24-11-2024 02:42:27 AM

Nacionalismo recargado

Por Valentín Varillas

 

Ya lo adelantó el presidente: su discurso del próximo 15 de septiembre, seguramente ante un Zócalo abarrotado, estará no sólo cargado de fuertes dosis de nacionalismo, sino de un abierto sentido anti-yankee.

Y el que avisa, dicen los que saben, no traiciona.

La columna vertebral de la verborrea oficial será la falsa intención de proteger la industria estratégica nacional de las perversas amenazas externas.

Ese sector energético que es nuestro, muy nuestro, pero que lleva décadas en quiebra financiera.

El gran tirano lo personalizan hoy aquellas empresas gringas o canadienses de capital privado, que de acuerdo a lo firmado por el propio gobierno de la 4T en los términos del nuevo Tratado de Libre Comercio de América del Norte, tienen todo el derecho legal de competir en el mercado energético en un contexto de piso parejo.

A pesar de esto, en los hechos, los empresarios extranjeros con intereses e inversiones en el país, son una auténtica joya para nutrir el victimismo, el chovinismo y la diatriba oficial de la defensa de lo que “es nuestro” y no los quieren quitar a la mala.

No les importa que el tratado de marras esté perfectamente legalizado, protocolizado y protegido por una legislación internacional que protege la globalización económica.

Precisamente eso del “libre comercio”. 

En su maniquea óptica, estos tiranos que simplemente exigen que se cumpla lo establecido en el acuerdo ponen en riesgo nuestra soberanía.

Hay mercado de sobra para aplaudir lo que gritará el jefe del ejecutivo federal en el balcón principal de Palacio Nacional.

En cada mañanera ha ido preparando el terreno para llegar en el mejor momento a la apoteosis que tendrá como marco la ceremonia con motivo del Grito de Independencia.

Y se llevará el aplauso masivo, la lisonja de sus paleros y la defensa férrea, sin el menor argumento de peso, de sus miles de fanáticos con presencia en las redes.

El análisis al botepronto generaría algunos cuestionamientos básicos.

Si no estaban de acuerdo con lo ahí establecido ¿para qué firmaron el tratado?

¿Siquiera lo leyeron?

Y de ser así: ¿entendieron realmente a lo que se estaba comprometiendo del gobierno mexicano?

Pero me parece que para encontrar la verdadera razón de todo este drama, hay que hurgar en lo político.

México firmó este acuerdo comercial pensando en la coexistencia con Donald Trump.

Le apostaron todo a su reelección.

Y nunca hubo Plan B.

La llegada de Biden ha significado una permanente tirantez en la relación bilateral.

Existen intereses enormes, de tipo social y económico que mantienen todavía la liga, aunque nuestra gobierno siga tirando de ella.

¿Puede cambiar algo con el discurso del 15?

Habrá que esperar los tonos y las formas, pero es un volado muy riesgoso.

Los norteamericanos le tienen una fobia ancestral a aquellos dirigentes que han utilizado la plaza pública para ir en contra de sus intereses.

El volcar a las mayorías en su contra, afectando su imagen en un país con el que comparten 3 mil Km de frontera, en donde se mueven miles de millones de dólares en operaciones comerciales, que tiene cerca de 13 millones de personas ganándose la vida en su territorio y lo más grave: que sus servicios de inteligencia cuentan con información de sobra que relaciona a personajes importantes de la vida pública nacional y a sus respectivos círculos más cercanos con la operación de las más importantes organizaciones criminales del país.

Seguramente, considerando al estadista que hoy nos gobierna y el altísimo nivel de sus principales colaboradores, las consecuencias de poner en riesgo todo lo anterior  están siendo valoradas a profundidad y sujetas al más riguroso análisis, en la conformación del ya tan esperado discurso del día de la independencia.

 

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