Los panistas lo odian… y con razón. Hoy aventaja en más de veinte o treinta puntos a cualquiera de los precandidatos blanquiazules en todas las mediciones demoscópicas serias, aún en las propias de la Presidencia de la República.
¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué tanta ventaja y tanto posicionamiento?
Por varios motivos.
En primer lugar, es un hecho que Peña Nieto ha diseñado una muy buena campaña mediática desde hace 6 años que comenzó su gobierno en el Estado de México y ese ha sido su mayor acierto. Se le puede calificar de “producto”, de “creación televisiva”, de “invento sin contenido”… pero hoy es el precandidato con más posibilidades de ganar cómodamente la contienda presidencial que se verificará en poco más de 10 meses.
Sus estrategas (que hoy son muchos… medio mundo hoy se autodenomina “asesor” de Peña Nieto) no han equivocado el camino: Efectivamente, hoy es el precandidato más conocido de todos. Y eso mismo provoca que tenga la mejor intención de voto: recuérdese el precepto de marketing electoral de que la mitad de la victoria es ser conocido… la otra es concitar a que voten por mí (carisma, propuesta, buena campaña).
En segundo lugar, si bien el éxito peñanietista de posicionamiento es una buena estrategia propia… mucho ha tenido que ver también el escaso y enclenque caballaje de los panistas: No hay un solo precandidato que entusiasme o que proyecte que es mejor que el encopetado mexiquense.
Los panistas aborrecen a Peña Nieto… pero no han sido capaces de convencer a la mayoría de los mexicanos que pueden lanzar a alguien mejor… o que pueden gobernar mejor de cómo lo han hecho los últimos once años.
Si llegara a ganar Peña Nieto las elecciones del 2012, los gobiernos panistas habrán sido unos de sus mejores propagandistas. Tienen que aceptarlo y no caer en posturas de cerrazón soberbia. Mucho de lo que criticaban de los gobiernos priístas, hoy lo cometen puntualmente; y la gente razona hoy su idea de “cambio”… ¡hacia el PRI! Obvio, solo con Enrique Peña Nieto, no con otro candidato.
Ahora bien y aún con todo: Enrique Peña Nietoes hoy el precandidato mejor posicionado, más conocido y con mejor intención de voto… pero aún no hay contendientes reales y tampoco campañas efectivas.
Habrá que ver si efectivamente es un tipo preparado y con ideas o es solo un producto de la televisión… con el coeficiente intelectual de las tvstars. No lo sabemos aún.
Como Gobernador del Estado de México mantuvo sus altos niveles de popularidad, eso es un hecho. Aunque también es cierto que siempre fue ayudado por las televisoras, que ocultaron sus errores y magnificaron sus virtudes y lado bueno.
En la campaña presidencial no podrá ocultarse un error o poco conocimiento de los problemas del país, en un debate televisado, por ejemplo. O una andanada de críticas sustentadas en pruebas reales. O, desde luego, un candidato opositor carismático que logre conquistar a la gente más que él. O el desprestigio que aún tiene bien ganado el PRI como marca.
No. Enrique Peña Nieto no la tiene ganada ya desde ahora. Tiene que pasar por la dolorosa prueba del ácido de la campaña.
Pero los otros candidatos también. Y reitero, no se ve uno con mayores cualidades (inventadas o no) que el ex Gobernador mexiquense.
¿Ernesto Cordero? A él ya ni Rafael Moreno Valle lo impulsa. Por algo será.
¿Josefina Vázquez Mota? Podría provocar más votos a favor… pero tampoco es una súpercandidata que arrastre multitudes.
¿Santiago Creel? Seamos serios.
¿Marcelo Ebrard? Mmmmm. Puede dar pelea, si fuera por todos los partidos de izquierda y luego en una mega alianza anti PRI con el PAN. ¿Lo permitiría el Peje… y los panistas? Lo dudo.
¿Andrés Manuel López Obrador? Provocará a sus huestes… pero nada más. No le alcanza para vencer hoy a Peña Nieto.
Y aún con todo… cualquier cosa puede pasar.
Sí, hasta que pierda Peña Nieto, si se juntaran varias de las coyunturas ya mencionadas. Difícil, pero no imposible.
Nada es ya imposible en este México posmoderno.
LA NOTA AL PIE…
En Veracruz los Diputados locales han aprobado una Ley (llamada ya “Ley Duarte”) que castiga con varios años de cárcel a quien propague rumores falsos de hechos violentos, balaceras, bombas o cosas así, por cualquier medio –incluido Internet- y que con ello se “altere el orden público”.
El hecho desató una ola inmensa de críticas en las redes sociales y no bajan al Gobernador Javier Duarte de Ochoa de dictadorzuelo, enemigo de la libertad de expresión y mil lindezas más. Y las críticas cargaron en general contra el PRI y sus gobernantes… en un hecho claro de matices partidistas faltando unos diez meses para la elección presidencial.
Desde luego la Ley es criticable porque nadie puede estar seguro de que algo expresado en las redes sociales pueda “alterar el orden público” y constituir un delito. Y obvio, eso puede provocar que los políticos y su tradicional terror subjetivo a las críticas, denuncien algo como delito cuando les convenga.
Pero no nos preocupemos de más: ahora más que nunca los twitteros estaremos desatados, justamente por la franca oposición al hecho de que se nos quiera amordazar. La tonta ley será contraproducente y lo más seguro es que sea modificada o derogada.
Pero de que los gobernantes andan al acecho para castigar a los críticos, es un hecho. ¿Alguien se acuerda de algo que muchos llamamos la “Rafamordaza”?
Porque ahí sigue. Y ya nadie quiere tocar el tema por miedito.
Lo bueno es que el internet y las redes sociales son total y absolutamente NO regulables. Para enojo de cualquier Gobernador, sea de Veracruz o de acá más cerquita.
Y si no pregúntenle a un tal Hosni Mubarak o a un tal Kaddaffi.
y claro, por supuesto… síganme en twitter: @rodolforiverap
