22-11-2024 03:03:47 AM

Apropiarse de Puebla

Por Valentín Varillas

Eso fue lo que intentó José Antonio Gali Fayad como alcalde electo y ya desde ese entonces, virtual precandidato a la gubernatura para la elección de dos años después.

Era el 5 de febrero de 2014 -faltaban pocos días para tomar posesión como edil de la capital- cuando, según el expediente 1454330 del Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, solicitó que se le otorgara a su personal el uso como marca del logo de la ciudad de Puebla, a efectos de utilizarlo para “publicidad, gestión de negocios comerciales; administración comercial y trabajos de oficina”.

Así como lo lee.

Las razones de llevar a cabo un exabrupto de semejante tamaño, tiene que ver sin duda con la visión patrimonialista de ejercer el poder que caracterizó al morenovallismo, pero también la obvia intención de generar un lucro en lo económico.

Después de 5 meses de litigio administrativo, el instituto le notificó oficialmente -el 15 de julio de ese mismo año- “el impedimento legal para el registro” solicitado.

La Ley federal de Derecho de Autor establece que no se pueden registrar “los signos que reproduzcan o imiten escudos, banderas o emblemas de cualquier país” ni “las denominaciones, siglas o símbolos de organizaciones reconocidas oficialmente”.

A pesar de que no cabe la menor duda de que este despropósito violaba el estado de derecho, se apostaba por los alcances de las magníficas relaciones que en ese momento tenía el gobernador Moreno Valle con el presidente Peña Nieto.

Rafael utilizaba las instancias federales para hacer y deshacer a placer.

Sobre todo, cuando había un interés político o económico de por medio.

O bien, cuando era urgente eliminar a un adversario, a través del uso faccioso de las instituciones en matera de procuración y administración de justicia.

Aquí, de plano, no pudieron.

No hubo forma.

Esta historia pareciera ser mutuamente excluyente a los principios de la llamada 4T.

Esos que el fin de semana, eufórico, el ex gobernador de Puebla dijo que defenderá con todo en apoyo a la candidatura de su hijo.

A pesar de que es evidente su absoluta falta de comunión e identificación con ellos.

Hay espejos en donde a Tony Jr. no le conviene reflejarse, si quiere aterrizar con el pie derecho en el surrealista y muy complicado círculo íntimo del oficialismo nacional.

Ahí está, precisamente, el primer gran reto a superar.

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