La verdadera seguridad de Moreno Valle, la real, la neta: se compone de más de 100 elementos, entre agentes federales, ministeriales y de la policía estatal.
Están distribuidos en células de 4 o 5 elementos, de las cuales 2 son integradas netamente por elementos federales, que siempre andan con él mientras que las otras se combinan entre ministeriales y estatales, y son utilizados de manera rotativa y dependiendo del evento al que acuda.
A los eventos, se despliegan de la siguiente manera: una camioneta va de avanzada abriendo paso con 4 o 5 elementos a bordo, más una que ya se encuentra en el punto indicado, más 2 que van de retaguardia, quienes vuelan con él si es que el viaje es por helicóptero. Independientemente, en los eventos se encuentran otras dos células dispersas por el lugar, vestidas de paisanos para confundirse entre las personas.
Estos elementos se suman a los policías estatales y de tránsito que se suman a las caravanas con sus patrullas o motocicletas, para abrir y cerrar paso, según sea el caso.
Si las giras son al interior del estado, la seguridad se redobla porque al municipio indicado ya se sumaron por lo menos otras dos células de avanzada, más las policías de la zona, que se integran al operativo de seguridad de manera obligatoria.
Ni que decir de las giras presidenciales, porque de inmediato el número de agentes se incrementa, con la inclusión obligatoria de más ministeriales, estatales, federales y del mismo ejército, para hacer la nada despreciable suma de 400 elementos listos para intervenir en caso de algún problema.
En todo este equipo de seguridad sobresale uno: su chofer de apellido Medrano, quien ha estado con él desde la Secretaría de Finanzas y es al único al que le confía sus traslados, pues aunque usted no lo crea, al gobernador no le gusta manejar porque se estresa mucho.
Cuando era Secretario de Finanzas, Moreno Valle ya ostentaba un aparato de seguridad muy visible, con 9 vehículos, hasta 11 personas y su chofer, aunque la rotación era muy constante debido a que los elementos poco aguantaban sus constantes exabruptos, aunque cuando estaba de buenas, era a “todo dar”.
Constancia de ello, el premio que hasta por 25 mil pesos por persona entregó a cada uno de ellos al salir triunfante en su primera postulación como diputado local.
Al interior de la residencia oficial, tampoco se escatima, pues en Casa Puebla hay destacados de manera permanente 25 elementos, reforzados por policías ministeriales y estatales que realizan rondines permanentes en la zona de Los Fuertes, siempre listos a acercarse por si hay problemas. Por cierto, sobra decir que la mayoría de los elementos de seguridad no están en la nómina oficial, sino que están relacionados en una partida confidencial.
Estamos hablando sólo de la seguridad directa del gobernador; aún falta desmenuzar a los equipos que acompañan a los secretarios más influyentes, como Manzanilla y Cabalán, Ardelio y Maldonado. Los demás, se procuran sus propios guaruras.
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