El vozcero gubernamental no tiene ni dos meses completos en la administración y ya tiene abiertos varios frentes, que lejos de beneficiar la imagen del gobierno al que representa, lo va dejando malparado.
No deja de asombrar la habilidad que tiene para jugar con las palabras, de manera socarrona y un tanto cínica, con salidas fáciles a los temas torales; con el afán de dejar mal parados a sus interlocutores y con, en casos específicos, tirando piedras y escondiendo manos.
Lo grave del caso es que en sus ansias por ser y estar presente en todos los medios, en todos los espacios de opinión, deja de lado su verdadero rol de ser la voz oficial del gobierno estatal y del gobernador Rafael Moreno Valle, para convertirse en el payaso del rodeo que se sube al toro para recibir los madrazos y hacer reír a la concurrencia. Por lo menos esa es mi percepción, claro, que puede estar alejada de su realidad.
Es en twitter donde ha encontrado la plataforma más útil para explotar su don de la “bilocación·” y su bis dicharachera, porque su presencia física es cuasi nula, salvo por su ya larga colección de cartas desaclatatorias.
Es más, dicen que sus mismos empleados, para pedirle permiso de ir al baño, tienen que hacerlo por twitter, porque en persona no tiene el mismo carisma, como que les da hueva.
Lo mismo se parte la madre con el diputado-niño-naranja en un escarceo sobre si lo que dijo no fue lo que quiso decir; nos da una cátedra sobre la percepción y la realidad, se mete en camisa de once varas al hacerla de guarura del gobernador ante los madrazos del SME; instituye la modalidad de “oreja oficial” al acudir a las ruedas de prensa de los que tengan algo que decir contra el gobierno, para ejercer presión psicológica.
Ciertamente, se notó un cambio entre el anterior vozcero y él, pues al anterior nadie lo pelaba en las giras, ni siquiera tenía cuentas en redes sociales, es más, dicen que ni siquiera sabía prender la computadora.
Pero con el nuevo, las cosas se extrapolaron.
De nula se brincó a una excesiva presencia, y lo peor, al bote pronto, al cachar todo lo que le caiga, a contestar a todos y contra todos.
Lo más preocupante es que lo que dijo en una entrevista a un medio en particular, pretenda convertirlo en directriz de gobierno, sin pasar por los trámites oficiales para que tengan validez.
Para hacerlo válido, vamos.
Y se enoja si se le cuestiona al respecto, y reta y levanta la voz y se va por la vía de la descalificación, y acusa a su interlocutor de opaco, cuando desde su trinchera también incurre en lo mismo.
¿Esa es la nueva estrategia del gobierno en medios de comunicación?
De verdad no creo que al gobernador le agrade mucho saber que el protagonismo, más allá de los boletines o actos oficiales, se lo esté ganando el vocero, al cual trajo para, precisamente, mejorar su presencia mediática, nulificada por la inutilidad del primero.
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