Pocos creían que el PRI, después de dos derrotas en elecciones presidenciales, pudiera llegar a reponerse y colocarse al momento actual como un partido con muy serias posibilidades, no solo de recuperar la titularidad del Ejecutivo Federal, sino de reposicionarse como la primera fuerza política del país en las próximas elecciones federales del 2009.
El Partido Revolucionario Institucional, lo hemos dicho mucho en este mismo espacio, no nació estrictamente como un partido tradicional que buscara el poder. Más bien, nació como el proyecto legitimador del grupo revolucionario que ya había ganado el poder por la vía de las armas (sobre todo a partir de la gestión de Álvaro Obregón de 1920 a 1924, y por supuesto con la de Plutarco Elías Calles de 1924 a 1928 y posteriormente con el maximato de 1928 a 1934).
Por esa misma razón siempre les costó tanto trabajo a los priístas (y a algunos les sigue costando) aceptar resultados electorales adversos. Según la fórmula expresada en su momento por Fidel Velásquez, “quien quisiera quitarle el poder al PRI, tendría que hacerlo por las armas, pues a ellos les había costado una Revolución el obtenerlo”.
Pero como todo sabemos, la evolución del propio sistema creado por el PRI durante el siglo XX, fue creando naturalmente el germen de su descomposición: Varias generaciones de mexicanos fueron teniendo acceso a la educación pública y ese mismo hecho provocó que tarde o temprano hubiera ciudadanos pensantes que cuestionaran el que un mismo partido ostentara el monopolio del poder en el país.
La mayoría de la población, a partir de los años noventa del siglo pasado, ya deseaba un cambio, o al menos alternancia en los cargos públicos importantes de México. Fue así como el PRI comenzó a perder Gubernaturas, el gobierno del D. F. y finalmente la Presidencia de la República en el año 2000.
Y si bien la gestión del panista Vicente Fox no fue lo que muchos esperábamos, la verdad es que en 2006 el PRI volvió a lanzar a un no muy buen candidato y por eso, aunado al temor que tenía mucha gente de que ganara Andrés Manuel López Obrador, una apretada mayoría de los electores dio la victoria a Felipe Calderón Hinojosa.
Nuevamente se llegó a creer que era el fin del PRI. Y la realidad es que no ha ocurrido ese escenario.
Algo que sí hay que reconocer es que el PRI (obviamente) cuenta con los políticos más experimentados. Es el partido que más Gobernadores, Alcaldes, Diputados y Senadores ha tenido en la historia del país. Y eso mismo quizás fue el motivo por el que en los últimos años, el tricolor se haya sabido reconstruir y nuevamente ganar elecciones locales en la mayoría de Estados de México.
Desde luego, su gran prueba es el ganar nuevamente una elección federal y esa oportunidad se presentará el año entrante cuando se disputen los escaños de la Cámara de Diputados.
Por el momento, el PRI ha sabido mantener una postura conciliadora ante el enfrentamiento sin tregua que han sostenido PAN y PRD desde 2006. Y también por ello los electores han vuelto a confiar en los candidatos tricolores en la mayoría de los Estados. Esa es la ventaja comparativa del PRI al momento actual: La gente lo percibe como un partido con experiencia y buen manejo de la política profesional.
Claro, los negativos del Revolucionario Institucional siguen estando muy presentes, pues todavía un gran número de mexicanos lo sigue identificando como el partido corrupto por excelencia. Por otro lado, los votantes jóvenes no se identifican mucho con los valores que dice defender el PRI, aunque tampoco los rechazan (por desconocimiento). El PRI para muchos chamacos es simplemente un partido con el cual no se identifican (de acuerdo a muchas de nuestras encuestas y mediciones cualitativas que hemos hecho en el BEAP), ante la avalancha de nuevas opciones que se da en cada uno de los últimos procesos electorales.
Para el momento actual, el PRI ha crecido en simpatías electorales en todo el país, ante la caída estrepitosa del PRD y un poco ante la desilusión que ha generado el PAN. Aunque esto último no garantiza de ningún modo que la victoria electoral sea segura en próximos procesos.
Más bien, como es el mismo caso para los demás institutos políticos, el lanzamiento de buenos candidatos será el factor clave para que el PRI gane nuevamente elecciones federales. Por ejemplo, es evidente que si en el PRI lanzaran a alguien como Enrique Peña Nieto (Gobernador de Edomex.), habría muchas posibilidades de ganar la Presidencia en 2012 (y si los otros partidos lanzaran a malos candidatos, cosa muy probable).
Así pues, el PRI se encuentra hoy ante su crisis, en la que la ciudadanía no confía del todo en que sus nuevos cuadros y liderazgos ya son distintos, y la enorme oportunidad de convencer a los mexicanos que su replanteamiento es verdadero.
¿Usted que cree? ¿Resurge el PRI y recupera la mayoría legislativa federal primero y la Presidencia después? ¿O termina por extinguirse y solo ser un referente para elecciones locales? ¿El PRI sigue en crisis o está en pleno replanteamiento? ¿Cuál es la situación en Puebla?
Después el puentecito, les enseño lo que opinan los poblanos de cada uno de los partidos políticos, además de sus preferencias electorales al día de hoy. Digo, para completar el análisis con datos, como nos gusta.
Hasta el 6 de mayo.