En la selva hay tres pisos…
Puede haber alguna semejanza con el mundo, tal vez por ello se hable del “primer” o del “tercer mundo”…
Cuando era niño leí que las selvas mas espesas con su vegetación formaban esos “tres pisos”.
Sin que resultaran como lo ilustraban los dibujos de mi libro que planteaban la existencia de entrepisos formados por las ramas entrelazadas de los árboles… efectivamente existen tres realidades a diferente altura sobre el piso, sin que en ningún momento haya yo visto -como en el mundo tampoco- una separación total…
En la parte superior, donde viven principalmente simios y aves, las ramas de los grandes árboles se trenzan entre sí creando una superficie que resiste el peso de animales de buen tamaño. El soleamiento genera aquí hábitats diferentes a los de las partes mas bajas…
Sobre este entramado que parece interminable se yerguen los altivos cedros macho que superan los cuarenta metros de altura…
Bajo esa trama, con menos luz y calor y mucho más humedad, cuelgan multitud de lianas, se cobijan palmeras y muchos otros árboles menores que no llegan a trenzarse y en cuyas copas o en torno a ellas habitan sobre todo aves pequeñas, mariposas y otros insectos…
A nivel del suelo crecen plantas de follaje como la hoja elegante en muchas variedades e innumerables carrizos, helechos y palmas que gozan de mucho menos luz. La fauna a nivel de piso la constituyen mamíferos y multitud de reptiles…
Las más diversas especies de insectos pululan en todas partes. Los tres mundos de la selva, sin ser primero, segundo o tercero, no sólo coexisten sino que se equilibran en una fascinante armonía…
Todos tienen lo necesario… nada se desperdicia…
No hay sendero evidente, debemos usar el machete con mucha frecuencia para pasar entre las plantas. Vamos encontrando riachuelos de aguas teñidas por las hojas que caen en ellos…
Aunque estás a la sombra, no deja de imponerse un caluroso bochorno que te hace sudar a cántaros…
Aquí, la luz que penetra, se refleja en las hojas generando un inmenso calidoscopio con todas las gamas cromáticas, el entorno es embelezante… cautiva tu mente y tus sentidos… exulta tu creatividad y tu entusiasmo…
Como siempre quise venir a la selva, también tuve una intensa ansiedad por conocer Europa, otro “primer mundo” diferente, muy diferente a los Estados Unidos… en los cultos países del Viejo Continente constaté la existencia de niveles superiores y contrastantes formas de vivir y también me di cuenta de que muchos seres humanos no son ni malignos ni peligrosos como me lo habían dicho y que es absurdo confrontarles sin mas motivo que ser lo que son…