La división administrativa de Iberoamérica en virtud del Tratado de Tordesillas (1494) fue:
Por parte de España
Virreinato de Nueva España, que incluía lo que ahora es México, más los estados norteamericanos de California, Arizona, Nuevo México, Texas, Nevada, Utah y parte de Colorado, Wyoming y Oklahoma. En algún momento dependieron de éste virreinato Cuba, Florida y Luisiana (bajo dominio español solo entre 1762 y 1801) que comprendía a los estados de Luisiana, Arkansas, Kansas, Nebraska, las Dakotas, Montana, Idaho, Iowa, Missouri y parte de Oklahoma y Wyoming.
Capitanía General de Guatemala, que abarcó al actual estado mexicano de Chiapas y toda Centroamérica excepto Panamá.
Virreinato de Nueva Granada, en lo que hoy son Colombia, Panamá y parte de Ecuador.
Capitanía General de Venezuela
Virreinato del Perú, que comprendía a Perú, y parte de Bolivia, Ecuador, Chile y Brasil
Virreinato del Rio de la Plata, que se extendía por Argentina, Uruguay, Paraguay y parte de Bolivia y Brasil
Capitanía General de Chile
Diversos territorios insulares como: Cuba, La Española (hoy República Dominicana y Haití), Puerto Rico y otras que le fueron paulatinamente arrebatadas por otras potencias coloniales.
Portugal constituyó diversas capitanías (originalmente 15), luego agrupadas entre el Estado del Maranhâo y el Estado del Brasil bajo el Gobierno General del Brasil (1549)
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La acción y el pensamiento de los Heterodoxos Españoles desde 1700, La Independencia Norteamericana (1776) como democracia republicana y federal, la Revolución Francesa (1789), el pensamiento y movimientos de la Ilustración, la promulgación y derogación de la Constitución de Cádiz (1812-14) influyeron a los países sudamericanos tanto como a México, pero las Guerras Napoleónicas y la rivalidad comercial entre Inglaterra y Francia afectaron tanto a Sudamérica, como a México los afanes expansionistas de los Estados Unidos.
Entre 1792 y 1815 se libran en Europa las Guerras de Coalición (como es más adecuado referirse a las llamadas Guerras Napoleónicas) que tienen como protagonista central a la Francia afectada por su Revolución, contra otras potencias alarmadas por la propagación de dicho fenómeno y adicionalmente por la figura de Bonaparte. Tuvieron como teatros de operación a Europa, el Océano Atlántico, el Río de la Plata, el Océano Índico, el Mar Caribe y Norteamérica, y fueron el antecedente remoto de las dos Guerras Mundiales.
En la primera de esas guerras (1792-97) se confrontaron con Francia: Austria, Prusia, Inglaterra, España y el Piamonte, para acabar con el republicanismo. Triunfó Francia y durante esta guerra se hace de enorme prestigio el joven Napoleón. La segunda se libró entre Rusia, Inglaterra, Austria, Portugal, el Reino de Nápoles, los Estados Papales y el Imperio Otomano en contra de Francia, que es derrotada (Bonaparte estaba en Egipto para obstruir el comercio británico con Asia) Esto fuerza el retorno de Napoleón, causa la caída del Directorio y deriva en el golpe de estado que con ayuda del ideólogo Emmanuel Joseph Sieyès llevó al poder a Bonaparte, quien firma un Concordato con el Papa (1801) para contar con el apoyo popular. Después de esto Francia derrota a todas sus adversarias y por separado va firmando la paz con cada una de ellas, quedando sola Inglaterra, que había financiado la guerra.
Los ingleses tenían el claro objetivo de aniquilar a Napoleón, quien suponía un grave peligro para la evolución política de Europa más allá de las monarquías tradicionales y de los crecientes movimientos revolucionarios. El 28 de mayo de 1804 se proclamó Empereur des Français coronándose a sí mismo ante el Papa. Después de mil años de existencia el Sacro Imperio Romano Germánico es liquidado por Francisco II (1806) para evitar que la legitimidad del título de emperador pudiese recaer en Napoleón.
El ejército inglés no representaba mayor peligro para Francia, pero si su armada, que amenazaba a sus posesiones en el Caribe, Asia y África y a su comercio con ellas y con otras potencias. La enorme capacidad financiera británica podía sostener los esfuerzos de otros enemigos de Francia, así que era vital neutralizar a los ingleses, pero la Armada Británica comandada por Horatio Nelson derrotó a la francesa en la Batalla del Nilo (1798) y luego a la combinada franco-española en Trafalgar (1805), lo que define la supremacía naval inglesa por más de 100 años.
Como réplica, Napoleón decreta el Bloqueo Continental (1807) contra Inglaterra, que encabezaba la incipiente Revolución Industrial y dependía en gran medida de su comercio exterior, por lo que era especialmente sensible al bloqueo comercial que se aplicó en diferentes medidas en toda Europa con excepción de Portugal. Ante la amenaza napoleónica -que ya avanzaba por España- el rey Joân VI se traslada con su Corte a Brasil (1808), constituyendo el Reino Unido de Portugal, Brasil y Algarve, dando a Brasil rango similar al de Portugal, siendo el único país iberoamericano que se independizó sin guerra de por medio y constituyéndose en un imperio constitucional.
Al suspenderse el comercio de ultramar y el flujo de manufacturas inglesas, se acelera la industrialización del continente y se desarrollan productos alternos a los que dejaron de llegar a Europa (Alemania desarrolla azúcar de remolacha, se siembra algodón en Italia, etc.) e Inglaterra se ve obligada a abrir nuevos mercados a sus productos, lo que le lleva a las colonias holandesas en África y en Asia, y a Iberoamérica.
La independencia de Haití (1803) privaba a la armada francesa de su base de operaciones en América y eso dificultaba el conservar los vastos y poco colonizados territorios de la Luisiana, por lo que, y para financiar sus guerras, Napoleón la vende a los Estados Unidos (1803), lo que sin duda afecta seriamente a la geopolítica de nuestro continente. A partir de entonces, la Nueva España tuvo frontera con una potencia emergente ansiosa de expandirse, cuando las tropas napoleónicas entraban a la península y Carlos IV abdicaba en su hijo Fernando VII y este nuevamente a favor de su padre quien a su vez abdica en Napoleón, que nombra a su hermano José rey de España y promulga el Estatuto de Bayona (1808), mal llamado Constitución de Bayona, inspirada en el modelo de Estado constitucional bonapartista. Todo esto, más el influjo de la Ilustración, precipitan los movimientos independentistas hispanoamericanos.
En este entorno se dan las llamadas Invasiones Inglesas al Río de la Plata
“El Río de la Plata es el mejor lugar del mundo para establecer una colonia inglesa”
John Pullen, gobernador de Bermudas