Por Jesús Manuel Hernández
Un famoso cómico del siglo pasado, considerado un genio del humor, fue Julius Henry Marx, popularmente conocido como Groucho Marx, quien junto con sus hermanos dejó una buena cantidad actuaciones.
Pero Groucho era principalmente escritor y poseedor de un humor negro, dirían algunos. Sus frases se han conservado como premisas para definir actividades coloquiales, como la política.
Pues bien Groucho Marx escribió: “La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”.
Quizá esta idea se pueda aplicar convenientemente al sistema político mexicano y la forma como los “políticos” pasan la vida sobreviviendo a la incapacidad de solucionar los problemas.
Los poblanos en concreto, lo hemos sufrido.
Recientemente un estudioso del tema puso de relieve el caso de los gobernadores poblanos desde Aarón Merino Fernández, hasta Miguel Barbosa, intentó poner de relieve los principales aciertos de sus gestiones y clasificarlos como “ejemplo” para los nuevos gobiernos.
El mejor calificado fue Manuel Bartlett a quien amigos y enemigos le reconocen su visión para colocar a Puebla en otra dimensión. Le siguió en comentarios positivos Aarón Merino Fernández, Alfredo Toxqui y de ahí para abajo aparecen los demás con mucha distancia.
El propósito de la investigación, no es divulgativa, solo orientativa y ayuda a alimentar un tema de conversación, o más bien dicho, especulación sobre cómo será la forma de gobierno de Alejandro Armenta Mier.
Muchos esperan que Armenta marque una pauta en su gestión como una nueva forma de hacer política y esto implica o envuelve también el papel de la sociedad y sus grupos de poder y por supuesto a los medios de comunicación.
Maquiavelo es uno de los escritores más citados cuando de política se habla. Y en estos tiempos de definiciones de gabinete formal y ampliado, quizá en el centro de las decisiones empiezan a darse opiniones que trascenderán los pronósticos.
Y es que hay quien ya se ve cercano a tal o cual dependencia y empieza a buscar cómo hacer negocio en las circunstancias que le favorezcan a su amigo, compadre o socio.
Al interior del grupo de Armenta, me dicen, hay mucho sigilo sobre nombramientos y filtraciones.
Aquí en este espacio se dijo hace semanas que al observar las fotos de los miembros de comisiones, se ve mucha gente, pero en la última fila apenas asoman la cabeza quienes verdaderamente están cercanos; sobre ese tema un allegado me dijo “no sólo están atrás, incluso muchos ni siquiera aparecen”.
Decía Maquiavelo: “Cuando vean al servidor pensar más en sus propios intereses que en los de ustedes, y que interiormente busca sus propios beneficios en todas las cosas, ese hombre nunca será un buen sirviente, ni jamás podrán confiar en él”. Un tema que se puede aplicar a muchos de quienes ya se sienten firmes para tal o cual posición.
Si Armenta siguiera el ejemplo de Claudia Sheinbaum podría adelantarse que el gabinete poblano estará integrado por expertos en su área, no protagónicos, y aparecerán muchas caras nuevas, nuevos apellidos, de personas que tendrán en su haber cumplir con un nuevo rol en beneficio de la sociedad y a fin de cuentas para poner orden en Puebla, y no es que haya desorden, pero sí orden en el cumplimiento de proyectos y programas con gran visión en aras de tener un gobierno sexenal, alejado de las venganzas, de la ira, del complot para destruir al otro.
El emperador Tiberio fue un personaje triste, el más triste de los emperadores romanos dicen las crónicas y gobernó mal, por su desempeño se acuñó una premisa para definir a un gobernante caracterizado por el odio, la fobia a sus gobernados, se le llama “Resentimiento tiberiano”. Y los poblanos incluyendo a Alejandro Armenta, lo hemos sufrido, luego entonces, se antoja que surjan nuevas formas de ejercer el gobierno, de comunicar, de hacer, de proponer y quizá de desenmascarar sin filias y sin fobias a los hipócritas.
O por lo menos, así me lo parece.