23-11-2024 07:00:36 PM

Radiografía de fin de año II: la realidad del PAN

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En el año 2000 la mayoría de mexicanos vieron con esperanza el arribo al poder del partido que durante décadas denunció la corrupción y excesos del PRI. Todo pensábamos que el país y la forma de ejercer la política cambiarían, pues tal había sido la promesa por la cual se convencieron millones de mexicanos de la necesidad de la alternancia.

El problema es que 11 años después, aunque el balance en general no es del todo negativo en el ámbito del manejo ordenado de las variables macroeconómicas, sí existen serias dudas entre la población de que el PAN haya podido resolver los enormes problemas que la aquejaban cuando gobernaba el PRI: Pobreza, desempleo, carestía y… gobiernos corruptos o autoritarios.

El PAN en 11 años no ha podido demostrar que es totalmente diferente al PRI. Sus gobiernos tampoco son totalmente transparentes, tampoco pudieron dar los millones de empleos ofrecidos en campaña, tampoco han controlado la delincuencia organizada e inseguridad pública y lo peor: Nunca han podido desarticular las redes de tráfico de influencia en el ámbito de los sindicatos corruptos que antaño sirvieron clientelarmente al PRI.

Por el contrario, tanto Vicente Fox como Felipe Calderón se aliaron con lo más podrido de ese sindicalismo corrupto para seguir controlando clientelas electorales que les han ayudado incluso a ganar procesos en varios Estados de la República, Puebla incluido.

La mayoría de la población, en resumen, no ve mucho cambio de cómo gobernaba el PRI y cómo ha venido manejando el poder el PAN.

Debido a lo anterior, las preferencias partidistas con miras a la próxima elección federal, no son muy halagüeñas para el Partido en el poder desde el año 2000: Al día de hoy, como partido, en nuestra última encuesta Estatal BEAP, un 26.4 % de los electores sufragaría por Acción Nacional, abajo del PRI, por el que sufragaría un 38.8 %. Las tendencias nacionales son parecidas.

Sin embargo, cuando preguntamos sobre los precandidatos panistas enfrentados con los abanderados del PRI y del PRD, aquellos caen a lejanos tercero, cuarto y quinto lugares, por muchos puntos de diferencia: Mientras que por Enrique Peña Nieto votaría (al 30 de noviembre) un 39.8 %, por Josefina Vázquez Mota lo haría un 14.3 %, por Ernesto Cordero sufragaría un 6.8 % y por Santiago Creel un casi inexistente 0.1 %

En otras palabras, Peña Nieto aventaja a Vázquez Mota en más de 25 puntos, a Cordero en 33 puntos y a Creel en prácticamente 40 puntos (¡!)

Observando esas tendencias nos damos cuenta de algo importante: El PAN como “marca” beneficia a sus precandidatos, pues como partido alcanza 26.4 puntos porcentuales, mientras que su mejor abanderada alcanza apenas 14.3 puntos.

¿Por qué votará la gente en 2012? ¿Por el Partido o por el candidato? Nuestra hipótesis en el BEAP es que lo hará más por el candidato, observando las tendencias de procesos anteriores y en algunos Estados del país.

Y en ese sentido, el candidato (a) del PAN, si las cosas siguieran como hasta este momento, podría caer hasta el tercer lugar en la elección presidencial. Así de grave es actualmente la situación para el PAN: Todo indica que sí habrá un notable “voto de castigo” contra el que sea su abanderado.

Las cosas pueden cambiar, es cierto. Falta la campaña real con todo lo que eso significa. Pero al arrancar la contienda, es un hecho que el PAN y/o su candidato (a) lo hará en tercer sitio de las preferencias. No es algo de lo que se puedan sentir orgullosos los panistas.

¿Qué ha pasado? ¿Hay una decepción con el PAN y sus gestiones?

Reitero: Sufre el desgaste natural de cualquier partido gobernante. El problema es que durante décadas prometieron que ellos encabezarían el cambio y que así serían sus gestiones. Por ello es mayor la desilusión ciudadana y… seguramente el voto de castigo.

Ahora, también es cierto que en el año 2006 las cosas eran similares: López Obrador encabezaba indiscutiblemente las encuestas y el candidato presidencial panista partía en tercer lugar en la contienda. Y el resultado final lo conocemos todos (y esa es la débil esperanza de Felipe Calderón), pero…

En primer lugar, no había tan mala evaluación para el primer gobierno panista de Vicente Fox (al contrario, mucha gente simpatizaba con él y lo calificaba bien). En segundo lugar, no había un precandidato priísta que encabezara las preferencias desde tanto tiempo antes, como Enrique Peña Nieto. Y aún con todo, Felipe Calderón apenas “ganó” por menos de medio punto porcentual aquella elección presidencial (y hay quien sigue sosteniendo que no ganó realmente).

En otras palabras, las condiciones de 2006 son radicalmente distintas a las de 2012. Vamos, ninguna elección es igual jamás.

Pero aún hay más problemas para el PAN actualmente. Mientras que el PRI y los partidos de izquierda ya tienen abanderado presidencial, en el PAN continúa una desgastante lucha por la candidatura… entre tres personajes que no han podido lograr un arrastre definitivo entre la sociedad.

Como ya hemos visto, la mejor precandidata blanquiazul es Josefina Vázquez Mota… comparada con Ernesto Cordero y Santiago Creel. Pero ninguno se le acerca a Peña Nieto, por mucho y que los panistas así lo quieran ver, por las recientes (y notables) pifias que ha cometido últimamente el candidato tricolor. La verdad es que ni con eso, los panistas despegan en las preferencias ciudadanas. Al contrario, creemos que el que se pueda ver beneficiado con una eventual caída de Peña Nieto sería Andrés Manuel López Obrador, no un panista.

Así pues, al cierre del año, el PAN y quien sea su candidato (a) tiene un monumental reto para poder emparejar las preferencias para la Presidencia. Los panistas confían en que así pueda suceder… pero sus contrincantes también juegan la partida.

Y lo peor (para sus aspiraciones de victoria): Será hasta el mes de febrero cuando el Partido Acción Nacional tenga ya candidato presidencial definitivo. O sea en más de dos meses… que los otros candidatos aprovecharán para seguirse posicionando en el ánimo del electorado.

Pero aún con todo, repito una vez más: No hay campaña aún, faltan muchos meses y el gobierno federal usará todos sus recursos para no perder la Presidencia (recursos, programas federales, utilización de la justicia contra  priístas o adversarios incómodos y un largo etcétera). Ese es el factor que faltaba mencionar. Casi nada.

¿Ya perdió el PAN, pues? Para nada, falta aún mucho por suceder.

jriverp@yahoo.com

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