El violento palo que recibió el fin de semana pasado el Secretario de Gobernación Juan Camilo Mouriño, puede tener consecuencias aún poco dimensionadas. Y sin exagerar, muy bien pueden provocar su muy temprana caída del puesto más importante del gabinete calderonista.
¿De ese nivel? Puede ser y me explico.
Independientemente de que el objetivo fundamental de Andrés Manuel López Obrador con la exhibición del famoso expediente Mouriño era descarrilar a un posible contendiente para el 2012 y, por supuesto, seguir captando los reflectores de los medios (que ya poco le estaban haciendo caso desde mediados del año pasado), el problema es que la aclaración dada por el funcionario nacido en Madrid ha sido poco menos que insuficiente.
Mouriño no ha logrado hilvanar una declaración congruente que abone en su desagravio y la verdad es que la acusación es más que cierta: Siendo funcionario de la Secretaría de Energía sí firmó contratos –como apoderado legal- que beneficiaron a empresas familiares. Punto. Ese es el hecho. Lo demás fue una defensa personal con argumentos bastante pueriles y llenos de nerviosismo (como eso de que “ha tenido que renunciar a vivir en la hermosa provincia mexicana” para irse a vivir al cochino D.F.).
Pero este análisis es el más simplón. No, lo importante es otra cosa.
El Secretario de Energía en el momento de esas firmas era nada menos que el hoy Presidente Felipe Calderón. Y aquí empiezan las preguntas: ¿A poco no estaba enterado de ese tipo de contratos de su subordinado? Y cualquier respuesta perjudica al michoacano. Si no sabía es un tontito al que le veían la cara. Y si sí sabía entonces es cómplice de un acto de corrupción por tráfico de influencias.
Pero lo peor. ¿A poco el Presidente Calderón no conocía el expediente completo de quien estaba nombrando como el Secretario más importante de su gabinete, en enero pasado?
Y nuevamente cualquiera de las respuestas no es benéfica para el primer mandatario. O pecó de desinformado o pecó de confiado.
O bien. ¿Y si Felipe lo sabía (supuestamente el Presidente de México debe ser el hombre mejor informado del país… al menos eso decían en tiempos de las glorias priístas) y ha dejado pasar el tema? ¿A poco ya se quiere deshacer del españolito?
Yo no creo lo anterior. Claro que Felipe conocía el expediente de Mouriño, pero no puede venir de él el palo. Mas bien… ¿Y si el expediente fue filtrado desde altos círculos de poder enojados porque Calderón quiere quitarles espacios y privilegios? ¿Recuerda usted cuando Javier Lozano empezó su trámite para afiliarse al PAN? Al otro día le reventaron el escándalo de que el chinito millonario se quejaba de sus presiones con el famoso “coopelas o cuello”.
Juan Camilo Mouriño es, junto con Germán Martínez, uno de los artífices de la batalla que ha emprendido Felipe Calderón para quitarle al Yunque el control del PAN, tal como lo hemos escrito aquí desde hace mucho.
¿Venganzas yunquistas? No sería nada raro.
Solo recuerden los poblanos cómo le fue a Luis Paredes cuando decidió enemistarse con el Yunque. Desde el mismo PAN emprendieron su persecución, sin importarles que iban a perder irremediablemente las elecciones. El objetivo era acabar con él para que ellos siguieran controlando el partido y las voluntades de sus seguidores. ¿Elecciones? Ya vendrían otras.
Incluso se ha dicho que un poblano que ocupó cargos importantes en Pémex fue quien filtró datos que perjudicaban a Calderón siendo candidato (lo de Hildebrando, pues). ¿Y si por ahí otra vez está el origen de la filtración? Todo huele muy mal. Pero predomina el olor a Yunque.
El hecho es que al día de hoy, de no aclarar contundentemente que todo es una mentira y ataques infundados (que no lo son, por supuesto), las horas de Mouriño al frente de la Secretaría de Gobernación pueden estar contadas. Porque si Felipe Calderón no hace nada aún comprobándose que todo es cierto, quedará como un solapador de la corrupción que tanto dijo en campaña, llegaría a combatir.
El tema va a dar mucho que hablar en los siguientes días. Y el españolito sí que puede ser sacrificado. No va a quedar desamparado, eso sí. Regresará a las 80 empresas a las que dijo renunciar para dedicarse a la cochina política nacional.
Acuérdese: El pleito Felipe-Yunque apenas está comenzando.
A ver cómo les responde Felipe.
REFORMA PANISTA AÚN EN VEREMOS.
Por cierto, buenas fuentes del PAN (como siempre) me dicen que la reforma de los estatutos de ese partido, en la que destacan los puntos que mencionaba aquí mismo la semana pasada (que ya podrán votar los adherentes o que el CEN puede designar candidatos), todavía puede ser echada para atrás.
Que la reunión del Consejo Político del PAN es hasta el mes de abril y que ahí todavía puede haber modificaciones a la mencionada propuesta o bien de plano desecharla.
Que el Yunque todavía puede defender sus fueros ante la embestida que está recibiendo de parte de Germán Martínez y Calderón.
Que si no les conviene (como de hecho así es), aún pueden intentar votarla en contra.
Que el hecho de que el CEN ahora pueda imponer candidatos es considerado como una auténtica arbitrariedad al más puro estilo del PRI que tanto criticaron por años (claro, el chiste es que los imponga el Yunque).
Que Germán Martínez va a tener que tragarse sus insultos (a los “meones de agua bendita”) y que aquí en Puebla no va a poder imponer a un candidato que no cuente con la bendición de la Organización. Porque aquí en Puebla manda y seguirá mandando el Yunque. Que faltaba más.
¿Será?
Ya estaremos viéndolo.