A cuarenta días de que termine la campaña electoral actual (para Diputados Federales) y también para que de inicio la lucha por la Gubernatura (porque todos sabemos que el 6 de julio estará comenzando formalmente la batalla por el Gobierno estatal en los dos principales partidos), hay una serie de verdades que surgen, de acuerdo a todo lo que hemos estado midiendo. A la opinión pública y por el BEAP, claro.
El gran ganador del próximo 5 de julio será el abstencionismo. Calculamos que dejarán de ir a las urnas entre el 65 % o más de los ciudadanos inscritos en el padrón.
La influenza y el bolsillo les pega a todos los niveles de autoridad. Y también a todos los partidos y candidatos. La gente está harta de los políticos y ahora más preocupada por no contagiarse y, por supuesto, por la terrible crisis económica que ya todos padecemos.
Las preferencias electorales están siendo muy volátiles. Los pocos que están seguros de ir a votar no están del todo seguros de hacerlo definitivamente por un partido al día de hoy. El que un partido esté a la cabeza de las preferencias en un Distrito hoy, no significa que siga en esa misma posición dentro de una semana.
Las campañas comienzan a calentarse, aunque no el posicionamiento de los candidatos. Poca gente los logra ubicar exactamente. El voto del ciudadano se centrará en la “marca” y en general, en la situación nacional coyuntural.
Al PRI le ayuda su capacidad de movilización y apela al voto de castigo hacia el partido del Presidente. Al PAN le ayuda despertar el antipriísmo y recordarle a la gente que el Presidente Calderón sí combate al narcotráfico y a los delincuentes, no como sus antecesores tricolores.
En las tendencias partidistas, no necesariamente está vinculada la situación local. La Alcaldesa Blanca Alcalá sigue muy bien evaluada por los poblanos, aunque el PRI haya bajado puntos en algunos Distritos capitalinos.
Creemos que las tendencias definitivas aparecerán faltando unos cuantos días para que se lleve a cabo la elección. ¿Una semana antes? Probablemente, si no ocurren hechos extraordinarios.
El resultado de la elección del 5 de julio no necesariamente es el antecedente para lo que ocurriera en la elección de 2010 (¿julio, noviembre?). En otras palabras, el partido que gane mayoría de Diputaciones en 2010 no necesariamente ganaría el 2010. Son dos elecciones distintas.
La elección de 2009 la definirán las “marcas” de los partidos y todo lo que ya dijimos (coyuntura nacional, ánimo del votante, etc.). La elección de 2010 la definirán los candidatos. Un candidato fuerte y carismático puede ganar la elección para Gobernador, sea del partido que sea (vamos, PRI o PAN, que son los que realmente tienen posibilidades). También contará el voto de refrendo al partido gobernante o el voto de castigo, localmente hablando.
En pocas palabras, tanto para 2009 como para 2010, nadie tiene asegurado el triunfo. Queríamos competencia democrática y ya la tenemos. ¿Los partidos sabrán qué hacer con ella?