de políticos griegos, hasta abiertos y descarados eventos de proselitismo personal de varios de los precandidatos tanto al gobierno del Estado como de la Alcaldía.
Pero el fin de semana, recorriendo el Estado, me topé con una bola de bardas en las que los aspirantes de cada localidad, tapizan con sus nombres y colores respectivos de los dos partidos principales, pero con inocentes leyendas –pequeñas- de los negocios o profesión del personaje.
Así, por ejemplo, en Tecamachalco, uno de los aspirantes del PRI (usa los colores clásicos de bardas tricolores) ha puesto en un buen número de bardas su nombre en letras enormes… y junto, pequeño y abajo, el nombre de su taller mecánico y que atiende desde hace muchos años.
En Palmar de Bravo, un tal “Dr. Juvencio” no se qué, ha tapizado el pueblo con bardas con colores azules y naranjas (clásicas de los panistas) con su nombre enorme… y recuerda que él atiende en tal dirección. Por supuesto, un personaje del PRI hace lo mismo pero él le recuerda a la población que su negocio está en tal parte de esa localidad.
Y así sígale por toooodo el Estado. Entre talleres mecánicos, doctores que atienden no sé dónde, farmacias de descuento y quién sabe cuántas cosas más, el hecho es que ahora los ciudadanos no sólo tienen que recetarse las asquerosas campañas y precampañas de los políticos ansiosos de servir al pueblo, sino que ahora también, un año antes, su increíbles estrategias para adelantarse y estar presentes en la mente de los electores.
El caso es que ya no existen temporadas en las que no veamos campañas proselitistas.
Pero… ¿Sabe Usted qué es lo peor? ¡Que creen que les funciona! En serio, andan auténticamente desatados. Y aunque efectivamente, la gente puede recordar un nombre de algún personaje por verlo por ahí pintado o anunciado de alguna forma, de eso a que tenga la intención de votar por él hay una distancia enorme.
Creo que por el contrario, lo que están provocando es que la gente se harte (¿más?) de los políticos ansiosos y a la hora de la elección verdadera ni siquiera vaya a votar.
Porque lo que sí percibo en toooodas mis encuestas es que la gente cada día más está hasta el gorro de los políticos, partidos y candidatos. Y es que además de estar sufriendo la peor crisis económica de la historia, ahora tenemos que estar aguantando a tantos necios e “ingeniosos” adelantados con sus burdas estrategias.
Allá ellos y sus “consultores”