Por Jesús Manuel Hernández
Los periodistas, los televidentes, vivieron en vivo, y a todo color, el reality show encabezado por el principal protagonista de “El Aprendiz” de la cadena NBC, pero ahora en el Despacho Oval de la Casa Blanca.
Un par de periodistas describieron a la BBC las escenas vividas, “Una escena así era impensable en la Casa Blanca”, dijeron.
Por supuesto el protocolo y la diplomacia estuvieron ausentes de la escena, más bien asomó el reclamo de Trump al presidente de Ucrania por no estar “agradecido” con Estados Unidos por el apoyo y a cambio pedía la negociación con Putin para terminar con la guerra.
Días antes de la entrevista, el Secretario de Estado, Marco Rubio fue entrevistado por Breitbart News, dejó en claro que “había llegado el momento de ir más allá de la guerra en aras de establecer una relación triangular entre Estados Unidos, Rusia y China”.
Es decir, el verdadero objetivo es volver a los tiempos de los grandes bloques de países que se dividieron el mundo después de la Segunda Guerra Mundial, un asunto que se antoja ajeno totalmente a los deseos de muchas naciones.
Quizá el mundo se acaba de dar cuenta de lo que verdaderamente significa el retorno de Trump en su versión 2.0, un hecho sin precedentes, que arrasa con todo lo previsible y amenaza toda la estabilidad social en el mundo libre y no libre.
Y entonces surge la duda. Si a Ucrania la tratan así en la Casa Blanca, cómo sería el encuentro con Claudia Sheinbaum. ¿Le reclamaría de la misma forma? ¿La exhibiría ante los periodistas y las cámaras de televisión en vivo?
Quizá por eso y otras cosas, sería el momento oportuno de generar entre los mexicanos un espíritu de solidaridad con la presidenta Claudia Sheinbaum en aras de enfrentar los siguientes cuatro años el riesgo, el peligro, de recibir patadas en las espinillas, golpes bajos, y por supuesto un tema que quizá no se ha calculado bien, el atentado a la dignidad de los mexicanos.
Las escenas en el Despacho Oval, también le recuerdan a los poblanos el estilo personal de Miguel Barbosa, cuando regañaba en público a sus funcionarios.
O por lo menos así me lo parece.