24-06-2025 06:37:00 AM

Van por los prestanombres

Por Valentín Varillas

 

Servidores públicos que dejaron a su paso por el cargo una apestosa estela de actos de corrupción, no son los únicos sujetos a investigaciones que iniciaron ya desde hace algunos años.

Habrá también quienes acaben siendo daños colaterales en materia jurídica.

Y es que, existen carpetas que están ya muy avanzadas y que involucran a sus prestanombres.

Personajes que cobraban jugosas comisiones por echar a andar una eficiente estructura de “blanqueo”, que tenía como objetivo el integrar a la economía formal los cientos de millones de pesos que, mes tras mes, sus jefes ordeñaban de las finanzas públicas estatales.  

Son los socios principales y los representantes legales de decenas de empresas fantasma que se crearon con este objetivo.

Constructoras, plantas de concreto, firmas inmobiliarias, restaurantes, bares, medios de comunicación, despachos de asesoría y logística y un larguísimo etcétera.

Están a su nombre casas, terrenos y todo tipo de propiedades.

También autos importados, relojes de edición limitada y demás activos que sus patrones jamás podrían haber adquirido con el sueldo oficial que recibían por la actividad pública que desempeñaban.

Existe además una lista, esa sí de reciente de creación, de cerca de diez factureros importantes mediante los cuales se simularon todo tipo de operaciones.

La ambición de algunos fue tal, que no tuvieron empacho en utilizar a miembros de su familia como pantalla para enriquecerse al amparo del poder.

Hay tres casos en especial, muy avanzados por cierto, en donde los señalados involucraron a sus propias madres (literal) como sus testaferros.  

No tuvieron ídem.

Dos de ellas sabían perfectamente lo que hacían y se prestaron, con conciencia absoluta, a cometer una serie de delitos graves para beneficio propio y de sus vástagos.

Ni modo.

Sufrirás las consecuencias jurídicas de sus actos.

La otra, no tuvo jamás forma de enterarse.

Ni hablar.

El problema es que, aunque se sienten muy sofisticados en sus procedimientos, al final cometieron muchos errores.

Dejaron huellas indelebles porque, en esto de sangrar el erario, no hay manera de cruzar el pantano sin mancharse el plumaje. 

El propio y el de sus “asociados”.

Y lo peor: lo agravaron y aceleraron todo, con su insaciable hambre de protagonismo y sus  utópicas calenturas políticas.

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