La fundación Populorum Progressio, dependiente del Vaticano, aprobó financiar con más de dos millones de dólares proyectos de desarrollo para campesinos y poblaciones desfavorecidas de América Latina.
Según informó Segundo Tejado, subsecretario del Pontificio Consejo Cor Unum de la Sede Apostólica, el organismo autorizó apoyar económicamente a 189 iniciativas, entre las cuales destacan la construcción de pozos de agua, escuelas y enfermerías.
Esto durante la última asamblea del consejo de administración -cuyo presidente es el arzobispo mexicano Juan Sandoval Iñiguez-, que tuvo lugar del 19 al 22 de julio en la localidad de Belen do Pará (Brasil).
Un grupo de obispos latinoamericanos analizaron cada uno de los 216 proyectos que buscaban financiamiento y decidieron a cuáles concederlos, 27 quedaron fuera.
La fundación otorgará un promedio de 10,000 dólares a cada proyecto, ya que su política es dar apoyos concretos pero contenidos a muchas personas antes que ofrecer grandes sumas a pocos beneficiados.
Tejado reveló que durante la reunión anual de la Populorum Progressio se analizaron diversos aspectos de la realidad latinoamericana.
“Ante todo hemos visto que la crisis, con sus repercusiones no son sólo imputables a fenómenos como la expansión monetaria o el aumento incontrolado del crédito, sino también a la imposición, a estas poblaciones, de modelos occidentales”, explicó.
Además advirtió sobre la “grave situación” de los campesinos, los indígenas y afroamericanos que se ven obligados a abandonar sus tierras por falta de desarrollo o la excesiva urbanización.
“El desplazamiento de ingentes masas de campesinos que buscan en las grandes ciudades una calidad de vida ha contribuido a crear grandes y monstruosas periferias donde reina la delincuencia y la miseria, y donde estas minorías, sobre todo indígenas, se hacen cada vez más vulnerables”, ponderó.
La fundación “Populorum Progressio” fue instituida por el Papa Juan Pablo II en 1992 con motivo del V centenario del inicio de la evangelización de América.
Su finalidad es promover el desarrollo integral de las comunidades de campesinos más pobres de Latinoamérica, además de ser signo y testimonio del anhelo cristiano de auténtica solidaridad.