Impactantes, interesantes sabias y atinadas palabras de mi gran amigo Ismael Ordaz Núñez mexicano de corazón, marino de vocación, abogado y estudioso de la seguridad en todos sus ámbitos por convicción, compañero del Instituto Universitario Puebla, excelente colaborador en las épocas en que tuve el honor de servir a esta Puebla Fuerte cuando fui Secretario de Seguridad Pública y orgulloso en su momento miembro de la Marina Armada de México.
Y recién platicamos me preguntaba yo al escucharle atentamente y recordar ese dicho del siempre sabio pueblo “cuando veas las barbas de tu vecino cortar… pon las tuyas a remojar” ¿se aplicara a nuestra entidad o ya se las irán a cortar a otros lares?
En esas charlas de café y de análisis profundo, académico y preocupado por la realidad que hoy vivimos y que en lo particular tenemos en la entidad de puebla así como en todo el país me comentaba su concept de seguridad nacional y me decía: “es que pocos tienen la precisión de la seguridad pública y nacional” y precisaba acerca de la segunda
¿SEGURIDAD NACIONAL?
Alberto (me decía), Hoy día vemos que la Seguridad Nacional esta vulnerada, simple y llanamente porque el Estado no supo o no quiso prevenir lo prevenible, permitiendo que naciera una célula cancerosa en el País, LA VIOLENCIA, Y que hoy, para erradicarla, va a costar sin duda alguna, muchas vidas inocentes, sin embargo aunque pareciera volver al pasado, es necesario implementar creo yo, cuatro estrategias para recuperar el estado de derecho:
- Una campaña mediática durante un año consecutivo día y noche sobre el respeto a la legalidad.
- Aplicación estricta de la ley
- Abatir la corrupción
- Nueva estrategia de la educación, para lograr una calidad educativa, sin esto, nuestra sociedad no cambiara. No olvidemos a Jean-Jacques Rousseau cuando dijo “en el instante en que un pueblo permite ser representado, pierde su libertad”, o cuando afirmo “no puede haber patriotismo sin libertad; ni libertad sin virtud; ni virtud sin ciudadanos. Crea ciudadanos y tendrás todo lo que necesitas; sin ellos no tendrás sino esclavos envilecidos, desde los gobernantes del Estado hacia abajo”.
Estas estrategias no quieren decir que serán madamas así como así, sino deberán ir acompañadas de varias subestrategias para lograr un estado integral de abundancia, prosperidad y armonía.
El Estado, la gran institución creada por el hombre moderno para salvaguardar la paz, la armonía y preservar sus derechos y libertades, ha sido el mayor fracaso de la actual civilización”.
Si asumimos el análisis de que los actuales poderes han fracasado, es urgente, entonces, sustituir a esos poderes por otros más eficaces. Esta línea argumental nos hace chocar de frente con la urgencia de transformar nuestra sociedad. Necesitamos un giro ético prometedor y nuevo que nos lleve, directamente, a sustituir el protagonismo hipertrofiado de las administraciones por el protagonismo de los ciudadanos, a valorar más a la persona, a depositar nuestra confianza plena sólo en lo que podemos controlar muy de cerca. Nuestra vida y nuestro mundo son demasiado importantes para que deleguemos su dirección y custodia en ineficientes administradores lejanos.
A pesar de las dificultades, aunque el poder disponga hoy de más recursos que nunca para erradicar la ciudadanía (miedo, manipulación, disuasión, sanciones y violencia), el ser humano ha decidido dar otro empujón a la historia, abandonar el ropaje del súbdito y volver a colocarse las vestimentas de ciudadano. Cree que no hay otra forma de garantizar el futuro. Aunque algunos hayan alertado de manera engañosa que un exceso de democracia puede poner en peligro las instituciones, el camino correcto ya fue señalado por Alfred Emanuel Smith, cuando dijo que “todos los males de la democracia pueden curarse con más democracia”. En la democracia sólo se hace el camino al andar.
Por democracia entendemos una sociedad libre, no oprimida por poderes políticos, ni dominada por oligarquías en la que los gobernantes responden ante los gobernados. Una sociedad es democrática cuando es abierta y cuando el Estado está al servicio de los ciudadanos y no al revés. La definición más brillante y difundida de la democracia quizás sea la pronunciada por Lincoln en Gettysburg, en 1863: “government of the people, by the people, for the people” (gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo).
Que nadie piense que la fiera está en la jaula. El Estado está en libertad y sólo nos quedan dos opciones: encadenarlo o rezar para que la fiera esté saciada.
¿Así o más claro?, la pregunta sería si aquí ya lo entendieron nuestras autoridades o se están olvidando de voltear a ver ñas bases, ños principios, las raíces.
Sin comentarios
¿O no?
Juzgue usted
Pd su concepto de Seguridad Pública se los dejo para otro día porque a veces, como dijera Luis Paredes a veces nos resultan “con la piel demasiado delgada”