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Helen Thomas: el ocaso de una librepensadora

Con una muy larga trayectoria como reportera, Helen Thomas fue hasta hace un mes otro de los símbolos de la élite periodística estadounidense al cubrir de manera regular la codiciada fuente presidencial. Desde el mandato de John F. Kennedy en 1960 hasta el de Barack Obama en 2010, la llamada decana de los reporteros y corresponsales acreditados ante la Casa Blanca se sentaba en la primera fila -justo frente al pódium de prensa- siendo siempre la última en preguntar a los presidentes o voceros. Era ampliamente conocida porque siempre empezaba su participación diciendo: ?Gracias señor Presidente?.

Helen Thomas nació en agosto de 1920 en Winchester (Kentucky) en el seno de una familia cristiana de origen libanés. Creció en Detroit (Michigan) y estudió Periodismo en la Universidad de Wayne, donde se graduó en 1942.

Empezó su carrera en el periódico Washington Daily News como transcriptora de textos. En 1943 se incorporó a la agencia United Press International (UPI), donde elaboraba un servicio de radio sobre temas femeninos. Poco después, se integró como columnista para Hearst Corporation y en 1955 fue designada por UPI a las fuentes de justicia, salud y bienestar.

En noviembre de 1960, luego del triunfo electoral del Demócrata John F. Kennedy, comenzó a informar para la agencia sobre las actividades de los presidentes estadounidenses al integrarse al pool de prensa asignado a la Casa Blanca.

Cubrió esa fuente durante 50 años continuos, informando sobre las administraciones de Lyndon Johnson, Richard Nixon (2 periodos), Gerald Ford, James Carter, Ronald Reagan (2 periodos), George Bush padre, William Clinton (2 periodos), George Bush hijo (2 periodos) y Barack Obama. Durante muchos de esos años fungió como jefa del grupo de UPI en la Casa Blanca. Ello se convirtió en una auténtica institución, admirada por muchos y temida por otros, al ser una crítica aguda de la política exterior estadounidense hacia Medio Oriente y su parcialidad al gobierno israelí. Fue una integrante prominente de la White House Press Corps., se convirtió también en la primera mujer funcionaria del National Press Club, así como la primera mujer miembro y presidente de la White House Correspondents Association.

En 1975 fue la primera mujer miembro del Gridiron Club. Ha escrito durante su vida cuatro libros que constituyen verdaderos tratados de periodismo, sobre todo el último titulado Watchdogs of Democracy?: The Waning Washington Press Corps and How It Has Failed the Public.

No obstante, al igual que muchos otros personajes del periodismo y la política estadounidense que fueron referentes importantes durante el pasado siglo, su buena estrella y métodos de trabajo comenzaron a declinar cuando en el año 2000 renunció a la United Press International tras 57 años de servicio continuo al argumentar desacuerdos con la orientación ideológica de los nuevos propietarios.

En efecto, la compra de UPI por parte del corporativo News World Communications, una compañía multimedios cuyo principal periódico es The Washington Times, con periódicos y revistas en más de 20 países y en cuatro idiomas diferentes, generó un cambio tecnológico y editorial en las políticas de la agencia que Thomas consideró contrarias a sus convicciones. Ella perteneció a una generación de periodistas que buscaban eliminar las prácticas monopólicas y el control de la información por unas cuantas empresas, por lo que el hecho de producir en exclusiva para los medios del consorcio le pareció ?impropio e indebido?. Por tanto, continuó su labor como columnista de grupo Hearst Corporation, antiguo propietario de la agencia UPI.

Posteriormente, el 21 de marzo de 2006 sorprendió al Presidente George W. Bush y sus colegas con la siguiente aseveración: ?Me gustaría preguntarle a usted, señor Presidente, sobre su decisión de invadir Iraq, hecho que ha causado la muerte de miles de estadounidenses e iraquíes y profundas heridas en muchas personas para toda la vida. Cada una de las razones, al menos las conocidas públicamente, han resultado no ser ciertas. Por ello, mi pregunta es: ¿Por qué usted realmente deseaba ir a la guerra?. ¿Cuál fue su verdadera razón?. 

A partir de entonces y hasta el arribo del Presidente Barack Obama, la señora Thomas ?como todos la llamaban- fue relegada al fondo de la sala de prensa de la Casa Blanca y sus solicitudes de información sistemáticamente ignoradas. Ante ello, llegó a declarar a muchos de sus colegas más cercanos: ?Estoy cubriendo al peor Presidente en la historia de los Estados Unidos?. Pese a ello, el 19 de febrero de 2009, el día que Barack Obama participó en su primer encuentro con los reporteros y corresponsales acreditados, el mandatario instruyó a su equipo para que se sentara a Helen Thomas nuevamente frente al pódium y extendieran las consideraciones por su trayectoria. Al término, solicitó una fotografía con ella como un acto de reivindicación ante los colegas presentes y los medios de comunicación del país. Ello, sin embargo, no eliminó sus controversiales preguntas en las ruedas de prensa diarias ?sobre todo del portavoz presidencial. Robert Gibbs- del que se ganó una abierta enemistad. 

El 27 de mayo de 2010 sus convicciones políticas volvieron a manifestarse de manera pública, cuando ante una nueva ofensiva israelí a la franja de Gaza expresó en un video que los judíos: “Deberían irse cuanto antes de Palestina” y los invitó además a regresar a Alemania, Polonia y Ucrania. Ello fue cuestionado por el rabino David Nesenoff, poco después de que el Presidente Obama había asistido al acto conmemorativo de la resistencia judía.

La postura antisemita de la columnista fue rápidamente circulada en las redes sociales, provocando una reacción de rechazo de las élites estadounidenses fuertemente influidas por el enclave judío. Ese mismo día durante una rueda de prensa de Robert Gibbs, la periodista acusó al gobierno israelí de cometer “una masacre intencionada y un crimen internacional?. Si lo hubiese hecho cualquier otro país, dijo irónicamente, ?nos hubiésemos levantado en armas”.

Casi de manera inmediata, la Casa Blanca distribuyó un comunicado en el que calificó esas declaraciones como “ofensivas y reprobables“, lo que provocó  numerosas críticas de políticos y del propio cuerpo de corresponsales acreditados ante la fuente presidencial.

Por ello, la Asociación de Corresponsales de la Casa Blanca calificó los comentarios de Thomas como “indefendibles“. Muchos en nuestra profesión que hemos conocido a Helen durante años, expresó la junta directiva, ?nos hemos entristecido por sus comentarios, especialmente desafortunados a la luz de su papel como pionera en la cobertura de la Casa Blanca“.

Ellos tenían previsto celebrar una reunión extraordinaria para decidir si retiraban a Thomas del asiento de honor con su nombre en la primera fila de la sala de prensa de la Casa Blanca, por lo que  en su página de Internet emitió una aclaración donde lamentó “profundamente los comentarios [que hice] sobre los israelíes y los palestinos. Ese comentario no refleja mi creencia de corazón de que la paz llegue a Oriente Medio, sólo cuando todas las partes reconozcan la necesidad del respeto mutuo y tolerancia. Ojalá ese día llegue pronto“.

Sin embargo, ante los reclamos del ex vocero de la Casa Blanca durante la administración Bush, Ari Fleischer, el ambiente se polarizó al poner a la veterana columnista como el centro de las mayores críticas. Él menciono: ?Ella debe perder su trabajo vitalicio. Como judío y conocedor de su trabajo, creo que es espantoso porque aboga por la depuración religiosa pro musulmana. Si un periodista o columnista dijera lo mismo sobre los negros o hispanos, seguro que ya habrían perdido sus empleos?. Como hija de inmigrantes libaneses, Thomas nunca escondió su simpatía por los árabes y los palestinos en sus preguntas de las sesiones informativas en la Casa Blanca, hecho que le valió la lejanía de muchos congresistas, periodistas y miembros del staff presidencial.

En ese contexto, un comunicado  del grupo Hearst Corporation en el que Thomas actuaba como columnista señaló que ella abandonaría su trabajo a los 89 años por haber presentado su solicitud de jubilación. La noticia fue un verdadero escándalo en los círculos de Washington, luego de salir a la prensa el 7 de junio de 2010.

El liberal gobierno de Obama resultó más sensible a la crítica que muchos de sus conservadores antecesores. Por ello, contribuyó sin realmente proponérselo al fin de una leyenda que se negó a evolucionar y no supo adaptarse a los nuevos momentos de la política y la comunicación estadounidense.

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