Eso es lo que se pregunta desde hace tres meses la presidenta municipal Blanca Alcalá.
¿Dónde está la secretaría que en teoría debería de tener la suficiente capacidad de operación y el talento negociador para desactivar los problemas con trasfondo político de la ciudad?
Y lo peor.
Seguramente la alcaldesa se da de topes cada noche por haber aceptado la imposición de Juan de Dios Bravo como secretario de gobernación.
La famosa “memelita”, como se le conoce en el medio político, es un auténtico cero a la izquierda. Una verdadera nulidad.
En estos casi noventa días de administración no sólo no ha sido capaz de erigirse como un interlocutor válido, reconocido, de respeto, ante los diferentes grupos de presión que interactúan con el gobierno de la ciudad, además, su incompetencia y particular estilo-que por cierto raya en la más petulante mamonería- le han generado a Alcalá un sinnúmero de problemas y un ambiente de verdad tenso con el resto de sus colaboradores.
Bravo no ha podido con los ambulantes, vamos, los líderes de las organizaciones más representativas ya ni lo pelan y acuerdan con otros actores que en los hechos sí dan resultados.
¿Y qué me dice de las elecciones en las juntas auxiliares?
Inconformidades no resueltas en San Jerónimo Caleras, en Resurrección, en San Baltasar Campeche.
Vecinos que salen a la calle, manifestaciones que suben de tono, plantones permanentes y la amenaza latente de tomar las presidencias auxiliares para impedir el relevo de autoridades el próximo 15 de mayo.
Lo peor para Bravo es que sus problemas no son sólo de su oficina para afuera.
Sus compañeros de plano no lo tragan, los sindicalizados lo evitan y sus subalternos hacen como que siguen el pie de la letra sus indicaciones, las cuales por supuesto consultan más arriba antes de mover un dedo.
Las razones de este rechazo tienen que ver por supuesto con el pago de facturas políticas al que fue obligada la alcaldesa.
Y es que a Juan de Dios, tal y como pasaba con las víctimas del famoso Zorro, se le quedó grabada en la frente y para siempre la Z.
DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA
Dicen los especialistas que una efectiva secretaría de gobernación debe “contribuir a la gobernabilidad democrática y a la seguridad con apego a los principios propios del ejercicio democrático del poder público, fortaleciendo la capacidad de las instituciones para procesar eficazmente las demandas y planteamientos de los actores políticos y hacer efectivos los derechos políticos de los ciudadanos, proteger tanto a la población como a los intereses vitales del Estado, generando un entorno favorable para el crecimiento con calidad y para el desarrollo humano, que incluya a todos los ciudadanos”.
¿Lo anterior lo cumple la secretaría de gobernación municipal?
Ja, ja, ja….
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