Desde el surgimiento, en el año 622 DC del Islam (junto con el cristianismo y el judaísmo una de las tres religiones abrahámicas), se va extendiendo desde La Meca (hoy en Arabia Saudí) por todo el norte de África y Asia Menor hasta penetrar a Europa. Arraiga en el Medio Oriente, Asia Menor, el Cáucaso y los Balcanes, habiendo llegado a dominar Rumania, Moldavia, Bulgaria, parte de Checoslovaquia y Hungría acechando a Viena, Varsovia y Kiev. También se extendió hacia Persia, Asia Central y más recientemente por el Sudeste Asiático.
Se confrontó con el cristianismo en continuas guerras. Las cruzadas (1095-1291), la toma de Constantinopla (1453), España invadida en 711 expulsa a los musulmanes hasta 1492, etc. En el siglo XVIII había tres grandes imperios musulmanes: El Imperio Safaví en Persia; el Mogol en Afganistán, Asia Central, Paquistán, India y Bengala; y el Imperio Otomano con capital en Estambul y extendido por la cuenca del Mar Mediterráneo en el Norte de África, los Balcanes, Asia Menor, Medio Oriente y Arabia.
El Safaví, cuyo origen se remonta al siglo XVI, declina en el XIX cuando británicos y rusos luchaban por la hegemonía en la zona, hasta que en 1907 se repartieron sus territorios. El imperio Mogol (1526-1857) cohabitó con las potencias coloniales europeas (Inglaterra, Francia, Holanda, Suecia, Portugal y España) durante más de tres siglos, en los que comerció con las Compañías de las Indias Orientales que patrocinadas por los gobiernos británico, francés, holandés y sueco (decían tener el monopolio del comercio con ese imperio y tenían facultades incluso para declarar la guerra) generaron un enorme flujo de mercancías entre Europa y el Subcontinente Hindú, hasta que el Imperio Británico tomó el gobierno del Indostán (región que incluía a India, Pakistán, Bengala, Ceilán y Birmania).
El Imperio Otomano inicia en 1299 y fenece en 1922. Dominó el Norte de África (exceptuando Marruecos), el Medio Oriente, Asia Menor, los Balcanes, parte de Europa Oriental y parte de Arabia. Ya en su decadencia se une a los Imperios Centrales (Alemania y Austria Hungría) en la Primera Guerra Mundial, en la que son derrotados por los aliados (Imperio Británico, Estados Unidos y Francia), cuando la Rusia Zarista había sucumbido en la Revolución Bolchevique y esta se rindió ante Alemania.
Durante la guerra, los británicos incitaron la Rebelión Árabe para escindir a los otomanos. Prometieron la creación de un reino árabe unificado que incluiría a Irak, Siria, Líbano, Jordania y Palestina, pero en los secretos Tratados Sykes-Picot (1916), Inglaterra y Francia se reparten la región. Francia se queda con Siria y Líbano, e Inglaterra -bajo diferentes modalidades- con el resto. Destacan en el contexto de estos hechos la declaración Balfour (1917, por el canciller Arthur James Balfour) en la que el gobierno británico apoya la creación de “un hogar nacional judío” en Palestina y la del gobierno Francés -Declaración Cambon- (1917) que expresa su simpatía a la colonización judía de Palestina.
En función de todo ello es que a instancias de la Sociedad de las Naciones (creada por el Tratado de Versalles -1919- que puso fin a la Primera Guerra Mundial), se establece el Mandato Británico de Palestina, cuyos límites geográficos, políticos y sociales eran enormemente indefinidos. En ese momento el 90% de los habitantes del lugar eran árabes. Las pretensiones políticas de la población judía (10%) y las reticencias árabes suscitaron continuos conflictos.
En 1947, tras el estallido de la violencia entre extremistas de ambos bandos, el gobierno británico se retira de Palestina y deja la situación en manos de la ONU que dividió el territorio en dos Estados, declarando a Jerusalén como ciudad internacional bajo custodia de la ONU. La Liga Árabe (fundada en 1945, 22 países miembros) advirtió que para impedir aquello usaría todos los medios, inclusive las armas. El 14 de mayo de 1948, al expirar el Mandato Británico de Palestina se proclama la fundación del Estado de Israel. Más de 700,000 árabes perdieron sus hogares al ser expulsados de los territorios en los que se asentó el Estado creado por la ONU.
Al día siguiente de su fundación, sus vecinos árabes le atacan. A consecuencia de su victoria en esta guerra, Israel incrementó su territorio en un 26%, aunque Jordania ocupó Judea y Samaria (hoy Cisjordania) y Egipto la Franja de Gaza, cuya soberanía no estaba asentada en ningún tratado.
La humillante derrota en la guerra del 48 exacerbó el nacionalismo árabe, que adicionalmente acusaba la traición de Francia e Inglaterra a sus promesas durante la Primera Guerra Mundial. Así cobró vigor el panarabismo, ideología que sostiene que existe una sola patria común a los pueblos árabes del Magreb y Medio Oriente y que no admite la existencia del Estado de Israel, despreciando al Occidente capitalista.
En 1952 un grupo de oficiales del ejército egipcio derrocó al rey Faruk I y proclamó la República, que sería gobernada por el Consejo de la Revolución dirigido por quien sería el líder árabe –panarabista– más notable de ese tiempo: Gamal Abdel Nasser. El panarabismo pronto mostró su germen marxista, planteando la abolición de la propiedad privada, la nacionalización de las empresas de capital extranjero, la reforma agraria, postulando que el Estado proporcionaría educación laica (anti islámica) y salud gratuitos a toda la población, a la vez que instigaba a guerrillas que actuaban en y contra de Israel.
En 1947 se fundó el Partido del Renacimiento Árabe Socialista (conocido como Baaz, que en árabe significa resurrección), nacionalista árabe, laico (anti islámico) y socialista, con ramas en los países árabes, pero fundamentalmente en Siria e Irak, donde ascendieron al poder en 1963. (Baaz fue el partido de Saddam Hussein).
En esto inspirado, Nasser nacionaliza el Canal de Suez afectando intereses británicos y franceses, quienes responden militarmente, situación que aprovecha Israel para a su vez invadir la península del Sinaí. Nasser ordena el hundimiento de barcos mercantes que transitaban por el canal y así escala el conflicto involucrando a Estados Unidos y a la URSS. La Guerra del Sinaí se verificó entre el 29 de octubre y el 5 de noviembre, desviando a la opinión pública mundial de la masacre que la URSS llevaba a cabo en Hungría entre el 23 de octubre y el 10 de noviembre, más aún cuando la URSS amenazó con ataques nucleares sobre Paris y Londres si británicos y franceses no se retiraban -al igual que Israel- de Egipto, lo que al suceder -también con la presión de Washington- da un gran prestigio a Nasser y acerca al panarabismo a la órbita soviética. La guerra fue una victoria militar para Israel y un gran triunfo político para Nasser y la URRS. Inglaterra y Francia dejan de ser factor decisivo en la zona mientras Estados Unidos y la URSS asumen ese papel. La Guerra Fría entre los imperialismos es marco de todos los acontecimientos político-militares en el mundo.
En 1964 Nasser relevó a Josip Broz Tito como dirigente de los Países no Alineados. Como dato interesante vale mencionar que durante el sexenio del presidente López Mateos (1958-64) visitaron a México Tito, Nasser, Sukarno (presidente de Indonesia con quien se acuñara el término Democracia Dirigida), Jawaharlal Nehru (Primer Ministro de la India)… todos ellos personajes muy representativos del Movimiento de los Países no Alineados que supuestamente se mantenían al margen de ambos bloques imperialistas, posición que los gobiernos priistas cultivaron y que ciertamente les dio prestigio internacional.
La opinión pública árabe seguía exigiendo a sus líderes combatir a Israel, por lo que cuando en 1967 Egipto, Siria, Jordania e Irak estaban planteando una alianza, Israel les ataca por sorpresa (Guerra de los Seis Días) y logra una extraordinaria victoria tomando la simbólica Jerusalén Oriental, los Altos de Golán, Cisjordania, la Franja de Gaza y la Península del Sinaí. En el marco de la Guerra Fría, la URSS y el bloque comunista rompieron con Israel, alineando así al Magreb y al Medio Oriente, más no a la Península Arábiga y a sus enormes reservas petroleras que permanecen en la órbita occidental.
Dos cuestiones han dado enorme relevancia a esta región geopolítica… La existencia del Estado de Israel, en cuanto a su condición de Estado confesional judío y al desalojo de la población árabe de los territorios Palestinos, y sus cuantiosos yacimientos de hidrocarburos en Estados islámicos, algunos no sólo confesionales sino fundamentalistas. A la fecha se registran en el mundo 43 Estados confesionales: 11 en Europa, 4 en América, 21 en Asia y 7 en África
Al difuminarse la distinción entre nacionalidad y religión, los israelíes se encuentran con frecuencia residiendo en un estado teocrático y en muchos aspectos parece que Israel encaja en el molde de un estado sagrado
Mitchell Bard (citado por Wikipedia)
Esa enorme riqueza era explotada por las grandes transnacionales petroleras (conocidas como Las Siete Hermanas) quienes fijaban los precios del hidrocarburo, hasta que en 1960, en Bagdad y a iniciativa de Venezuela se funda la Organización de Países Productores de Petróleo OPEP con Arabia Saudí, Irak, Irán Kuwait y Venezuela como miembros fundadores.
El 6 de octubre de 1973, durante el Yom Kippur (celebración religiosa judía) Egipto y Siria lanzan un ataque sorpresa a Israel, que inicialmente retrocede, pero al contraatacar logra una nueva y extraordinaria victoria sobre los árabes, puesto que Jordania, Irak, Marruecos, Arabia Saudí, Libia, Kuwait, Argelia y Sudán enviaron tropas, incluso las hubo de Pakistán, Cuba y Corea del Norte que empleaban armamento de fabricación soviética, mientras que Israel de factura americana, lo cual dejó ver una clara superioridad tecnológica y organizativa de los ejércitos occidentales.
Después de estos eventos se da la primera crisis del petróleo, a raíz de la decisión de la Organización de Países Árabes Productores de Petróleo (Egipto y Siria no pertenecían a la OPEP) de no vender el energético a los países que habían apoyado a Israel durante la Guerra del Yom Kippur, mientras los demás miembros de la OPEP aprovechaban la coyuntura para cuadriplicar sus precios. Desde entonces se han incitado diversos conflictos para que los precios del crudo desestabilicen a la economía global. Esto generó el boom petrolero mexicano durante el sexenio 1976-82 cuando el presidente José López Portillo dijo que teníamos que aprender a administrar la abundancia, lo que a la postre se revirtió en una de las peores crisis de nuestra economía.
Esta derrota tuvo un alto costo político para el panarabismo socialista pro soviético, pues dicha ideología les llevó a sucesivos fracasos políticos y militares alejándoles además de sus raíces culturales. Ante ello hay un resurgimiento de los movimientos panislámicos como factor de unidad de los pueblos de esa religión en un círculo aún más amplio y con lazos más fuertes. El caso más significativo en éste viraje es Irán, país que al deponer al gobierno pro occidental del Sah Reza Palehvi (1979) se constituye en una República Islámica fundamentalista que a partir de entonces impulsa a los grupos fundamentalistas con prácticas terroristas como Al Qaeda.
En 1969 -mediante un golpe de estado- Muamar el Gadafi -seguidor de Nasser- toma el poder en Libia y proclama una republica socialista intentando sin éxito unificar a Libia con Egipto, Siria, Irak y Sudán, y también con Túnez, Argelia, Marruecos y Chad. Patrocinó y protegió a agrupaciones terroristas y a guerrillas insurgentes como el Ejército Republicano Irlandés (IRA), ETA en España, FARC en Colombia y desde luego la Organización Para la Liberación de Palestina (OLP) con cuyo líder Yasir Arafat tuvo cercana relación. Intentó suceder a Tito y a Nehru como líder de los Países no Alineados y fue un activista del Tercer Mundo al que el presidente Echeverría (1970-76) tanto se vinculó. Los últimos años concentró sus esfuerzos diplomáticos en la Organización para la Unidad Africana, que habiéndose fundado en 1962 por Nasser y Haile Selassie (emperador de Etiopía) más que promover la descolonización, incitó a la violencia que desangró a ese continente por varias décadas.
En 1964 y con el impulso de la Liga Árabe, se funda la Organización para la Liberación de Palestina (OLP) teniendo como finalidad la reconquista de los territorios ocupados por Israel y la restitución de esas tierras a sus pobladores originales. Desde luego esto supone la desaparición del Estado de Israel, por lo que ambos han sido enemigos irreconciliables, cuyas luchas -tenidas por justas en función de los puntos de vista de ambos bandos- han suscitado interesantes estudios del conflicto y de sus implicaciones históricas, sociales y culturales. Por su odio a Israel, deriva en el rechazo al occidente capitalista (USA, Inglaterra y Francia principalmente) y cae durante muchos años bajo la órbita soviética, de donde recibe armas y otras asistencias.
La OLP operó muchos años en territorio jordano, hasta que el rey Hussein percibe el peligro que ya representaban para el Estado Jordano y les combate. Como resultado de ello, traslada sus principales operaciones a territorio libanés, suscitando una terrible guerra civil (1975-85) en la que se involucran Israel y Siria.
Así permaneció algunos años el entorno en Medio Oriente. Conflicto árabe israelí, crisis petroleras, guerras civiles, intervenciones militares, guerras entre países de la zona… Todo esto que parece tan lejano, sin duda ha sido factor importante para la situación de nuestro México. Lo que más hemos percibido es lo relativo al petróleo (antes del TLC, casi único producto de exportación de nuestro país y aún ahora vital soporte de las finanzas públicas mexicanas) pero la similitud de los postulados de las revoluciones en esta parte del mundo con lo enarbolado en la revolución mexicana y sostenido por los regímenes priistas, no dejan duda de que hay un factor común.