Por Valentín Varillas
El titular de la SEP, ya se la creyó.
Nada más fue mencionado como uno de los probables candidatos del grupo del gobernador Barbosa a la gubernatura de Puebla y Melitón Morales ya se siente con el derecho de utilizar a la dependencia a su cargo para sumar a su proyecto político personal.
Ejemplos sobran.
El más reciente, una serie de eventos llevados a cabo en la última semana de agosto, en donde el secretario entregó material para la dignificación de espacios educativos en los municipios de Tehuacán, San Andrés Cholula, Tepeaca, Zacatlán, Ajalpan y otros más.
Pintura, cemento, piso nuevo, accesorios para baños y demás.
A ver, no me malentienda.
Bienvenidos todos, absolutamente todos los programas para que los alumnos poblanos puedan recibir educación en las mejores instalaciones posibles.
Sin embargo, Melitón violó una serie de protocolos básicos que norman este tipo de eventos, para personalizarlos y llevarse los reflectores, además de todo el crédito.
De entrada, en Casa Aguayo no tenían conocimiento de que estas entregas se iban a llevar a cabo, a pesar de que el tema educativo fue calificado por el propio gobernador Barbosa -desde el principio de su administración- como una de sus más grandes prioridades de su administración.
El secretario, por un tema básico de respeto a las jerarquías y de cortesía política, tenía que haber tocado base.
Pero además, ante la importancia del evento, el propio Miguel Barbosa tendría que haber encabezado personalmente estos eventos, que se realizan con dinero público y en donde se generan estos apoyos a base de materiales que igualmente son comprados con recursos del erario estatal.
Por si fuera poco, en los discursos de Melitón, prácticamente no existe una sola mención importante, de peso, para el jefe del ejecutivo estatal, lo que en los hechos es una muestra muy clara de que se llevaron a cabo para el lucimiento personal de quien ya se siente candidato.
Todo mal, muy mal.
Cuando el gobernador Barbosa abrió la baraja del proceso de sucesión rumbo al 2024, invitó a quien se sintiera con los tamaños para competir por la candidatura de Morena a hacer pública sus aspiraciones.
Pero fue enfático en recalcar, una y otra vez, que no se iba a tolerar que se utilizaran los cargos públicos de quienes levantaran la mano para obtener una ventaja con respecto a los demás aspirantes.
Ya vimos que el titular de la SEP, a pesar de la claridad y contundencia de la advertencia, de plano no pudo o no quiso entenderla.
Y no es la primera vez.
Melitón empezó a promoverse, por la libre también, en varias zonas al interior del estado a través de la intermediación de Eric Cotoñeto Carmona, algo que no gustó para nada en la oficina principal de Casa Aguayo.
Le mandaron el mensaje con la fuerza y contundencia que la gravedad del caso ameritaba.
Era la primera llamada.
No habría segunda.
A pesar de esto, Melitón sigue actuando como si se mandara solo.
Como si su cargo público no tuviera limitantes en función de su actuar y desempeño.
Ni hablar.
Ahora seguramente tendrá que asimilarlo por las malas y ya de paso, le quedará más que claro que también de dolor se canta.
