22-11-2024 07:43:57 PM

La contaminación tiene orígenes naturales

El aumento de los niveles de gas metano en la atmósfera antes de la Revolución Industrial puede atribuirse a causas naturales y no a la influencia humana, según un estudio de científicos británicos que publica la revista Nature.

El metano atmosférico es un gas de efecto invernadero conocido por su sensibilidad tanto a las fuentes naturales como a las antropogénicas, pero averiguar la causa de un aumento anómalo en los niveles de metano antes de la Revolución Industrial (periodo histórico comprendido entre la segunda mitad del siglo XVIII y principios del XIX) ha sido hasta ahora una tarea difícil.

Entre las hipótesis que manejan los expertos hay coincidencia generalizada en destacar la posibilidad de un inicio muy temprano de la actividad agrícola intensiva, pero se apunta también a causas naturales como el aumento de las emisiones de las zonas pantanosas.

Un equipo dirigido por Joy Sigarayer, profesor de la Universidad de Bristol (Reino Unido), siguió modelos de cálculo del clima y del impacto de las tierras pantanosas para determinar las pautas y la evolución del metano durante los últimos 130 mil años.

La conclusión es que no hay que culpar a los seres humanos y que el aumento de la temperatura previo a la industrialización del planeta fue consecuencia principalmente de los cambios en las fuentes naturales en los trópicos del hemisferio sur derivados de una pequeña variación en la órbita terráquea.

Sigarayer explicó a Efe que lo que se ha hecho en este trabajo es considerar lo ocurrido en la era pre-industrial.

Este trabajo aporta un mayor entendimiento sobre hace cuánto tiempo los seres humanos tienen un impacto significativo en la presencia de gases de efecto invernadero en la atmósfera y alteran el clima, afirmó.

La variación de la órbita terráquea es clave y el profesor recordó que hace 10 mil años la Tierra alcanzaba su punto más cercano al sol en los meses de junio y julio, al revés que hoy, cuando esa cercanía máxima ocurre en los meses de diciembre y enero.

Esto implicaba que las zonas tropicales del hemisferio norte recibían una luz solar más intensa y más calor durante el verano septentrional, lo que intensificaba los monzones en regiones como la India, África Occidental y el este de Asia, incrementaba las zonas pantanosas y originaba una mayor emisión de gas metano.

Desde hace 10 mil años esas emisiones de los trópicos del norte han disminuido, porque actualmente el perihelio terráqueo (punto en el que la Tierra se halla más cerca del Sol) coincide con un momento en que el planeta se inclina hacia el sur con respecto al sol, por lo que los monzones septentrionales son más débiles.

Estos cambios forman parte de un ciclo que se llama precesión de los equinoccios y que ocurre cada 23 mil años.

Sigarayer indicó que en términos globales las concentraciones de metano en la atmósfera, que han quedado registradas en las placas de hielo para un periodo de 800 mil años, están más presentes en el hemisferio norte, “sencillamente porque hay más tierra en el hemisferio norte y consecuentemente un mayor potencial pantanoso”.

Teniendo en cuenta la relación entre la órbita, los monzones y las emisiones de metano de las zonas húmedas, lo lógico sería esperar que en los últimos 10.000 años las concentraciones de metano en la atmósfera hubieran disminuido, dado que el perihelio ha cambiado del verano septentrional al verano meridional.

Sin embargo, el registro de las placas de hielo muestra que esas concentraciones aumentaron en ese periodo de tiempo.

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